Mi venganza contra el amor

Resaca emocional

 

 

Al verlo en medio de la lluvia, con sus cabellos pegados a la cara y esa expresión triste en su rostro, no pude evitar querer correr a sus brazos, el me hacia sentir ese tipo de cosas, me hacia olvidarme de todo, querer arriesgarme, escapar con él, movía cada fibra de mi cuerpo, deseaba con una gran desesperación sus labios, se muy bien que tengo un compromiso con Carter, le debo mi vida por haber arriesgado la suya para protegerme, pero cuando vi a Hans en el balcón…mi corazón lo reconoció como su dueño, siento el impulso de ir a buscarlo, de explicarle todo de manera detallada y juntos encontrar la manera de vivir nuestro amor.

—¿Qué me esta pasando? Llevo todas estas noches pensando en Hans, ideando mil maneras de encontrarme con él, me siento desesperada y moralmente culpable, aun que mi matrimonio con Carter es solo por contrato, me siento mal de anhelar a otro hombre, se muy bien que prometimos no involucrarnos con otras personas…pero el amor de mi vida es su hermano…no puedo evitar sentirme atraída a él, por más que lo intento no puedo obligarme a olvidarlo…

Alice daba vueltas en su habitación, tenía a rabito en sus brazos, era a quien le contaba todas sus penas.

—Ay rabito, si tu supieras lo que siento por ese hombre, creo que al final, solo me había tratado de convencer que no era buena para él, pero si a Hans la edad no le importó ¿por qué a mí sí? Lo deseo tanto que siento que me vuelvo loca…

Se que esto es contradictorio a mis acciones, la cobardía, el miedo y mi deseo de querer proteger a Hans me llevan hacer y decir cosas que realmente no quiero, ojala me hubiese quedado con el en Madrid, ojala yo le hubiera dicho que si y haber impedido su desastroso matrimonio, no me imagino cuanto debe de estar sufriendo por estar con una mujer a la que no ama, Hans tiene un corazón noble y bueno, más que acceder a un chantaje…sé que decidió casarse por la salud de su madre, a ese grado la ama a pesar de sus errores, aquella noche me dijo que no había consumado su matrimonio, que no había tocado  Aurora, quisiera decirle que yo he hecho lo mismo, que después de él, no ha habido otro hombre en mi vida y nunca lo habrá.

—Tengo que decirle lo que siento…debe existir alguna manera en la que podamos estar juntos…tiene que haber una.

No era que estaba pensando de manera irracional, conocía bien nuestra situación, pero nuestro amor era más fuerte, no importa que tan malo se vea nuestro panorama, si hablamos de lo que pasó, seguro que encontraremos una solución para nuestros problemas.

Alice no quería perder a Hans, había pasado varios días convenciéndose de que lo suyo era un amor imposible, su cerebro le recordaba que tenía un compromiso con Carter que aun que no estaban casados de manera convencional, si había firmado un contrato donde se comprometía a ayudarlo a convertirse en su esposa por lo menos un año, ya habían pasado seis meses y si ayudaba a Carter ha averiguar si el sospechoso del asesinato de Luisa se encontraba entre sus familiares o no y solo entonces podría intentar estar con Hans…si es que él aun tenía planes con ella después de lo ocurrido en la tormenta.

Lo que no contaba era con la maldad que se genera en un corazón lleno de celos, Aurora no estaba dispuesta a dejar ir a su esposo para que corriera a los brazos de Alice, la detestaba completamente, no había manera de que pudiera sacársela de la cabeza y estaba dispuesta hacer cualquier cosa para que Hans permaneciera a su lado.

Aquella noche, Hans se encontraba perdidamente ebrio, pero aun así no se dejaba seducir por Aurora que cada que tenía oportunidad trataba de tentarlo.

(Cosas que pasaron la noche de la tormenta)

—Deja que yo te cure esas heridas, úsame para olvidarte de ella…yo jamás voy a abandonarte.

—Quítate de encima, ya te dije que entre nosotros no habrá nada. —exclamó Hans mareado.

—No voy a permitir que esa mujer te quite de mi lado, no importa que tenga que hacer, tu serás mi esposo hasta que la muerte nos separe. —manifestó Aurora decidida.

Su obsesión por Hans había cruzado los limites de la decencia y la honestidad, más que amarlo estaba encaprichada con poseerlo, aferrada a mantenerlo a su lado a como fuera lugar.

Así que una vez que él se quedó profundamente dormido ella aprovecho para desnudarse y quedarse recostada a su lado, había intentado acostarse con él, pero lo único que logro hacer fue desnudarlo ya que Hans literalmente estaba noqueado por el alcohol, a la mañana siguiente, Hans despertó con un fuerte dolor de cabeza y una resaca terrible, cuando se dio cuenta de que estaba desnudo se infartó y rápidamente se puso de píe buscando su ropa.

—¿Por qué demonios estoy desnudo? Que no sea lo que imagino por favor… —exclamó apurado.

En ese momento estaba saliendo Aurora del baño, completamente desnuda, se había pellizcado el cuello y varias partes del cuerpo para simular unos moretones y así justificar su inventada noche de pasión con su esposo.

La cara de Hans al verla fue de impresión total se puso pálido y no podía decir palabra.

—No sabes lo feliz que estoy de poder haber pasado nuestra primera noche juntos, sabía que detrás de esa seriedad absoluta se encontraba un excelente amante, lo hicimos tantas veces que no recuerdo en que momento nos quedamos dormidos, eres increíble, ojalá lo repitamos de nuevo.

—¿Qué?

—¿No lo recuerdas? Debe ser por que estabas muy ebrio, pero me hiciste el amor anoche, fue demasiado romántico, te agradezco haberme tratado con tanta dulzura, aunque me da vergüenza recordar todo lo que hicimos. —le dijo Aurora fingiendo vergüenza.

—¡Estas mintiendo! ¡Jamás me acostaría contigo! Yo no te deseo… —manifestó Hans lleno de confusión.

—¿Cómo puedes decir algo así? ¿no estas viendo que despertamos desnudos y juntos? Además, mira estos moretones, me los hiciste con la boca, no estoy mintiendo.




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