Mi venganza contra el amor

En mis manos 2

 

Solo aquellos que hemos convivido con monstruos y emos visto sus colmillos y recibido sus mordidas entendemos el miedo y el terror que nos da cuando volvemos a ver a nuestros agresores, mi cuerpo esta temblando, me siento aterrada, jamás imagine que el hombre al que un día le jure amor para toda la vida y con el que dormía plácidamente me causaría tanto daño, nunca me cruzó por la cabeza que terminaríamos así, cuanta tristeza…cuanta decepción, imaginar que pase tantos años al lado de esta vestía me eriza la piel, es una pesadilla.

Alice llevaba puesto un vestido negro y unos tacones elegantes, parecía que iba a un funeral, pero para ella si tenía ese significado aquel encuentro, sería la ultima vez que los vería, la ultima vez que podría decirles cuanto los despreciaba, después de eso podría terminar con ese asunto y cerrar la página para continuar con su vida.

Carter se percató de lo asustada que estaba Alice y le extendió la mano.

—Estoy aquí, no te dejare sola, respira profundo y ármate de valor, que al entrar te vean como lo que eres, una mujer inquebrantable he indestructible, hazles ver que no pudieron vencerte.

Alice asintió con la cabeza y respiró profundo, habían llagado al lugar del encuentro, aquellos contenedores aislados del bullicio y la gente, el lugar perfecto para cometer un crimen o una venganza.

Thomas y Borg estaban maniatados, amordazados y con una venda en los ojos, estaban llenos de sangre, moretones, adoloridos por las palizas que los hombres de Carlo les habían propiciado, aquel lugar era húmedo, había ratas y estaba oscuro, una cálida y débil luz fue encendida en el momento en el que Alice y Carter entraron.

La impresión de Alice al verlos le encogió el corazón, estaban mal heridos y se veían muy indefensos, no pudo evitar sentir compasión por ellos, pero rápidamente su mente le recordó todo el dolor, todo el daño, cada herida, cada mentira, cada insulto y como deliberadamente intentaron quemarla viva.

Al verlos, los hombres de Carlo los recibieron señalándoles a sus presas.

—Veo que se divirtieron con ellos. —exclamó Carter con seriedad.

—¿Cree que nos pasamos de la raya? Jeje, lo siento no pudimos resistirnos, es muy divertido golpear a estas princesas. —dijo uno de los mafiosos sonriendo al recordar todas las vejaciones que les habían hecho.

—No, si les hubieran roto algunos huesos o arrancado los dedos habría estado bien. —manifestó Carter con frialdad.

Tenía algo que estremecía a cualquiera, era intimidante, frio y parecía que no tenía sentimientos, los hombres de Carlo le tenían respeto.

Thomas y Borg escuchaban atentos a la voz que estaba hablando, nunca antes la habían escuchado, comprendieron que debía ser el hombre que contrato a esos mafiosos para atraparlos, en pocas palabras se trataba de el nuevo esposo de Alice, Thomas sintió ansiedad de saber si Alice se encontraba ahí también.

—No creo que una dama tan fina deba presenciar algo tan brusco y poco agradable. —dijo Edoardo mirándola de pies a cabeza.

—Ella fue quien pidió todo esto. —exclamó Carter mirándolo como si fuese a matarlo con la mirada.

—Ah, de acuerdo.

—Adelante, son todos suyos, tenemos herramientas de tortura si quiere hacerles más daño, podemos hacerlo por usted si prefiere. —le dijo Francesco viendo su costoso vestido.

—No, ya decidí que haré con ellos. —dijo Alice con seriedad, comenzó a caminar y al primero al que se dirigió fue a Borg, sus tacones resonaban en el asfalto, se inclinó hacia él y le quitó la venda de los ojos y después le arrancó la cinta de la boca con fuerza haciéndolo gemir de dolor y después pasó a abofetearlo, lo hizo hasta que se cansó, lo miraba con tanto desprecio que por su mente llegó a pasar el pensamiento de matarlo.

Borg la miraba con rabia, escupió sangre a un lado de ella y susurro descaradamente.

—Ojalá te hubieses calcinado perra. —Borg la escupió y los ojos de Carter se abrieron indignados, enseguida uno de los hombres de Carlo llamado Lorenzo le dio una patada que lo tiró de lado.

—Veo que no estas arrepentido de lo que me hiciste basura…eres una escoria, un bastardo miserable que no merece vivir. —le dijo Alice llena de rencor.

—Siempre te he odiado…no sabes lo mucho que disfrutaba verte llorar, lo mucho que goce ser la otra, arruinar tu matrimonio, meterme con tu esposo y hacer que te dejara de querer, amé cada segundo en el que creías que estabas loca, ver como te marchitabas, como a pesar de ser perfecta eras tan poca cosa para él, cuando creímos que estabas muerta celebramos en la cama haciendo las cosas que rogabas que él te hiciera ti, jaja, maldita, tu venganza me ha costado caro ¡me arruinaste la vida! y aun así jamás podrás recuperar todo lo que perdiste, todo lo que yo te quité ¡Yo gané!

Las risas perversas y maliciosas de Borg retumbaron como martillos en la cabeza y el corazón de Alice, Carter ya no aguantaba más quería darle un tiro en la cabeza a ese desgraciado, pero antes de entrar a los contenedores, Alice le pidió que no interviniera, sin importar las atrocidades que dijeran, era su turno de afrontar las cosas, ella sería quien daría el último golpe.

—Cuanta lastima me das…todo ese odio que dices tenerme te llevó a destruir tu vida ¿no te das cuenta que en realidad gane yo?  Es verdad que me hicieron mucho daño, pero soy de titanio, no puedes doblarme, su dolor me hizo resiliente y ahora tengo esa nueva virtud, quisiste quemarme y aun que físicamente no lo hiciste…si volviste mi alma cenizas, pero igual que el fénix me levante de entre el polvo, de entre la tierra de tus planes perversos y ahora estoy aquí, con tu vida en mis manos, sería fácil matarte, no recibiría ningún castigo, nadie te lloraría, no me comería la culpa, pero tu y yo somos muy diferentes, yo soy mejor que tú, pasarás el resto de tus días sumergido en la desdicha, mientras yo te supero y sigo adelante tu vivirás recordándome, odiándome, siendo completamente infeliz, alejado de tus riquezas y haciendo trabajos forzados hasta que mueras, encerrado en cuatro paredes sin ver la luz del sol, sin volver a ver la libertad, eso mientras yo restauro mi felicidad y me levanto, por que Borg, el mal nunca gana. —Alice le dio una patada en sus partes nobles y Borg se revolcaba de dolor.




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