Mi venganza contra el amor

Casualidades peligrosas

Casualidades peligrosas

La noticia de que Borg estaba en la cárcel y que Thomas había muerto, le llegaron como pólvora a Jena, la cual había estado fuera de el país por unos meses debido a todo lo que había pasado, al enterarse de todo, tomó un vuelo a Nueva York y después de regresar a su casa, se fue a visitar a Carter a su mansión para darle las gracias por haber encerrado a ese psicópata, tenía ganas de hablar con Alice y que de su propia boca le contara como era que ahora estaba casada con el hermano de Hans, desde su partida al extranjero se enteraba de las cosas por medio de Aurora quien le pintaba a Alice como una cualquiera, una roba maridos inmoral que le estaba destruyendo la vida.

Jena la escuchaba y se sentía entre la espada y la pared, por que por un lado ella era su familia y Alice una mujer a la que le tenía mucho aprecio por todo lo que habían pasado, Jena trataba de persuadir a su prima aclarándole que todo había sido una mala jugada del destino, que Alice no la había traicionado apropósito y que debía soltar todo el resentimiento que le tenía, pero Aurora se aferraba a su propia verdad y se cerraba hablar más del asunto.

Jena no conocía físicamente a Carter, había oído hablar de él y de su mal carácter, sabía lo de la muerte de su prometida y de como las cosas habían estado un poco turbias, pero a pesar de la mala reputación que él tenía, ella quería darle las gracias por haber ayudado a que ese criminal estuviera tras las rejas, no solo había ayudado a Alice, si no que indirectamente también a Jena.

Así que se dirigió a su mansión y una vez que estuvo ahí Greta la recibió, Alice no se encontraba cerca, estaba en su habitación´, sobre pensando las cosas y esperando el momento oportuno para aclarar las cosas con Carter, así que se quedo profundamente dormida deseando que cuando despertara Carter estuviera más tranquilo, no se imaginaba todo lo que estaba por suceder.

—Buenas tardes señorita ¿Qué se le ofrece? —le preguntó Greta mirándola de pies a cabeza, Jena era una mujer elegante, distinguida y muy bella.

—Me gustaría hablar con el señor Carter, soy Jena, prima hermana de Aurora, no nos conocemos así que dudo que si le dice quien lo busca quiera recibirme, pero si me permite entrar yo puedo presentarme sola con él.

Jena dijo esto porque tenía miedo de que no pasara de la puerta.

Greta la examinó una vez más y vio el parecido que tenía con la señora Aurora y asintió dudosa con la cabeza.

—Adelante, pase, el señor se encuentra en su oficina atendiendo unos asuntos, le avisare que esta aquí.

—No se preocupe, yo esperare el tiempo que sea necesario, el señor Carter me ha ayudado mucho sin saberlo, no lo apresure, si puede servirme un poco de té se lo agradecería.

—¡Ay! Claro que sí, que descortés soy, enseguida se lo traeré. —dijo Greta buscando a Amelia, pero no la encontró por ningún lado, Jena uso esto de distracción para poder subir las escaleras y buscar a Carter por su cuenta.

—Se que esto es muy atrevido de mi parte, pero no me iré de aquí sin hablar contigo, no importa que tan ogro seas, eres mi salvador y debo estrechar tu mano. —Jena recorrió los pasillos y como era de esperar dio rápidamente con la oficina de Carter, si era un hombre tan trabajador como su padre, seguro que su oficina estaría cerca de la biblioteca y así era, dio en el blanco.

Amelia ya le había dado de beber a Carter el vino mesclado con el afrodisiaco que le había vendido aquella curandera, lo había vertido todo en esa botella de vino, comenzó a ver que Carter se abanicaba la cara y se sacudía la camisa, sentía mucho calor y se aflojó un poco la corbata.

Amelia sonrió satisfecha, solo esperaba el momento oportuno en el que esa droga hiciera más efecto., lo que haría en pocos minutos sería provocarle una excitación extrema, agitación y calor, todo le daría vueltas y sería igual que estar en un sueño, no sabría distinguir entre la realidad y la mentira.

Justo cuando estaba por servirle otra copa, Jena llamó a la puerta, haciendo que su corazón brincara del susto.

—Maldición…¿Quién demonios es? —se dijo ella misma en su mente.

—¿Qué haces ahí parada? Abre la puerta. —le ordenó Carter acalorado.

—Eh…si señor. —Amelia abrió y se sorprendió de ver a esta mujer tan elegante.

—¿Quién es? ¿Por qué no dejas que entre? —la cuestionó Carter poniéndose de píe asomándose para ver si se trataba de Alice, pero se sorprendió al ver a una hermosa mujer parada en la puerta.

—¿Quién es usted? ¿puedo Ayudarla en algo? —le preguntó confundió, enseguida llego Greta casi corriendo.

—Discúlpeme señor, la señorita me pidió hablar con usted, pero…

—Lo siento, es mi culpa, yo busque su oficina por mi cuenta, soy Jena, la prima de Aurora, me gustaría hablar con usted en privado si es posible.

Amelia, Greta y Jena estaban atentas a su respuesta y Carter asintió con la cabeza invitándola a pasar.

—Déjenos solos. —les ordenó dejando a Amelia sin palabras, estaba emberrinchada en llevarse el vino de ahí.

—No te lleves el vino, voy a ofrecerle una copa a la señorita.

—Pero…

—Haz lo que te dice, no seas testaruda niña, vámonos de aquí. —Greta la jaló del brazo y la saco de ahí, mientras se llenaba de rabia al ver que sus planes estaban arruinados por esa extraña.

—¿Por qué te comportas de esa manera? ¿Que no vez que puedes perder tu trabajo por esas actitudes tontas? —Greta la iba regañando en todo el camino, mientras que Amelia la hizo a un lado y se fue por su cuenta.

Mientras tanto, Carter invitó a Jena a tomar asiento.

—¿Quieres una copa de vino? —le preguntó Carter con educación.

—Lamento haber sido tan atrevida, pero tenía miedo de que no me recibieras, tenía que darte las gracias por salvar mi vida.

—¿Salvar tu vida? —preguntó confundido.




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