Mi venganza contra el amor

Trampa de pasión.

 

El calor en la habitación era sofocante, era una necesidad desprenderse de sus ropas asfixiantes, Carter y Jena estaban frente afrente, tanto que podían sentir la respiración del otro cosquillear en sus labios, ninguno de los dos podía explicarse semejantes sensaciones, era lujuria, deseo, anhelo…ambos se preguntaban si todo se trataba de un sueño y si era así…¿Por qué no dejarse llevar? Ambos necesitaban descargar sus deseos frustrados, los dos tenían ganas de sentirse amados, entre tanto pensar y cuestionarse sin recibir una respuesta, Carter y Jena se besaron apasionadamente, sus lenguas se enredaban como serpientes apareándose con fiereza, el vapor que sus cuerpos desprendía podía empañar el vidrio a su alrededor, la situación se había salido de control desde que Jena entró por la puerta.

Poco a poco Carter fue subiendo las manos a sus caderas levantando su vestido, quitándole la ropa interior que impedía su entrada aquel mundo desconocido, un mundo afrodisiaco que lo invitaba a quedarse varado en sus playas, húmedas y fértiles deseosas de recibir a su visitante o a su residente eterno.

Jena estaba indefensa, dispuesta a que aquel hombre hiciera con ella lo que quisiera, ella le desabrocho la corbata a Carter y le abrió la camisa rompiendo sus botones, aflojo su cinturón y desabrocho su pantalón con la urgencia que el ambiente ameritaba.

Ya estaban adentrados en el acto del placer mutuo, él estaba dentro de ella, meciéndola con rudeza, como si estuviera cabalgando a un poni, los ruidos de su travesura traspasaban la puerta y Amelia se asomó por el orificio de la puerta y se percató de la escena, estaban tan pegados que parecían caballos en celo, Jena estaba contra el escritorio recibiendo las envestidas de Carter quien le agarraba las manos para un mejor agarre.

Amelia se llenó de colera y planeo hacer algo al respecto para que pudieran terminar de una buena vez con esta fiesta placentera y tuvo la idea de ir a la habitación de Alice para advertirle de lo que estaba pasando.

Y así lo hizo, se dirigió a toda prisa a su alcoba, pro al ver que Alice no le abría la puerta por que estaba dormida, entró sin reparos y la despertó con la urgencia que la desesperaba.

Carter y Jena ya tenían tres horas repitiendo sus actos una y otra vez sin descanso, estaban empapados en sudor.

—¡Señora despierte! ¡póngase de píe! —la agitó Amelia sacudiéndola con fuerza.

—¿Qué pasa? ¿Por qué entras a mi habitación tan alarmada? —le preguntó Alice asustada al verla tan frenética.

—Es el señor Carter, está haciendo cosas indebidas a sus espaldas.

—¿Que?

Alice estaba confundida con lo que Amelia le estaba diciendo, empezó a molestarse cuando la comenzó a jalar del brazo para que se levantara de la cama.

—¡Amelia! Me lastimas, ¿qué te pasa?

—Tiene que venir conmigo, tiene que verlo con sus propios ojos.

Alice no pudo evitar que Amelia la jaloneara y la llevaba casi a rastras hacia la oficina y a unos cuantos pasos, el corazón de Alice se encogió cuando escuchó los gemidos que resonaban en la oficina, eran tan intensos que parecían sacados de una película para adultos.

Alice trago saliva y al instante Amelia le abrió la puerta y entro con ella, los ojos de ella se abrieron de golpe, ante la escena de Carter y Jena haciendo el amor.

—Carter…Jena… —Alice no sabía para donde voltear, Carter la miró y se quedó pasmado, entonces Amelia tomo el agua que había en el florero que Alice le había regalado con las flores que recolecto del bosque y les aventó el agua en la acara a ambos, despertándolos de su lujuria incontrolable.

Tanto Carter como Jena estaban muy avergonzados de lo que había pasado, creían que se trataba de un sueño, jamás se imaginaron todo lo que habían hecho, Carter miro a Alice quien tenía una expresión poco grata, se veía decepcionada y vio como se salía de la oficina antes de que pudiera decirle una palabra.

—No puede ser…¿Qué demonios hice?  —Carter estaba muy confundido y después de mirar a Jena y pedirle perdón se fue tras Alice mientras se abrochaba los pantalones.

—Lo lamento, no se que paso…—Jena se puso su ropa interior y se sentía fatal por lo que estaba pasando, después vio la botella de vino que aun tenía un poco y se dio cuenta que eso era lo que los había puesto en esa situación.

—¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué tanto alboroto? —preguntó Greta al ver como Carter salía tras Alice.

—Hicimos algo horrible…por favor revisen el vino, esta contaminado, debe ser alguna droga…—Dijo Jena poniéndose de pie y acomodándose el cabello, Greta se asustó al escuchar eso y rápidamente agarro el vino y se lo llevó, dejando a Amelia muy asustada.

—No puede ser…¿Qué voy hacer si se enteran de que yo puse la droga en el vino? Tengo que hacerme la tonta y así nadie sospechara de mí. —se dijo Amelia en sus adentros mientras Jena pasaba por su lado, muy apenada, no sabía ni dónde meter la cabeza.

—Esto no puede estar pasando ¿con que cara me dirigiré a Alice ahora? —Jena se puso sus tacones y se fue de la mansión tapándose el rostro para que nadie la viera pues la servidumbre la miraba como si de una ladrona se tratara.

—¿Qué fue todo eso? ¿Jena estaba aquí? ¿por qué estaban haciendo el amor? Creí que nuestro acuerdo era exclusivo…¿o solo aplica para mí? ¿por qué me siento defraudada? —Alice no quería pisar la mansión ni encontrase con Carter, estaba muy enojada con él, se sentía traicionada, mientras ella se sentía fatal por lo que pasó, él se estaba divirtiendo con Jena en su oficina.

—Mentiroso, al final te ganó el deseo, yo me he contenido por ti, respetando nuestro acuerdo y así me pagas…

Mientras Alice se alejaba. Carter corría tras de ella.

—¡Espera Alice! —gritó Carter agitado.

Alice escuchó su voz y se estremeció y lo ignoró y se puso a correr para perderlo.




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