Mi venganza contra el amor

Trampas de Venganza

Trampas de venganza

Era mi culpa por pensar que Carter era perfecto, era mi culpa por haberlo puesto en un pedestal, podría parecer ilógico mi sentir, pero teníamos un acuerdo…supongo que ahora entiendo como se sintió cuando rompí su confianza por contarle a Hans sobre nuestro contrato, el hecho de pensar que ya no puedes confiar en la persona en la que te refugiabas es doloroso, viéndolo bien…esto era algo que tenía que ocurrir tarde o temprano.

Los hombres tienen necesidades más fuertes respecto a satisfacer sus deseos, sus cuerpos les exigen ser satisfechos y sabía que en algún momento se metería con alguna mujer, pues al final del día, no somos una pareja de verdad, no somos marido y mujer, de hecho, muy dentro de mis inseguridades esperaba que me botara en un par de meses o que me insinuara que quería algo más que solo compañía, pero me parecía tan intachable que ciegamente acepté su contrato de exclusividad.

Verlo encima de Jena me dolió…me llenó de miedo pensar que, si Carter siendo un hombre recto y de carácter firme no pudo resistir a la tentación, tal vez Hans en algún momento se sienta tan lleno de deseo que termine cediendo a las insinuaciones de una mujer tan bella como Aurora.

Que miserable me siento al tener esos malos pensamientos, si tan solo tuviera un lugar a donde ir me saldría corriendo para no tener que lidiar con todo esto y al mismo tiempo no puedo dejar de pensar si habrá pasado algo extraordinario que justificara la inocencia de mi falso esposo, quisiera que existiera esa pequeña posibilidad…

Alice se encontraba en su lugar seguro, aquel bosque que le daba tanta paz y la dejaba pensar de manera coherente, al cruzar el bosque se encontraba Hans, añoraba correr a sus brazos y sentirse segura con él.

—Si tan solo pudiera buscarte libremente y que tu amor calamara todas mis inseguridades, seguro que me sentiría menos ansiosa…

Por otro lado, Aurora se encontraba planeando su jugada, ya había intentado todo tipo de artimañas para ganarse el amor de Hans, pero nada funcionaba, después de escuchar la platica que su esposo y Alice habían tenido se llenó de rabia y estaba dispuesta a jugar con la ultima carta que le quedaba, aquel comodín que le aseguraría su victoria y podría por fin amarrar a Hans a su vida para siempre.

Hans estaba decidido a pedirle a Aurora el divorcio y terminar su relación de manera civilizada, apelaba a su amor propio y a su madurez como mujer para que pudiera darle su libertad y ambos pudieran ser realmente felices, así que la había citado en su oficina para poder discutir de él tema.

Aurora ya presentía sus intenciones, pero estaba preparada para cambiar el juego.

—¿Querías hablar conmigo? —le preguntó Aurora con tranquilidad.

—Si, toma asiento. —le dijo Hans extendiéndole su mano para que se sentara y la miro fijamente y añadió. —he estado pensando mucho sobre nuestra relación y no es una sorpresa de que nunca hemos estado bien con este matrimonio.

—Yo también quería hablar contigo de algo muy importante. —le dijo Aurora con una sonrisa sínica.

—Déjame terminar, lo nuestro no esta funcionando, lo mejor es que continuemos con nuestra vida de manera separada.

—¿Qué estas diciendo? ¿Cómo puedes decir algo así cuando nuca te has esforzado por nuestro matrimonio? ¡si lo nuestro no va para ningún lado es por tu culpa! —le dijo Aurora furiosa.

—Yo no te amo, no quiero compartir mi vida contigo, soy miserable a tu lado y tú lo eres también, mi error fue haber aceptado este matrimonio y te pido perdón por eso, no debí casarme contigo sin amor, tu mereces ser feliz con alguien que si te amé.

—¡Yo te amo a ti carajo! ¡no quiero ser feliz con nadie más!

—¡Entiende que yo no siento lo mismo por ti! Yo estoy enamorado de alguien más y buscaré la manera de ser feliz con ella. —le dijo Hans con desesperación.

—¡Con que eso era! ¡quieres divorciarte de mi para correr a las faldas de esa mujerzuela! —exclamó Alice llena de colera, estaba tan roja que las venas de su cien resaltaban.

—¡No te atrevas a faltarle al respeto! No te lo voy a permitir. —le dijo Hans poniéndose de píe.

—¡Es una cualquiera! Esta casada con tu hermano y antes estuvo casada con otro hombre ¿y ahora quiere a mi esposo para seguir con su lujuria? 1no lo voy a permitir jamás…—manifestó apretando los dientes con rabia.

—No te lo pienso repetir otra vez Aurora, no le faltes el respeto a Alice. —exclamó Hans molesto.

—Nunca te voy a dar el divorcio…no te vas a deshacer de mí tan fácil.

—No tengo por que pedirte permiso, solo te aviso que mis abogados ya están enterados de mi decisión y pronto te llegaran los papeles de divorcio, te aseguro que ni siquiera será necesaria tu firma. —le dijo Hans mirándola desafiante.

—Por lo que veo, serias capaz de deshacerte de mí como si no valiera nada ¿pero serías capaz de deshacerte del hijo que estoy esperando?

—¿De que estas hablando? Deja de decir tonterías. —Hans frunció el ceño asegurando que estaba más loca de lo que creía.

—Tengo tres meses de embarazo Hans…desde aquella noche que hicimos el amor quede embarazada de ti. —le dijo Aurora con una sonrisa victoriosa.

Hans se quedó sin palabras, estaba seguro de que estaba mintiendo, pero ella parecía tan segura de lo que decía que lo preocupaba.

—Ya deja de mentir, jamás estuve contigo, ya te dije que nunca me atrevería a tocarte, no importa que tan excitado este…tu serias mi última opción….

—¿Y como explicas el hecho de que los dos estábamos desnudos y en la misma cama? ¿Cómo explicas los moretones que me dejaste en todo el cuerpo? ¿eres tan poco hombre que no piensas hacerte responsable de tus actos? ¡esa noche estuvimos juntos! ¡y ahora cargo con el fruto de mi amor por ti!

—Estás loca, ni siquiera tienes el vientre abultado, te vez igual que siempre, ya deja de mentir…




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