Mi venganza contra el amor

Una furia aterradora

 

Carter era un hombre imponente, misterioso y tenía un aura tenebrosa, cuando se molestaba, las personas evitaban mirarlo a los ojos debido al miedo que les causaba, la primera vez que lo vieron volverse loco de rabia, dolor he indignación fue cuando asesinaron a Luisa, la gente no sabía si Carter era un hombre o un demonio, pues su expresión intimidaba tanto que hacía estremecer a cualquiera.

La servidumbre llegó a pensar que Carter había perdido la cabeza y no solo el corazón, siempre callado, de mal genio, pensativo y mal humorado, hasta que llegó Alice y le devolvió un poco la alegría, aquella desconocida le brindaba un poco de calma a su corazón lleno de tempestad.

Pero alguien de ellos había arruinado lo poco que tenía, la paz que tan desesperadamente necesitaba, uno de sus trabajadores le había robado la tranquilidad y la armonía y no se quedaría sin su castigo.  

Era como una bestia hambrienta de justicia, su sed de venganza sobrepasaba la nobleza que pudiera tener su corazón, él era como un león africano siendo perturbado por un mono travieso que basado en su poca inteligencia y su mucho atrevimiento terminaba devorado y asesinado por meterse con un gran depredador.

—Alguien de ustedes colocó droga en el vino que ordene que me subieran a mi oficina, el mismo vino que me hizo perder la razón y me hizo hacer algo vergonzoso, les voy a dar la oportunidad de que el o los culpables se delaten, es mejor que sea por las buenas, estoy a nada de recibir la confirmación de las huellas digitales de las personas que tocaron ese vino y si nadie me dice quien fue me aseguraré de destruirle la vida por completo…ya me conocen y saben que no perdono la traición... así que ¡confiesen maldita sea!

Carter estaba furioso que parecía que las llamas de un infierno tormentoso se asomaban en su penetrante mirada, todo el personal estaba temblando y no era para menos, la locura se estaba apoderando de su señor una vez más, casi como aquella fatídica noche cuando se enteró de la muerte de su querida Luisa.

—¿Quién fue? ¡hablen de una vez! —gritó Carter haciendo brincar del susto a sus empleados.

—S…señor…no sabemos quien lo hizo, sabe que jamás haríamos algo en contra de usted…—le dijo Greta con la voz temblorosa.

—¡Pues alguien de ustedes me quiso perjudicar! ¿quieren que saque mi rifle y les apunte en al cabeza haber si les refresco la memoria? ¿quieren que les pregunte uno por uno usando mis métodos? —les preguntó furioso.

—No…no señor ¿Cómo puede decir algo así? —le preguntaron angustiados.

—Díganme quien fue…estoy perdiendo la paciencia. —Carter estaba enardecido, apretando los dientes tratando de contener su furia implacable.

Carter se sentía miserable por haber deshonrado de esa manera la memoria de Luisa, sentía que le había fallado, que había traicionado su memoria y no se tentaría el corazón al descargar toda su furia en el o los culpables.

Amelía se encontraba paralizada, ni siquiera podía abrir la boca del miedo que sentía, tenía que hacer algo al respecto, no iba a permitir que la descubrieran, tenía que distraer el foco de atención y colocarlo en alguien que le estorbaba para que sus planes de acercarse a Carter funcionaran, esa persona era nada más y nada menos que Greta.

—Maldición…tengo que zafarme de esto a como dé lugar, si descubren que mis huellas son las que están en esa botella, el jefe me matará. —se decía así misma en su mente mientras temblaba.

—Por favor señor, Cálmese, podemos encontrar al culpable de una manera menos….

Carter la interrumpió tajantemente gritando.

—¡No voy a calmarme! Saben perfectamente que odio y aborrezco la traición, tienen un minuto para que delaten o confiese el culpable o entonces arremeteré contra todos sin piedad…estoy contando… —los amenazó mirándolos con desprecio mientras en voz alta contaba cada segundo.

—¡demonios! Maldita vieja, voy a tener que usarte de señuelo para zafarme de toda sospecha, hoy me pagaras todos los desprecios que me haz hecho, no solo te culparé a ti, sino también a la intrusa que finge ser la esposa del hombre que me pertenece…esta es la oportunidad que estaba esperando para que termine de aborrecerla y la saque de esta mansión y de su vida.

Amelia se llenó los pulmones de aire y gritó con todas sus fuerzas desgarrándose la garganta y derramando lagrimas como si fuera una víctima.

—¡Fue la señora quien mando a Greta a comprar la droga para ponerla en su bebida! —gritó Amelia a todo pulmón dejando a todos en shock por lo que decía, Greta estaba perpleja ante semejante mentira y se horrorizo por sus acusaciones.

—¡La señora quería tenderle una trampa para poder escapar con su hermano y así tener un pretexto para dejarlo! Greta la ayudó a cambió de un dinero para su jubilación… ¡ella me lo confesó todo! Pero estaba tan asustada por sus amenazas que no sabía como decírselo, ya no puedo callar más y ver como confabulan para perjudicarlo…

—¡Eso es una mentira! ¡no le crea por favor! —Greta comenzó a defenderse.

Carter no sabía que pensar del asunto, las palabras de Amelia podían ser ciertas, Alice amaba a Hans y él mismo los había escuchado jurarse que harían todo lo posible para volver a estar juntos, los ojos se le abrieron incrédulos y al mismo tiempo llenos de una rabia inexplicable al pensar que Greta, su ama de llaves de toda la vida le hubiera hecho todo eso a cambio de unas monedas.

Mientras esto sucedía, Alice estaba por entrar a la mansión, Hans se había asegurado de que entrara con bien a la propiedad de su hermano y la despidió para no causarle problemas su él los veía, así que Alice abrió la puerta y se estremeció al ver todo lo que estaba pasando, no sabía por que el ambiente era tan denso y pesado, parecía la escena de una película de suspenso y terror, cuando todos la vieron entrar y sus tacones resonaron en el azulejo, la mirada de Carter se le clavó como una daga y Alice se estremeció.




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