Entre la espada y la pared
¿Qué está pasando? ¿Por qué se aferra a mí de esa forma? ¿por qué me besa tanto? Será que Carter esta enamora de mí…pero eso no es posible, no puede sentir algo por mí, todo en él refleja que aun no supera a Luisa, solo soy un escape para su dolor…Carter…tu no me amas…no engañes a tú corazón.
Alice se apartó de Carter, tenía los labios rojos he hinchados de tanto que el la besaba y la succionaba, ella tenía la cara muy roja, su corazón latía con tanta fuerza que podía sentir como golpeaba su pecho.
—Carter…basta…tu realmente no quieres hacer esto… —exclamó Alice con los ojos brillosos.
—Quiero entrara en ti y apoderarme de todo lo que tienes a dentro, de tu mente, de tu corazón y de tu alma. —Carter la jaló de la cintura y la atrajo hacia él con fuerza, mirándola apasionadamente.
—Debes seguir con el efecto de la droga…tú no eres así, contrólate, te arrepentirás de todo cuando amanezca… —Alice se sentía muy mal de que su cuerpo estuviera reaccionando a las caricias de Carter, él comenzó a tocar su trasero y a apretarlo y por más que Alice trataba de zafarse, él más la acaloraba, provocando su respiración agitada.
—Basta Carter, se te esta pasando la mano…—Carter se prendía más al ver las recciones apenadas y escurridizas, mientras más se resistía, Alice se volvía más tentadora y deseable.
Alice tenía razón, la droga aun estaba en el sistema de Carter, estaba teniendo un efecto tardío que lo hacia reaccionar de manera tan impulsiva y salvaje, Alice se dio cuenta de que Carter estaba ardiendo en temperatura cuando se le pegó al cuerpo, transpiraba excesivamente y estaba empapado en sudor.
—¡Carter! —exclamó Alice quien ya lo tenía encima de ella.
Carter volvió a besarla, pero esta vez más apasionadamente, mientras su lengua recorría su boca, las pisadas agresivas resonaban en el piso avisando la llegada de Hans, quien traía una pistola en mano.
—¡Quítale las manos de encima maldito! —Hans entró pateando la puerta con fuerza rompiéndola por completo, su rostro se oscureció al ver a su hermano encima de Alice quien trataba de apartarse.
Al verlo entrar de esa manera, Alice se lleno de miedo, Hans estaba enardecido y tenía su arma apuntándole a Carter directamente.
—Hans…no...
—¿Qué no me escuchaste infeliz? —Hans se dio cuenta que Alice estaba marcada de su piel debido a los apretones que Carter le había dado, sus manos, sus piernas incluso su cuello, como ella era muy blanca, se le notaba mucho y esto lo desquicio por completo creyendo que había abusado de ella y enloqueció.
—¡Hans por favor baja esa arma! —le rogó Alice muy angustiada al ver el recelo en sus ojos.
—¿Cómo te atreves a lastimarla bastardo? No te lo voy a perdonar jamás… —resopló Hans apretando los dientes.
—¿Qué haces tú aquí? Ya te dije que no eres bienvenido en mi casa…—le dijo Carter mirándolo con desprecio.
—Apártate Alice, espérame afuera…te llevaré lejos de esta bestia. —manifestó Hans conteniendo su rabia.
—Hans…dame el arma, te prometo que te vere afuera, pero dame esa pistola…
—No vas a llevarte a Alice a ningún lado idiota…ella es mi esposa ¡no dejaré que te la lleves de mi casa! se ira sobre mi cadáver ¿entiendes idiota?
—¡Cállate! ella no es tu esposa, parece que no te queda claro que jamás será tuya. —le respondió Hans perdiendo los estribos.
—¡Respeta que ahora es mi esposa! Ella necesita estar con un hombre de verdad, no con un niño inmaduro que no fue capaz de defenderla cuando casi pierde la vida, mientras tu jugabas a la casita con tu esposa, yo cuidaba de Alice mejor de lo que hiciste tú…eres un cobarde, lárgate por donde viniste, no eres bienvenido en mi casa. —Carter se acerco a él sin importarle que algo pudiera pasarle.
—Si la tocas te mato. —le dijo Hans al pensar que iba a jalar a Alice.
—¡Basta por favor! no hagan nada estúpido… ¡dejen de pelear! No me hizo nada, no es él mismo, esta bajo el efecto de una droga, no tomes en cuenta sus faltas, te lo ruego… —exclamó Alice con desesperación.
—¡No es el efecto de la droga! Yo no pienso dejarte ir…no quiero verte con él, me niego a dejarte el camino libre…—le dijo Carter a Hans mirándolo desafiante.
—¡Cállate Carter! No sabes lo que dices…—Alice se desesperaba aun más al ver que ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder.
—¡No vas a impedir que me la lleve! No esta segura a tu lado, eres un enfermo posesivo, ella no es una de tus pertenencias, no puedes obligarla a permanecer a tu lado como si fuera una de tus propiedades, la única forma en la que yo desista en mi lucha de recuperarla es que ella me pida que me aleje, mientras eso no pase, yo lucharé por un futuro a su lado. —declaró Hans decidido.
—¡No voy a permitir que cometan una locura! ¡ya basta! ¡son hermanos por Dios!
Carter empujo a Alice hacia un lado para no lastimarla y se abalanzó contra Hans y los dos comenzaron a forcejear, Carter quería arrebatarle el arma y Hans se resistía, entre el forcejeo, el arma se disparó, los ojos de Carter, Hans y Alice se abrieron de golpe, había sangre que comenzaba a manchar la alfombra, La camisa de Carter estaba llena de la sangre de su hermano.
—No… —Alice creyó que era Carter quien estaba herido, pero al verlo que se palpaba el cuerpo rápidamente se dirigió a su hermano, Hans sentía que estaba perdiendo la conciencia.
—¡Hans! — Inmediatamente Alice corrió hacia él y trató de moverlo, pero Carter estaba presionándole la herida para detener el fuerte sangrado.
—Por Dios…es mucha sangre… —decía Alice mientras sollozaba.
—Oye…no te duermas…por favor. — Carter pidió a garitos que alguien llamara a una ambulancia, algún medico que viniera por él.
Greta y todos los que trabajaban para Carter se horrorizaron al ver la escena y rápido hicieron lo que les ordenaba Carter.