Mi venganza contra el amor

Atrapados

 

La tención en el aire era asfixiante para Héctor y Amelia, algo tenía Carter que cuando estaba enojado, provocaba mucho terror, no solo era su fuerza bruta, ni su aura demoniaca, si no que cuando se sentía traicionado o burlado, no tenía compasión de sus adversarios, incluso los hombres de la mafia que contrataba, sentían un gran respeto por él y se decían unos a otros que él sería un buen líder criminal, por la intimidación que ejercía sobre sus enemigos.

—¿Qué hacías con Amelia en el baño? ¿Quién demonios te crees para entrar a mi casa como si fueras el dueño? —lo increpó Carter dándole otro puñetazo en la cara.

—¡Ya deja de golpearme! ¡Estas mal interpretando todo carajo! Solo le estaba exigiendo que confesara la verdad, que no valía la pena seguir fingiendo que no fue ella la que puso la droga en el vino y que… —Carter lo interrumpió dándole una patada en sus partes nobles, tanto le dolió a Héctor que calló de rodillas poniendo los ojos en blanco mientras la saliva le escurría por la barba.

—Vuelve a negar lo que vi y te volaré las bolas de un plomazo, serás un eunuco y dudo que Miranda te quiera solo de adorno. —Carter desvió la mirada en dirección a Amelia quien ya se estaba arrastrando silenciosamente, pero Carter la tomó del cabello y la trajo a rastras hacia él.

—Por favor señor…suélteme…—le suplico que no me golpe. —manifestó Amelia cubriéndose el rostro.

—No voy a golpearte arpía, vas a confesarte y después pagarás tus crímenes en la cárcel, te pudrirás ahí adentro como la rata que eres. —le dijo Carter mirándola con mucho desprecio.

—Lo haré…diré toda la verdad, me confesaré…pero debe prometerme que su padrastro no me matará…a cambio le diré la verdad sobre el asesino de la señorita Luisa…—exclamó Amelia temblando de miedo.

—¿Qué?... —el corazón de Carter se encogió y sus pupilas se dilataron, sentía que la piel le estaba ardiendo, la adrenalina comenzó a apoderarse de su cuerpo.

—No…no le hagas caso a esa loca…va a inventar cualquier cosa para salirse con la suya…tápale la boca…—manifestó Héctor agarrándose sus partes nobles, del dolor no podía hablar bien.

 —Dime todo lo que sabes…!dímelo todo! —le ordenó Carter muriéndose de ansiedad.

Después de la muerte de su amada Luisa, Carter no volvió a ver la vida de la misma manera, su mente, su tiempo y sus fuerzas las dedicó únicamente a encontrar el asesino de su prometida, su razón de vivir era para vengar su asesinato y castigar con sus propias manos a su asesino, Amelia juraba que sabía la identidad de esa persona que tanto estaba buscando, si por el fuera le sacaría las palabras con rudeza, Amelia temblaba y no podía evitar desviar la mirada hacia donde estaba Héctor y fue ahí donde Carter sospechó que Héctor sabia algo y estaba más involucrado de lo que pensaba.

—Deja de darle tantas vueltas y dime que es lo que sabes del asesino de Luisa…o te sacaré las palabras a mi modo y no te va a gustar.

—Yo se quien es el asesino…pero prométame lo que le pedí por favor…

—¿Qué tiene que ver Héctor con todo esto? Era tu amante, me queda claro, pero por que te amenazaría con asesinarte ¿Qué secreto suyo descubriste para que se sienta amenazado? —insistió Carter desesperado.

—¡No sabe nada! ¡es una mentirosa! —Héctor la estaba amenazando con la mirada, en uno de sus arranques desesperados por evitar que hablara se trató de acercar a ella como pudo y Carter se lo impidió ordenándole a Jaime y a Roberto que lo agarraran de los brazos para que no se acercara a Amelia y ellos lo agarraron a pesar de los muchos forcejeos que este hacía.

—El señor Héctor y yo manteníamos relaciones sexuales a cambio de…. —Amelia fue interrumpida por Héctor una vez más y Carter terminó de desesperarse.

—¡Deja de interrumpirla maldito! No me hagas arrancarte la lengua bastardo… —Carter le quitó la corbata a Héctor y se la amarro a la boca para amordazarlo y callarlo de una buena vez, él estaba tan inquieto que estaba planeando que decir para hacer quedar a Amelia como una mentirosa, sabia que si Carter se enteraba de que él era el asesino de Luisa conocería el infierno en esta tierra y quería evitarlo a como diera lugar.

La policía estaba en la mansión de Carter y se dirigían a la entrada principal y por fin Amelia confesó todo.

—Es verdad que el señor Héctor y yo manteníamos un acuerdo sexual, todo a cambio de que pudiera financiarme la droga con la que posteriormente…ya sabe, lo…

—¡Habla rápido desgraciada! —gritó Carter temblando del coraje y añadió. — ¿estas diciendo que este perro fue quien te metió en la cabeza la idea de drogarme?

—¡Si! —le respondió Amelia temblorosa.

—Infeliz desgraciado…son unos malditos, planearon todo esto para aprovecharse de mi…por su culpa trate de esa forma a mis trabajadores y a Alice….

—¡Yo siempre he estado enamorada de usted mi señor! ¡desde que lo conocí soñaba con ser su esposa!...me deje llevar por la desesperación…por favor perdóneme…—Amelia se echó a los pies de Carter y añadió. — creía que si lograba acostarme con usted y quedaba embarazada podríamos vivir felices para siempre…

—¡Quítame tus sucias manos de encima! Tú no sabes lo que es el amor, tu atracción te llevó a cavar tu propia tumba…

—¡No le miento cuando le digo que lo amo! pero sé que después de lo que le hice ese sueño jamás podrá hacerse realidad…

—Dime quien es el asesino de Luisa y no te atrevas a mentirme porque te juro que te arrepentirás…

—El asesino de la señorita Luisa… ¡es el señor Héctor! ¡él fue quien la asesino cuando descubrió que le estaba robando a su madre! ¡me lo confesó todo!  

Carter se hizo para atrás y sintió que todo le daba vueltas…comenzó a dolerle el pecho y la respiración comenzó a faltarle, todo se estaba volviendo oscuro as su alrededor.

 

Hola hermosas, buenas noches, he tenido días muy ocupados, pero aquí les dejo este nuevo capítulo, espero les haya gustado, las leo en los comentarios, no olviden darse una vuelta por mi perfil y leer el nuevo libro que está disponible para ustedes y será gratuito “LAS DOS CARAS DE GÉMINIS” nos leemos pronto.




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