—El asesino de la señorita Luisa… ¡es el señor Héctor! ¡él fue quien la asesino cuando descubrió que le estaba robando a su madre! ¡me lo confesó todo!
Carter se hizo para atrás y sintió que todo le daba vueltas…comenzó a dolerle el pecho y la respiración comenzó a faltarle, todo se estaba volviendo oscuro as su alrededor.
—¡Señor! —Greta y Ani corrieron hasta donde estaba Carter quien estaba pálido y se veía muy desconcertado, todo el tiempo tubo al asesino frente a sus ojos, comiendo en el mismo plato, conviviendo en su misma familia, no podía dejar de agarrarse el pecho, le dolía el brazo izquierdo.
Gloria se acercó a Amelia y la agarró del brazo para que no intentará escapar, la agarró con fuerza, estaba muy preocupada al ver el estado de su jefe.
—¡Tráiganle un vaso de agua! ¡el señor puede estar sufriendo un pre infarto!… —Exclamó Greta angustiada, una sirvienta fue y le trajo el vaso con agua, pero Carter se lo aventó provocando que el vaso se rompiera.
—¿Señor se encuentra bien? ¿Cómo podemos ayudarlo? —le preguntó Ani con desesperación.
Héctor seguía sujetado por Roberto y Jaime, quienes lo mantenían inmóvil, entre su jaloneo deseaba que Carter callera al piso muerto para así librarse de su castigo, estaba atento a cualquier movimiento suyo, esperando el momento de verlo caer.
—¡Llamen a una ambulancia!
—¡No! —gritó Carter en su dolor y como pudo se puso de pie, aun tambaleándose por lo aturdido que se encontraba, se dirigió a Héctor matándolo con la mirada, clavándole los ojos como si fueran dagas.
—Mmmm…—Héctor se puso nervioso, no entendía porque seguía caminado con esa firmeza, no es que no sintiera dolor, pero su odio y sed de matar a Héctor era más grande.
—Así que tu eres el asesino de Luisa…—Carter lo agarró del cabello y pegó su frente a la suya y mirándolo con desprecio añadió. —Maldito gusano…te escondiste como el insecto que eres bajo la sombra de mi madre, comías en mi mesa, bebías de mi vino, no te bastó con arrancarme de los abrazos al amor de mi vida…le quitaste la vida como si no valiera nada…animal inmundo…miserable rata, quieres destruir todo lo que me rodea, quisiste perjudicarme con esta criada y por tu culpa lastime a mi hermano…!perro infeliz voy a matarte!
Carter le dio un puñetazo en la cara que se lo arrancó de los brazos a Jaime y a Roberto, haciéndolos tambalear, nunca lo habían visto tan furioso, sus ojos parecían carbones encendidos, su dolor era insignificante comparado con al rabia y la colera que lo invadían, Héctor intentaba defenderse, pero Carter era más fuerte que él, los golpes que le daba ni lo inmutaban, en cambio Héctor ya tenía la nariz y el labio partidos, sangraba debido a la fractura de su tabique, uno, tras otro eran los golpes que le proporcionaba Carter, lo agarraba de los cabellos y le estampaba la cara en el piso, él iba a matarlo, es lo que buscaba, pero sus trabajadores gritaban que parara.
—¡por favor señor! ¡no lo mate! ¡van a arrestarlo a usted también! —gritaban Ani, Greta y todos los demás.
Carter tomó uno de los brazos de Héctor y se lo partió a la mitad, fracturándoselo, provocando que pegara un grito desgarrador, en la otra mano comenzó a romper cada uno de sus dedos y seguía golpeándolo con todas sus fuerzas.
—Te voy a quitar la vida infeliz, lo haré de la forma más dolorosa posible, dejaré que te desmalles y luego volveré a empezar y así hasta que ya no puedas más y dejes de respirar.
—¡Ya basta patrón! ¡por favor deténgase! —Exclamaron Roberto y Jaime quienes intentaron detenerlo, pero Carter los hizo a un lado con su descomunal fuerza.
Amelia estaba tan temblorosa que no pudo evitar orinarse del miedo, creía que después de Héctor seguiría ella por haber callado al saber que él era el asesino de Luisa.
La policía iba a medio camino, cuando justo de tras de ellos apareció Alice, quien a toda prisa los rebasó, después de ver a Carter partir, no pudo dejarlo solo con todo lo de Amelia, así que le pidió a Miranda que cuidara mucho de Hans y que ella iría a acompañar a Carter pues él había hecho mucho por ella y no podía abandonarlo, así que enseguida se marchó y antes de salir del hospital, Miranda le dio las llaves de la motocicleta de Hans para que llegara más rápido y las tomó, llegando así segundos antes que la policía, quienes se sorprendieron con su llegada.
Al momento de entrar, abrió las puertas de par en par y se dirigió a el salón principal pues todos los gritos venían de ese lugar y cuando vio a Carter encima de Héctor ella intervino corriendo a su lado.
—¡Basta Carter! —Sin querer, Carter le dio con el codo en la cara provocando que le sangrara el labio, pero ella se aferró a él con todas sus fuerzas y se empeñó en hacerlo entrar en razón.
—¡Suéltame! ¡por fin tengo en mis manos al asesino de Luisa! Voy a vengar su muerte y le arrebataré la vida, del mismo modo que él lo hizo con ella.
—No, no lo harás ¿en serio crees que Luisa quería esto? ¿crees que quería ver al amor de su vida encerrado en prisión por vengar su muerte? Tu no mereces el mismo destino que un criminal, tu eres mejor que Amelia y Héctor…tu eres bueno y eres noble…no te ensucies las manos con su sangre…deja que pague su crimen en prisión como la rata que es…pero tu no cometas este gran error en nombre de la venganza, por favor Carter, mírame…Luisa te amaba, no deshonres su memoria convirtiéndote en un asesino, ella no quería esto, seguro que quería que fueras feliz…—le dijo Alice entre lágrimas y lo abrazó con todo su cariño y compasión.
—Pero…él la asesino…me la arrebato de los brazos…al amor de mi vida…—exclamó Carter en medio de sus lágrimas y frustración.
—Lo se…lo lamento tanto, pero no estas solo, yo estoy contigo, no te voy a abandonar, eres mi familia y voy a protegerte del mismo modo en que tu hiciste conmigo, ven, apartémonos de esa basura.