Hermanos
Carter sentía que las manos le hormigueaban y que el corazón se le encogía, apenas entró a la habitación donde se encontraba Hans y se desarmó, no pudo evitar quedarse sin palabras debido al gran nudo que se había formado en su garganta, he inmediatamente sus ojos se le pusieron aguados, cristalinos y apunto de desbordar su llanto, quería decir tantas cosas, pero no supo por dónde empezar, quería abrazar a su hermano, mantenerlo a su lado hasta que el corazón dejara de doler, Hans por su parte, se sentía quebrantado, arrepentido de su imprudencia al haber llevado consigo aquella arma, al ver a su hermano entrar por la puerta se levantó como pudo de la cama, con las pocas fuerzas que le quedaban y buscó sus brazos.
—Carter…—exclamó Hans entre lagrimas y paso a paso quería hundirse en sus brazos como el oro fundido buscando su forma.
—Hans…no te pares…—Le dijo Carter quien ya no pudo contener el llanto y por fin los dos se abrazaron y lloraron hasta que su corazón sintió alivio.
—Perdóname por haber sido tan estúpido, no debí traer esa arma, no se en que estaba pensando, perdóname por que pude haberte lastimado…no se en que momento te vi como a un enemigo…pero me arrepiento de haber sido tan rencoroso. —manifestó Hans con gran dolor.
—No…no tengo nada que perdonarte, fui yo el que me encontraba bajo el efecto de una droga, no estaba en mis cabales, pero tu no lo sabias, Héctor y Amelia se confabularon para hacerme caer en esa trampa, pude haber lastimado a Alice si no hubieras llegado…yo…
—¿Héctor? ¿Dónde esta ese bastardo? —le preguntó Hans enojado y al moverse tan bruscamente le dolió la herida que tenía y Carter lo ayudó a recostarse.
—Esta en manos de las autoridades, no solo quiso dañarnos de esa manera, él…resultó ser el asesino de Luisa…la asesino cuando ella se entero de que le estaba robando a Miranda, todo el tiempo estuvo fingiendo su inocencia, mientras que yo los castigaba a ustedes como si hubieran sido los culpables, me aleje de ti como si fuéramos unos extraños, no me importó ver como te llenabas de confusión y de frustración al verme actuar de esa forma tan dura, en mi mente todos eran culpables, estaba cegado por el dolor y la pena de haber perdido a mi prometida, pero tú junto con Miranda, pagaron por un pecado que no cometieron y te pido perdón de todo corazón.
—Eres mi hermano…como podría guardarte rencor, no tenia idea de todo lo que estabas sufriendo, te juzgue y me aleje de ti, no sabia como ayudarte, no puedo imaginar por todo lo que tuviste que pasar, Héctor no se merece estar vivo, si hubiera sabido que el era el hombre que tanto te había lastimado lo habría matado…
—Yo lo intenté, casi lo mato a golpes, pero Alice me detuvo, si no fuera por ella, ahora mismo estaría en la cárcel por asesino, me habría convertido en alguien igual de miserable que él, se que Luisa no habría querido que eso pasara.
—¿Alice te ayudó?
—Si, al final decidí liberarla del contrato que teníamos, fui un completo egoísta, quería aferrarme a algo, lo que fuera, quien fuera, solo para ya no sentirme tan solo, la obligue a permanecer a mi lado sabiendo que ella te amaba más que a nadie en este mundo, me sentí celoso de ver la devoción que te tenia y aunque al principio no sabia que ella era la mujer de la que tanto hablas, el destino termino trayéndola de nuevo a tu lado, solo que yo no quise entregártela, era inevitable que se buscaran, que se añoraran, el amor que existe entre ustedes es digno de admirarse, pues ante tantas adversidades han sabido mantenerse firmes en su deseo de permanecer juntos, al principio pensé que solo estabas encaprichado con ella, pero me equivoque, reconozco mi error, y te respeto como hombre por ser le fiel a tu amada, solo quiero que sepas que te poyare en tu sueño de hacer una vida a su lado, Alice es una gran mujer, la mejor que pudiste encontrar, ahora nada ni nadie impedirá que vuelvan a estar juntos.
Le dijo Carter con una cálida sonrisa, Hans no podía sentirse más aliviado, en el fondo pensaba que Carter se había enamorado de Alice y por algunos momentos por su mente pasó la idea de renunciar a ella para que Carter pudiera ser feliz otra vez, pero su corazón se alegraba por escuchar a su hermano decirle que lo apoyaba en su deseo de luchar por su amada señora bonita.
—Gracias por todo lo que me dices…muchas gracias. —susurró Hans conmovido.
—En cuanto a Aurora, déjame ser tu abogado para que el divorcio pueda llevarse a buen término, estoy seguro que en menos de tres meses podrás ser un hombre libre otra vez.
—Me encantaría, no hay nada en este mundo que desee más que ser libre otra vez, presiento que a partir de ahora las cosas marcharan bien entre nosotros, nuestra familia tendrá una segunda oportunidad. —le dijo Hans sonriente.
—También lo creo, se que ahora hay alguien a quien deseas ver y ella esta ansiosa de volver a verte.
Carter le había escrito un texto a Alice para que pudiera entrar a la habitación y temblorosa, abrió la puerta y se encontró con la mirada ferviente de Hans y el corazón le brinco aliviado y lleno de alegría, no pudo evitar abrazarlo y ella y Hans se besaron con ternura, no se soltaban de la mano y junto con Carter reían y lloraban una y otra vez.
—Gracias Carter…gracias por dejarme estar aquí. —le dijo Alice llena de gratitud, lo quería mucho y ahora lo veía como a un hermano y Carter también, ella era muy especial para su corazón y estaba feliz de ver a su hermano y a su amiga llenos de esperanza.
Al final, él los dejo solos, tenía los hombros ligeros, sin esas cargas emocionales que lo mataban, al encontrase con su mamá en el pasillo, vio que ella estaba llorando, así que sintió compasión y la abrazo.
—Todo va a estar bien…mamá…
—¿Me dijiste mamá otra vez? —Miranda no pudo evitar emocionarse al escuchar a Carter decirle mamá, tenia mucho que la llamaba por su nombré, como si ella fuera una extraña, pero él quería recuperar el tiempo perdido y sabia que debía iniciar con cambios pequeños, pero con un gran impacto a su alrededor.