libertad
Habían pasado cuatro meses desde que Hans había estado en el hospital, ya se encontraba mucho mejor de salud, aunque aun tenia que cuidarse, Miranda le había propuesto a Alice que viviera con ella mientras las cosas se arreglaban y ella aceptó, pues tanto Carter como Alice creían que lo mejor era que ya no vivieran juntos.
Carter y Alice se abrazaron, pero no se despidieron pues se habían prometido mantener su amistad y apoyarse siempre que se necesitaran.
—Gracias por todo lo que hiciste por mí, por salvarme la vida, ofrecerme tu casa y tu protección, fui muy feliz el tiempo que pasamos juntos, con todo lo que hemos vivido, he aprendido a quererte como si tuviéramos la misma sangre, quiero que sepas que no importa que ya no exista un contrato entre nosotros, tu siempre podrás contar conmigo. —le dijo Alice con lágrimas en los ojos.
—NO tienes nada que agradecer, para mi fue un placer ayudarte y no me arrepiento de haberlo hecho, deseo que seas feliz y se que lo serás al lado de mi hermano, también cuenta con mi apoyo siempre que lo necesites. —declaró Carter con una sonrisa cálida.
Así fue como estos inusuales amigos cerraron por así decirlo su pequeña historia, empezando un nuevo capítulo en su historia, la vida les tenía preparadas muchas sorpresas, pues a la gente buena, siempre le va bien.
Alice estaba un poco nerviosa por vivir en la misma casa que Miranda, pero se llevó una gran sorpresa cuando comenzaron a convivir juntas, terminaron llevándose mejor de lo que creían, Alice era muy diligente, amable y siempre quería ayudar a Miranda en todo, la trataba como si fuera su mamá y aun que las cosas con la familia Walker iban bastante bien, Alice aun seguía añorando volver a tener contacto con su familia.
—Te he notado algo pensativa y distraída, sueles ser muy sonriente y positiva ¿te pasa algo? —le preguntó Miranda mientras tomaban té en el jardín.
—Estaba pensando en mis padres, mis hermanos…hace mucho que no los veo, tampoco hablo con ellos, pasaron muchas cosas y se podría decir que yo misma los aparte de mi lado, los alejé de mi vida cuando me case con Thomas, él me quería completamente concentrada en nuestro matrimonio, así que poco a poco fui dejándolos atrás, en una ocasión discutimos tan fuerte que él terminó azotándome contra la pared y después me abofeteó hasta que se le cansó la mano, habíamos peleado por que ya no soportaba los coqueteos de Borg hacia él, ya no le importaba que estuviera presente o no y me encerré en el baño y le conté todo a mis padres, ellos enfurecieron contra el y querían venir por mi y llevarme con ellos, pero Thomas me arrebató el telefono y les dijo que nunca más volvieran a meterse en nuestro matrimonio, que no eran bienvenidos en nuestras vidas y que yo exageraba todo, días después él les escribió un mensaje de texto donde decía que no volvieran a escribirme o a intentar hablar conmigo, que si lo hacían me olvidaría de que eran mis padres.
—¿Se hizo pasar por ti? Que desgraciado ¿tu no intentaste remediar la situación? ¿tus padres no fueron a verte?
—Mi padre viajo hasta Arizona y él y Thomas discutieron, yo no me encontraba en casa y cuando regresé mi padre ya se había ido, vi a Thomas con un golpe en la cara y me dijo que mi padre lo había amenazado, estaba tan apenada que cuando iba a llamar a mis padres, un mensaje me llegó diciendo que no volverían a meterse en mi matrimonio, que no entendían como podía seguir con un hombre como él y nunca más tuve el valor de aclarar las cosas con ellos.
—Que complicado, las circunstancias no ayudaron en nada, más bien los alejaron, pero nunca sabrás que pasó en realidad si no los buscas, viven en este mismo estado ¿no es así?
—Sí…no he tenido el valor de ir a verlos y pedirles perdón, pese a que los extraño mucho y estoy arrepentida de haber puesto las condiciones absurdas y egoístas de Thomas para poder mantener un poco de tranquilidad entre los dos, me arrepiento de haber permitido que me controlara de esa forma, prácticamente me aisló de todo y ahora no se como buscar a mis seres queridos y pedirles perdón…más bien no puedo armarme de valor para hacerlo. —expresó Alice con gran pesar.
—Eres una chica dulce, dudo mucho que tus padres realmente estén felices con la idea de no haber arreglado las cosas contigo, probablemente tu ex marido se encargo de hablar por ti, en más de una ocasión, pero estoy segura de que una vez que te vean, sus brazos se abrirán para recibirte, al final, los padres nunca dejamos de amar a nuestros hijos, no importa cuánto se equivoquen, nos es imposible odiarlos y mucho más olvidarnos de su existencia.
—¿Crees que podrían perdonarme?
—Estoy segura de que lo harán, pero si sigues postergando tu visita, seguirás llenado tu cabeza de culpa y de pensamientos negativos que lo único que harán será llevarte a vivir sin ellos toda la vida y recuerda que nadie es eterno y tus padres envejecen cada día y cada segundo es una perdida de tiempo y de una oportunidad para pasar sus mejores días a su lado.
—Tienes razón, Gracias por escucharme y aconsejarme Miranda, me ayudo mucho hablar contigo. —Alice la abrazó haciendo que Miranda se sorprendiera y le dio unas palmaditas en la espalda pues no sabía cómo ser amorosa.
—Bien, ahora elige un día para que vayas a ver a tus padres, estoy segura de que tanto Carter, como Hans o incluso yo podemos acompañarte si lo necesitas. —exclamó Miranda poniéndose de pie para tratar de devolverle bien el abrazo a Alice.
Mientras esto sucedía, Carter y Hans pasaban cada vez más tiempo juntos, Carter estaba llevando a cabo su divorcio y aunque al principio Aurora se reusó a dar su consentimiento para la separación Carter logró obtener la libertad de su hermano sin la autorización de Aurora demostrando que era una mujer toxica y manipuladora, poniendo en la mesa sus mentiras y sus malas intenciones, Aurora enloqueció en el juzgado y después de insultar y amenazar a Hans si la abandonaba, se echó a sus pies a llorar rogándole para que se quedara a su lado.