Mi verano inexplicable

2

No quiero lucir demasiado feliz cuando cruzo las puertas de la librería después de despedirme de todos.

Veo a mí alrededor y no encuentro a ningún chico guapo así que chasqueo la lengua y me resigno a mi destino de una chica soltera por siempre. Di unos pasos cuando escuché una voz.

—Eh, ¿hola?

Me giro y ahí está Asher, luciendo como todo un súper modelo. El sol está detrás de él haciendo que los mechones de su cabello rubio resplandezcan y se cree un aura brillante en sus bordes.

Puedo sentir el calor en mi rostro y quizás es por el calor de la tarde en el comienzo de la temporada.

Sobre nosotros está volando un avión, alrededor los pájaros se encargan de gritarse, en alguna casa los perros ladran y ruidos mecánicos distantes se presentan a toda esta sinfonía en el exterior pero yo solo puedo escuchar mis latidos.

—Hola —respondo, haciendo mi mejor esfuerzo por sonar casual.

Él da un paso hacia mí. —Me preguntaba si realmente ibas a salir a esta hora o quizás, estabas engañándome.

Río de una manera para nada atractiva. —Eh, no, estoy aquí… ahora.

Asher sonríe de lado. —Y yo estoy aquí, ¿Quieres hacer algo? ¿Tienes hambre?

Asiento aunque no estoy tan hambrienta pero quiero pasar tiempo con él. —Claro, sí.

Asher mira alrededor, guardando sus manos dentro de los bolsillos. — ¿Algún lugar que me recomiendas?

Acomodo mi cabello. —Bueno, hay pizza, hamburguesas, comida china…

Asher se acerca un poco más y mi respiración se corta. — ¿Qué tal pizza?

—Sí, pizza… um, genial.

Asher sonríe de lado haciendo que su pómulo izquierdo se eleve y ahora mismo me pregunta qué rayos hace un chico como él invitándome a comer pizza. —Vamos —dice.

Definitivamente no soy la reina de las citas por lo que no sé qué debo hacer o decir ahora, solamente camino intentando no acercarme mucho a Asher. No porque no quiera, sino porque no quiero verme como una acosadora.

—Um… oye, tu nombre, ¿Cuál es?

Esto tiene que ser lo más gracioso del mundo, ¿No le he dicho mi nombre? —Ah, Clarissa.

—Clari —pronuncia mi apodo como si fuera algo dulce en su boca.

Mi corazón va a explotar.

—Y bueno —Asher acomoda su cabello—. ¿Vives aquí o solo son vacaciones?

—Vivo a unos quince minutos de este lugar, en la siguiente ciudad —indico.

—Genial —contesta.

Asher y yo permanecemos unos segundos en silencio cuando él comienza a tararear una canción. Al comienzo me resultaba lejanamente familiar pero luego la reconocí y al recordar como conocí esa canción, mis ojos se abrieron.

“Everybody want to rule the world” era la canción favorita de Ashton Smith en el libro.

— ¿Te gusta esa canción? —pregunto, con el latido golpeteando contra mi pecho.

Asher sube una ceja. — ¿La conoces? Me gusta bastante, es mi favorita.

Oh, ¿Qué?

—Ah, ¿Enserio? —sonrío nerviosa—. Um, entonces… te gusta mucho.

Asiente, sonriéndome.

Yo sé que estoy simplemente delirando ahora mismo pero no puedo evitar comparar a Asher con Ashton, el personaje del libro. En realidad, Ashton (el del libro) se parece mucho a él.

¿Sabes cómo cuando lees te imaginas como se ven los personajes? Bueno en mi caso, Asher luce casi como yo lo imaginé excepto que en mi cabeza sus facciones estaban borrosas y aquí, están en alta definición.

Llegamos a la pizzería y ordenamos pequeñas pizzas para cada uno, cuando nos sentamos al frente del otro yo sigo estudiando su rostro cada vez que se voltea a otro lado o baja la mirada.

Yo sé que es imposible pero, ¿Y si de alguna forma Asher es Ashton?

Bien, bien, lo sé, estoy siendo una tonta ahora mismo. Él no es un personaje ficticio, es un chico y quizás, solo tienen ciertas cosas en común.

Bajo la mirada al plato de Asher y mi corazón pega otro salto, él está comiendo la orilla primero y sigue con lo demás.

Tu dirás, ¿Y eso que? La gente come la pizza de todas formas pero no lo entiendes.

ASHTON SMITH HACIA ESO.

Asher nota mis ojos y sonríe. —Ah, ¿un poco raro, no? Comer de esta forma.

Niego sin poder ordenar mis palabras. —Eh, no.

Sonríe, mordiendo un pedazo más. —Es culpa de papá, él come así, dice que siempre lo ha hecho y es una costumbre.

—Ah, ya veo —digo, nerviosa.

Asher se limpia las manos y señala mi pizza. — ¿No tienes hambre? No la has comido.

Asiento. —Sí, um, si… —torpemente tomo una rebanada y la muerdo.

El sabor del queso derretido mesclado con la salsa, el orégano, los pimientos y el peperoni llegan a mis papilas gustativas y disfruto de este bocado. Sigo con el resto de la rebanada hasta que Asher sube sus ojos a mí y sonríe.

— ¿Puedo?

No entendí que quería hasta que estiró su mano y limpió la comisura de mi labio.

Mi corazón se detuvo y creo que será una tragedia haber sido declarada muerta en una pizzería, pero luego revive y late mil veces más rápido. —Ah…

Asher sonríe, limpiándose con una servilleta. —Tenías salsa, te veías linda así que no pude evitarlo.

¿Linda? —Um, gracias.

Asher se recuesta en el respaldo. —Entonces, Clari, ¿trabajas todos los días?

Asiento. —Bueno, el fin de semana no.

Entorna sus ojos. —Yo vengo de visita a este lugar pero conozco a un par de personas y me invitaron a una fiesta, ¿conoces a un chico llamado Harry Owens?

Sí lo conozco, es el hermano de un compañero de mi escuela. —Sí.

—Pues tendrá una fiesta el viernes, ¿Por qué no vas un rato? Estaré por ahí, puedes llevar a tus amigos.

Mis “amigos” son mi primo Kyle y su mejor amigo Carter. Es probable que Kyle ya sepa de la fiesta y es más probable que Carter se niegue mil veces a ir a una fiesta pues prefiere quedarse en casa.

—Ah, claro —digo, como si fuera la reina de la popularidad.

— ¿Por qué no me das tu numero? Así me llamas cuando llegues, ¿bien? —toma su teléfono y me lo acerca.

Yo presiono mis dígitos y se lo devuelvo.




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