— ¿Carter?
Él me sonríe tranquilamente. — ¿Qué haces aquí? La fogata está allá y por cierto, Kyle tocará en un rato —mira hacia los lados—, tal vez quieran verlo con Asher…
Bajo la mirada a la arena. —Um, no sé dónde está Asher.
Carter permanece en silencio por algunos segundos. — ¿Quieres ir a buscarlo?
Niego. —Está bien, deberías regresar allá —seguramente vino a ver a Kyle tocar.
Carter no se mueve. — ¿Quieres estar sola?
Casi me rio por esa pregunta porque la tomé en un sentido diferente. ¿Quién quiere estar sola realmente? Nadie, pero a veces siento que no tengo opción.
—Eh, yo…
Las bocinas se detienen y se escucha una voz conocida, es la de Kyle saludando a todos.
—Espero nos divirtamos hoy —eleva la voz y todos le responden con un grito animado.
Carter regresa la atención a mí. —Vamos, Clarissa, será divertido.
Respiro profundo, intentando dejar mi tristeza a un lado e ir a disfrutar de la música que tocará Kyle con los demás. —Solo espera —pido.
Tomo mi teléfono para asegurarme que Asher no me haya escrito o llamado, entro a la aplicación de mensajes y entre los pocos que tengo, noto algo extraño.
La fotografía de papá es otra, la ha cambiado y desde la miniatura parece algo que hace mi corazón detenerse. La presiono para agrandarla y lo veo ahora claramente. Es él junto con Emily y ambos sostienen un ultrasonido.
Emily está embarazada.
Papá tendrá un bebé.
El mismo hombre que me ha dejado de lado tendrá un bebé y luce muy feliz por ella. El mismo hombre que me envió con mi tía porque no me soportaba está sonriendo en esa fotografía. El hombre que solo envía dinero para acabar con su responsabilidad sobre mí.
— ¿Clarissa? —Carter suena preocupado.
No sé qué rostro tengo ahora, solo sé que no puedo dejar de ver esa fotografía y que estoy resistiendo las ganas de tirar mi teléfono al mar y gritar a todo lo que no tiene la culpa de la historia de mi vida.
— ¿Clarissa? —Carter pregunta de nuevo, está vez de una manera suave.
Respiro profundo, he perdido mi voz en alguna parte, tal vez se la ha llevado la marea junto con todo lo que me fue arrancado desde niña.
Pensé que nadie más podía romper mi corazón más, pensé que era imposible romper lo que ya está en pedazos pero no es así. Siempre hay espacio para ranuras y golpes si quedan restos de lo que alguna vez estuvo completo.
Una lágrima cae sobre la pantalla del teléfono y otra más, las lágrimas no se detienen.
Carter se acerca a mí y coloca un brazo sobre mis hombros. — ¿Qué pasa? ¿Qué es? Por favor habla conmigo.
Dejo caer mi teléfono en la arena y cierro los ojos, para luego yo, sentarme a cuclillas y enterrar mi rostro entre mis manos.
Carter se mueve y lo siento a mi lado, me cubre con sus brazos. —Clarissa, me estás asustando, ¿Qué es?
Contrariamente a lo que estoy sintiendo, en el exterior la música es animada y las voces alegres. Hoy es uno de esos días donde egoístamente desearía apagar la felicidad del mundo.
Pero sé que mi dolor no impide la felicidad de otros.
—Clarissa —Carter suena compasivo, como siempre—. Mírame, por favor.
No puedo hacerlo. Soy un desastre.
Carter acaricia mi cabello y mi espalda. —Necesito que me digas algo, quiero saber que estás bien.
Despego mis manos y limpio con enojo las lágrimas en mis mejillas. —No estoy bien —digo al mismo tiempo que escucho los acordes de Kyle.
Carter mueve los dedos para retirar los mechones de mi cara. — ¿Qué pasó? ¿Es Asher?
Por un momento me olvidé de él. —No —entierro las rodillas en la arena, me lastima en algunas partes pero no se compara con lo que siento por dentro—. Es mi papá, siempre es mi papá.
Carter sigue acariciando mi cabello. — ¿Quieres ir a otro lado? ¿Necesitas algo?
No sé qué necesito.
—Ven —pide—. Vamos a otro lado, vamos a hablar.
Carter espera a que me levante junto con él, se inclina para tomar mi teléfono y yo reacomodo mi bolsa. Me entrega el teléfono, lo tomo y guardo de nuevo para intentar inútilmente enterrar esa fotografía.
Ese bebé sí le hace sonreír.
Sorbo por la nariz varias veces, Carter permanece cerca y luego me rodea con los brazos. Dejo que me rodee con ellos, sintiendo su respiración contra mi frente y el latido de su corazón en mi oído.
¿Por qué Carter es tan bueno conmigo?
—Dime que pasa, Clarissa. Hablar no soluciona las cosas pero nos ayuda a sentirnos ligeros —afirma.
Trago con dificultad. —Papá… bueno, va a tener un bebé con Emily, su esposa.
—Bien —sigue acariciando mi cabello, eso me relaja.
Muerdo mi labio inferior y suelto unos jadeos. —No quiero ser egoísta pero, eso me duele mucho. Él me abandonó y ahora sonríe como si eso fuera algo genial, pero ya tiene una hija, una que ha olvidado.
Carter me estrecha aún más.
—Y él… solo quiero entender porque yo —las lágrimas calientes salen de mis ojos—. Extraño a mamá aunque no recuerdo casi nada de ella, quiero que papá sea como se supone y solo… ¿Por qué no puedo tener lo normal, lo que todos tienen? Ni siquiera pido por nada grande, no me importa si papá no tuviera un buen trabajo o que mamá no fuera perfecta, solo quiero eso.
Carter me escucha mientras permanece en silencio y me sostiene entre sus brazos.
—Sé que no es la peor vida del mundo, que muchos sufren y que hay peores casos pero me duele —la voz se quiebra—. A veces es demasiado por mí.
Carter me deja que llore entre sus brazos y me queje por varios minutos al mismo tiempo que el ambiente relajado y alegre de la fogata se escucha.
Luego se despega y con ambas manos, limpia mis mejillas. —Ahora yo quiero decir algunas cosas pero tienes que dejarme hablar.
Asiento.
—Definitivamente no estás sola y hay muchas personas que te quieren y eso lo sabes —dice—. También creo que cualquier persona, realmente cualquiera, que no te aprecie es una muy tonta porque eres una chica única.