Mi verano inexplicable

25

Caminando por la playa junto con Carter mientras paseamos de puesto en puesto, es una cita inesperada pero va bastante bien.

—Ten —Carter me da un refresco y sostiene el suyo.

Le sonrío.

No me considero una persona tímida pero cada vez que veo sus ojos, los aparto, recordando que he besado a Carter y se ha sentido tan bien.

No puedo creer que el chico que me podía hacer sentir de esta manera siempre ha estado cerca de mí.

El viento sopla delicadamente moviendo el cabello de la frente de Carter, el sol ilumina con tonos dorados y el mar nos acompaña al fondo. Todo eso hace que este momento se sienta tan diferente a cualquier otro que he vivido.

Carter y yo nos sentamos en una mesa plástica con una sombrilla en el medio y tres sillas. Él mueve su mirada al mar y yo mantengo la mía en su perfil. Sé que tenemos que hablar sobre lo que sea que está pasando entre nosotros pero no sé cómo empezar.

— ¿Puedo preguntarte algo? —Carter habla antes que yo.

Asiento. —Sí, ¿Qué pasa?

Me mira uno segundos con detenimiento. — ¿Cómo te sientes por lo de tu padre?

Abro los ojos. No esperaba eso, pensé que iba a preguntar sobre “nosotros”. — ¿Qué?

—Lo siento no quiero ser entrometido pero estuviste llorando y estoy preocupado, ¿Cómo te sientes?

Respiro profundo. —Bueno, no se honestamente qué sentir. Me siento egoísta y mala por enojarme, ese bebé no tiene la culpa pero, no sé qué pensar. No lo sé.

Carter se levanta de la silla y se coloca en la que está más cerca de mí. —Clarissa, me gustas realmente —afirma—. No sé qué sientes de mí, no sé qué esperas de esto pero si tú quieres empezar algo conmigo solo necesito pedirte que no tengas miedo a decirme lo que sientes, por favor.

Vaya, Carter ha logrado que mi corazón lata muy rápido.

— ¿Quieres salir conmigo? —entorno los ojos, sé que es una respuesta obvia pero necesito confirmarlo.

Sonríe, estira su mano para tomar la mía. —Claro, pero esto no es solo sobre lo que yo quiero, ¿Qué quieres tú?

Miro nuestras manos unidas y suspiro.

Carter habla de nuevo antes que pueda hacerlo yo. —Escucha, no estoy presionándote a nada, lo único que quiero es que sepas que puedes confiar en mí —le da un apretó a mi mano—. Sé que nos conocemos por un tiempo pero al mismo tiempo, sé que no hablas mucho sobre ti y lo único que quiero es que te sientas libre de hacerlo conmigo, incluso si nada sucede entre tú y yo.

Sonrío. — ¿Sabes? Eres demasiado bueno para mí.

Bufa. —No, no lo soy —se inclina un poco más—. Soy un poco aburrido, un poco predecible y bastante lineal, ¿sabes?

Niego, viéndolo a los ojos. —No creo que seas predecible y no eres aburrido —me inclino también—. No sé a qué te refieres con ser lineal.

Eleva la comisura de sus labios. —Bueno, es como si no hay nada fuera de lo común sobre mí.

Y mientras lo observo pienso en la gran mentira que eso es. Honestamente Carter sí me parecía un chico predecible hace unos meses pero en este verano él me ha demostrado sin quererlo, que tiene tanto por ofrecer y hay tanto en él que quiero conocerlo más y mejor.

—Carter…

— ¡Clari! —una voz muy conocida me saluda.

Ambos giramos a la derecha y ahí está Asher, caminando hacia la mesa con una gran sonrisa, una lata de refresco de uva y lentes de sol sobre su cabeza.

Carter desliza su mano lejos de la mía.

— ¡hola amigo! —Le da una palmada a Carter—. ¿Qué hay?

Carter sonríe un segundo. —Hola Asher.

Él ahora luce distinto, quizás un poco triste.

Asher toma la silla que Carter estaba ocupando antes de sentarse a mi lado y se sienta. — ¿Qué hacen? ¿No quieren ir a una reunión que hay en casa de un amigo más tarde?

Carter niega. —Estoy ocupado.

Asher me mira y con los codos sobre la más, se inclina a mí. — ¿Qué hay de ti, Clari? ¿Vienes?

Carter baja la mirada y luego, la desvía al mar. En este momento él debe pensar que lo volveré a hacer, volveré a escoger a Asher a pesar de todo.

—Antes de responder —digo—. ¿Dónde estabas en la fogata?

Asher da un sorbo a su bebida. —Ah, por ahí, ¿Por qué?

¿Es enserio que me está preguntando por qué? —Pues me invitaste, ¿no?

—Sí —da otro sorbo—. ¿Y?

Entorno los ojos. —Asher, me invitaste y luego te fuiste.

Me observa por unos segundos y luego su expresión cambia. —Ah… ah, entiendo —aclara la garganta—. Um, espera Clari, um, ¿estamos en la misma página, no?

Inclino mi rostro, Carter voltea de nuevo a Asher. — ¿Qué? —pregunto.

Se encoje de hombros y me muestra esa sonrisa que me cautivó la primera vez que la vi. —Sí, estamos divirtiéndonos, ¿no? tu y yo no estamos en nada serio, ¿verdad?

Bien, bien, no es como si creyera que Asher iba a pedirme matrimonio a final del verano pero al menos esperaba que él estuviera siendo intencional con lo que sentía.

A menos que no estuviera sintiendo nada de mí.

— ¿De qué hablas?

Asher se mueve incomodo sobre su asiento. —Bueno, yo salgo con otras personas, tú sales con Carter…

— ¿Qué? —preguntamos al mismo tiempo.

Asher señala a Carter. —Ustedes tienen algo, ¿no? creo que es genial que estén en una relación abierta, que no sean exclusivos.

Carter niega con movimientos marcados. —Ella y yo no estamos… me refiero a que… yo…

—Carter no es mi novio —digo—. No lo era antes, ahora yo, bueno digo….

Asher sonríe de lado. — ¿No? ah, siempre los vi juntos pensé que lo eran —da un sorbo más largo—. Entonces, ¿no sales con alguien más, Clari?

— ¡No! —me gustabas tú.

Hace una mueca. —Ah, bueno, entonces ya sabes como soy —recuesta la espalda en el respaldo—. Yo no salgo en relaciones exclusivas, no es lo mío. Me gusta divertirme, conocer personas y luego en el futuro me encargaré de tener solo una pareja estable o lo que sea.

Veo a Asher y realmente se siente como esos juegos de bloques donde vas sacando uno de abajo y tienes que colocarlo arriba. Cada bloque representaba una falsa ilusión, una expectativa, una idea de Asher pero no una realidad porque cuando tomé el último bloque y lo coloqué hasta arriba, todo cayó.




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