Ambos se quedaron en silencio y yo trato de hacer el menor ruido posible para que no noten mi presencia.
- ¿Te comieron la lengua? - Pregunta mi padre en tono burlón.
- Mira - Lo señala y lo mira con odio - Nunca quise casarme contigo, a mí me obligaron a hacerlo.
- ¿Y eso qué? - Levanta una de sus pobladas cejas.
- Te odio - Sisea.
- Igual - Se miran con odio - Pero... - No termina de hablar porque mi mamá lo interrumpe.
- Pero nada. Sólo tenemos que concentrarnos en criar a nuestras hijas - Cierra los ojos por unos segundos.
- Bien sabes que una de ellas es mi hija, la otra es producto de una borrachera tuya con quien sabe quién - Cruza sus brazos.
- Dejemos ese tema - Suspira - Fue sólo un revolcón - Se queda pensando - Creo que debí dejar que se fuera con su padre cuando vino por ella.
- Obvio que debiste hacerlo - Grita mi padre, bueno, creo que no es mi verdadero padre - Pero decidiste quedarte con ese engendro del demonio.
- Cállate Hudad - Grita - Aunque no lo desee ella sigue siendo mi hija.
- Deja de hablar como si fueses una buena madre, porque deja que te recuerde que cuando Isabelle era una bebé intentaste matarla ahogandola - Ríe, y mi madre lo fulmina con la mirada.
- No estábamos hablando de eso - Gruñe - Estábamos discutiendo cosas importantes - Se cruza de brazos - Dime quién era esa mujerzuela.
- Una prostituta - Se encoge de hombros.
- Eres un maldito hijo de puta - Grita histérica mi madre. Nunca la había visto ni escuchado así.
- Ambos sabemos que tú nunca me has sido fiel como quieres aparentar - Su tono de voz carece de gracia - Todo este maldito vecindario sabe la clase de mujer que eres.
- Es un hecho - Asegura sentándose en uno de los sillones de terciopelo negro con detalles en dorado.
Mi madre va hacia uno de los cajones donde están las cuchillas y saca una de tamaño medio pero con un filo increíble.
- Eres un hijo de puta - Dice mientras se acerca a Hudad y empuña mejor la cuchilla sin pudor alguno.
- ¿Me matarás? - Veo como los ojos de Hudad brillan divertidos por la situación.
- Claro - Sonríe como una psicópata.
- Bueno - Sonríe de igual forma - Te aviso que estás sujetando de una forma errónea la cuchilla - Ríe a carcajadas.
- Te voy a matar - Dice mi madre estando apunto de clavarle la cuchilla en el estómago, pero un sonido la detiene, un disparo. Génesis disparó hacia el techo.
- ¿Qué está pasando? - Pregunta apuntando a mamá y luego a Hudad intercaladamente - Respondan, maldita sea.
- Tu querida madre quería matarme.
- Porque me ha engañado - Grita.
- Vamos mamá, tú lo has engañado desde que se casaron - Ríe sarcásticamente.
- ¿Y eso qué? - Sostiene con más fuerza la cuchilla y se acerca a Génesis - Suelta el arma - Pero antes de que mamá dé un paso más el sonido de otro disparo hace eco por toda la casa, al igual que un cuerpo desplomándose en el piso cerámico. El cuerpo de mamá cayó inerte seguido de un charco de sangre.
- Lo siento, mamá. Pero apoyo a papá - Sonríe hacia el cadáver y se va de la sala dejando a Hudad con una sonrisa orgullosa en el rostro.
Fin del recuerdo.