Mi version de ti

2

-Si todas ponemos un poco podemos pagarte este año -me abraza Lila nada mas saberlo.

Desde que el director me había comunicado la noticia, me había pasado toda la mañana llorando en el baño del colegio. Me daba igual faltar a clase, ya no importaba lo que hiciese. En una semana estaría fuera de ahí.

Lila, Marina y Sol habían venido corriendo a verme en cuanto la campana indicó la hora del almuerzo. Les había enviado un mensaje indicando mi ubicación y mi estado de animo resumido con la caca de Wpp.

-No pienso dejar que hagáis eso -le respondo.

Sabía que entre todas eso no supondría mucho dinero pero éramos amigas y las amistades nunca salían bien cuando se mezclaba lo económico. Yo sentiría que tenía una deuda constante con ellas y eso acabaría haciéndome sentir mucho peor. Tenía que buscar una solución yo sola.

-No tienen corazón -añadió Sol -. Toma, te hemos cogido la mochila.

Me seco las lagrimas e intento tranquilizarme. Menos mal que ellas se habían acordado, perderla era lo único que me faltaba.

-Aún queda una semana, quien sabe puede que tu suerte cambie.

Por primera vez el optimismo de Lila me enfurece. No iba a ilusionarme ni crearme falsas esperanzas. No iban a darme otra beca por arte de magia y creer lo contrario era una estupidez.

-Kate tienes que hablar con tus padres cuanto antes -me recuerda Marina muy a mi pesar.

-Ahora mismo solo quiero encerrarme en mi habitación. Si al menos siguiera teniendo a Kevin a mi lado...

Lila pone los ojos en blanco. Ese chico nunca había sido de su agrado.

Nunca quedaba conmigo si él iba a venir y tras dejarlo, cambiaba de tema cada vez que empezaba a recordarlo. Su defensa era que ningún chico debería engañarme jamas pero yo sabia que simplemente no lo tragaba.

-Pues vete a casa -me anima Sol -. Total ya te han echado, que mas da que pierdas el resto de clases ¿no?

Lo pienso unos segundos y la verdad tenía razón. No pensaba quedarme a hacer el paripé ni aguantar las risas de Chiara y su grupo al saber que estaba fuera, porque a esa altura, lo sabría la mitad del colegio. Las noticias volaban en el Colloricchio. Había hasta un grupo de Wpp para los cotilleos en el que evidentemente ninguna de nosotras estábamos.

Les doy un fuerte abrazo a cada una y me voy a secretaria. Gracias a Dios y a pesar de todo sabía que no perdería mi amistad con ellas. Vivíamos relativamente cerca y todos esos años habían afianzado mucho nuestro grupo. Daba igual donde estudiara que mi team siempre sería mi team.

Con la excusa de que no me encontraba nada bien, los de secretaria me dejan marcharme sin llamar a mis padres. Lo mas probable es que ya supieran que era la apestaba y directamente les daba igual si me iba o si no. Ya no era alumna del Colloricchio así que era insignificante.

Miro la hora y por inercia recuerdo las veces que venía Kevin a verme durante el patio, nuestros colegios estaban prácticamente pegados el uno con el otro. Es mas, así nos habíamos conocido.

Su colegio, uno público pero con muy buena reputación tenía una especie de competición con el nuestro. Ellos sabían que nunca estarían a la altura del Colloricchio y por eso los estudiantes se odiaban hasta el punto de tirarse piedras los unos a los otros en la salida de clase. Y ojo, los pijitos también tenían buena puntería. Unos se pegaban por no ser tan ricos como los otros y los ricos por simple diversión. En una de esas cruzadas una piedra me dio de lleno en la ceja y fue Kevin el que me rescató, a pesar de llevar el uniforme del "enemigo".

Me pareció tan mono que me enamoré enseguida. Era la típica historia que leía en mis queridos libros, dos enemigos se enamoran y luchan contra todo por su amor.

Éramos Romeo y Julieta.

Mi relación con él no había sido idilica, para que negarlo. No habiamos podido llegar nunca muy lejos por mis miedos y aunque él me decía que tendría paciencia al final no pudo seguir con la chica guapa a la que solo podía cogerle la mano

Mi móvil suena y veo que es mi madre. Me aclaro la voz y le contesto

-Katherine Young estas mala y no me dices nada. Me acaba de llamar el colegio ¿se puede saber donde estas?

Mierda. Hasta en esos momentos los protocolos del Colloricchio seguían intactos.

-Perdona mama, iba a coger un autobús e ir a casa y contártelo todo. Solo estoy un poco mareada.

-Quédate en la puerta, ahora va tu padre a por ti.

Y me cuelga.

Y dejo que las pocas lagrimas que me quedan se apoderen de mi rostro.




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