Quiero mirarme al espejo, pero no puedo.
O sí puedo pero en realidad no quiero, que mas da.
Sabia que si me miraba, esa chica de 12 años que soñaba con entregarse a su príncipe azul torturaría mi conciencia hasta que me metiese en la cama y me hiciese un ovillo.
No, no podía permitirlo. Tenía que ocultar a esa niña soñadora y estúpida que solo hacía que joderme la vida.
Lo que iba a hacer era lo correcto, lo unico que en ese momento haría que me sintiera liberada y feliz. Lo necesitaba.
Ajusto mi vestido blanco, tipo tubo y de tirantes que me hacían parecer mas mayor de lo que era. Mi pelo suelto y mega liso junto con el maquillaje suave me daban un toque mas provocador.
Aunque Lila estaba algo reacia había accedido a ayudarme en los preparativos, consiguiendo que me viera mucho mas guapa de lo esperado. Daba gracias a dios porque hubiera desistido en su intento de que me echara para atrás, no le faltaba mucho para conseguir convencerme pero por suerte el universo estaba de mi lado. Muy pocas veces conseguías ganar a Lila Montgomery cuando creía que tenia razón.
Y no solo me había ayudado con el look, también me había prestado su casa. Según ella en la mía me sentiría demasiado avergonzada y en la de Christian asustada. En cambio, la suya era un lugar lo suficientemente conocido como para que me sintiera cómoda sin ser realmente mi hogar.
Cuando le comunique a Christian que cenaríamos en una casa pude notar en su voz las expectativas que acababan de formarse en su cabeza. No había que ser muy listo, dos chicos que apenas se conocen quedan para cenar en una casa completamente solos. Blanco y en botella.
Solo esperaba que ni los padres ni el hermano de Lila aparecieran de repente cuando decidiera abrirme de piernas a aquel encantador chico. Un momento digno de recordar, no cabe duda.
¿Estaba segura de lo que iba a hacer? No.
¿Alguna vez estaba segura de algo en mi vida? Tampoco.
Así que terminé de arreglarme, me alise por ultima vez el pelo y salí dispuesta a volver siendo una nueva Kate.
Llegamos a casa de Lila, estaba todo preparado. Una cena espectacular, una mesa romántica y hasta la habitacion con unos pétalos de rosa. Se había pasado.
-A mi no me mires ha sido mi madre -me confirma ante mi sorpresa.
-¿Tu madre lo sabe?
-Claro Kate ¿Cómo iba a evitar que vinieran?
-Tu familia es muy rara -espeto algo avergonzada.
No era necesario que todo la ciudad supiese que iba a perder la virginidad.
El timbre suena y una bola se forma en mi estomago. Me sudaban las manos y me agarro a Lila por instinto.
-Aún estamos a tiempo de evitarlo ¿Me oyes? -ofrece al verme al borde de un ataque cardiaco.
Le suelto, respiro hondo e intento parecer mas tranquila.
-No, estoy segura, ha sido solo un momento -No sueno muy convencida.
Lila espera unos segundos con los brazos en la cadera, pero no me dice nada y se va a abrir la puerta.
Oigo su voz y la de Christian saludándose y me siento en el sofá. El moreno no tarda en aparecer en el salón. Iba muy guapo, con una camisa gris y unos pantalones azul oscuro. Sus ojos marrones tenían un brillo muy provocador. Le saludo con dos besos y veo como me come con los ojos.
Lila se marcha, no sin antes volver a susurrarme si estaba segura. Le tranquilizo lo que puedo y veo como se va por la puerta. Cierro y al volver Christian esta apoyado en la barra de la cocina con una cerveza en la mano. El chico se había puesto cómodo.
-No negaré que me sorprendió mucho tu petición Kate -murmura y le da un trago a su bebida.
Sus labios húmedos hacen que tenga ganas de besarlo. Ese chico me atraía mucho.
Le sonrío y me pongo de su lado, le cojo la cerveza y doy un trago.
-Soy una caja de sorpresas Christian -Una tos se escapa de mi garganta.
Definitivamente no me gustaba el alcohol. Y menos la cerveza. Era lo mas amargo que había probado nunca.
Christian se ríe de una forma que no me hace sentir ridícula. Acaricia mi cara.
-¿Ya no estas con Enzo? -pregunta acercándose un poco a mi.
Esos ojos grises intentan meterse en mi cabeza pero los rechazo con todas mis fuerzas. No era el momento.
-No me apetece hablar de eso -Evito el tema -Lo importante es que estamos los dos aquí y que vamos a disfrutar de una maravillosa cena, y de lo que tenga que venir después.
Mi insinuación no era en absoluto sutil, pero necesitaba que entendiera que estábamos haciendo allí. Eso no era una cita romántica ni el principio de una relación, era un intercambio de placeres entre dos personas.
Christian acaricia mi mejilla y acerca su boca a la mía.
-Empiezo a tener ganas de saltarme la cena -susurra y planta sus labios en los míos.
Al principio su tacto es frio pero acerco su cabeza y recibo sus labios con ansia. No hacia que mi corazón diese un vuelco ni que mi respiración se acelerara, era simple y lo suficientemente delicioso como para que siguiera.
Christian apoya las manos en mi cadera pegando nuestros cuerpos. Baja con suavidad hasta mi culo y lo agarra descaradamente. En la fiesta me había molestado pero en ese momento me daba igual. Lo aparto con suavidad y le miro a los ojos, que destilaban fuego y deseo.
-Ten paciencia, lo bueno se hace esperar -murmuro algo nerviosa.
Christian asiente sonriendo y vuelve a coger su cerveza. Se aparta de mi para mi alivio y nos sentamos en la mesa.
La madre de Lila nos había preparado un delicioso risotto y Lila después lo había acompañado con una botella de vino que probablemente costaría mas que mi casa. No me gustaba el alcohol y nunca me había gustado pero en ese momento necesitaba relajarme y una copa de vino no me haría tanto daño.
El sabor me sorprende, no era tan amargo como la cerveza pero tenía un puntito fuerte que te hacía saborearlo mucho mas. No lo había probado nunca pero de entre todas las bebidas alcohólicas que alguna vez había bebido esa era la que mejor me sentaba.
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Editado: 02.08.2024