Mi version de ti

21

—No es posible que solo oigas ese muermo—le digo exaltada

—¿Llamas muermo a Pavarotti? —se queja super ofendido — Claro mucha mas clase tiene el "conejo malo"

—Enzo que tienes ¿65 años? Deja de comportarte como un abuelo hazme el favor.

—Quieres que te enseñe una cosa y me dices de que edad te parece que es —suelta como si nada y casi me atraganto con el helado.

Estamos en un parquecito al lado de la heladería. Tras mucho discutir sobre donde ir a por el helado decido darme por vencida y acepto comprarlo en una de las heladerías con mas renombre de la ciudad. Era alucinante como los ricos insistían tanto en ir solo a sitios exclusivos aunque fuera para comprar un caramelo.

Estábamos prácticamente solos. El aire corría con suavidad y en ese momento estaba en el paraíso.

—Eres tú la que tienes que mejorar tu gusto —me pincha sin referirse en absoluto a Bad Bunny.

—No solo me gusta ese tipo de música. La que me enviaste por ejemplo me encantó —le recuerdo.

Llevaba rato intentando sacar el tema pero no veía como. Me mira y sonríe de oreja a oreja.

—You say, "We're done" but here you stay —recito de memoria.
(Dices que hemos terminado, pero te quedas aquí)

—You said you're scared, I'll let you down
(Tienes miedo de que te decepcione)

—You'll let me down —cambio la letra.
(Me decepcionarás)

—Just stick around and you'll find out.
(Quédate y lo descubrirás)

Suspiro con cierta frustración, en que momento había pasado Enzo de ser el impenetrable a recitarle canciones románticas.

—No me hagas creer que algo ha cambiado de ahora al día en que te vi en aquel despacho —le ruego y suena mas a suplica que a otra cosa.

—Si de verdad crees que sigo siendo el mismo que cuando nos conocimos es que no te enteras de nada.

Sus ojos grises brillan de una manera que me derrite. ¿Era eso lo mas parecido a una declaración que él podía dar?

—"No estoy enamorado de ti, no estas en un cuento de hadas en el que yo soy tu puto príncipe. No voy a cambiar porque me gusta como soy" — le recuerdo palabra por palabra—¿Algo de eso ha cambiado?

No se lo esperaba, hace una mueca de desaprobación y me mira serio.

—No —responde tajante.

Ni siquiera me entristece, ya lo sabía.

Que él ya no era el mismo que cuando le conocí lo tenía claro, pero que seguía estando muy lejos de todo lo que estaba dispuesto a ofrecerme Javier también.

—Soy feliz con Javi, él puede darme todo lo que siempre he querido y más —le digo consciente de que podía hacerle daño.

Y acierto. Su cuerpo se tensa y apoya el helado en el suelo. No es que quisiera herirle, es que quería dejarle claro que las cosas seguían estando exactamente igual.

—Sé clara ¿Qué quieres decir con eso Katherine? —pregunta

No quiero acabar con ese momento. No quiero irme de aquel parque y dejar de notar su olor tan cerca de mi. No quiero pero debo. Era mejor arrancar la tirita de una vez.

—Creo que no es buena idea que seamos amigos —murmuro bajito, como si en verdad no quisiera que me oyera.

No parece sorprendido. Apoya la cabeza contra la piedra y cierra los ojos. Siento que lo pierdo por segundos.

—Te quiero —le confieso sin mas—Lo sabes tu, yo y hasta el espíritu santo.

—No vayas por ahí —intenta frenarme.

—No voy por ningún sitio, es la verdad. Necesito que desaparezcas para que Javier y yo tengamos un mínimo de posibilidades.

—Es que no quiero que tengáis posibilidades —exclama levantando la voz —Tampoco quiero que estés enamorada de mi sabiendo que no puedo corresponderte, no es eso.

—¿Entonces que narices quieres?

—¡No lo sé! —grita y por un momento parece que va a decir algo mas pero se calla.

—Llévame a casa Enzo —le pido mientras me levanto.

No rechista, solo se levanta y empieza a caminar en dirección al coche. Arranca y conduce hasta mi casa sin mirarme ni un segundo. Esta callado y concentrado en la carretera y yo vuelvo a sentir todo el peso y la angustia que por unos minutos había olvidado.

Estar con Enzo me curaba momentáneamente pero el bajón de después era mucho peor.

—Tienes razón, lo mejor es que no seamos mas amigos —dice cuando llegamos a la puerta de mi casa —Tu tienes tu beca y yo mandaré el comunicado cuanto antes. En cuanto a mi padre hablaré con él cuando vuelva y ya no habrá nada que nos obligue a estar cerca.

Sé que es lo que le he pedido pero ni así logro reducir por un segundo el aprieto que siento en mi corazón.

—Gracias por venir a verme hoy. Me has ayudado mas de lo que crees.

Ni siquiera me responde, lo que interpreto como una señal de que debía salir del coche. Abro la puerta y pongo un pie en el suelo, el aire del exterior me parece de pronto helado y las ganas de hacerme un ovillo en mi cama eran reales.

Oigo como arranca de nuevo el coche y no quiero girarme para verlo. Meto la llave en la puerta y entro haciendo un esfuerzo gigante por saludar a Javi y Lila con una falsa sonrisa.

—¡Por fin! —grita Javi y se levanta para recibirme.

Al parecer habían permanecido ese par de horas en la misma postura que cuando me había marchado, como si allí el mundo se hubiera paralizado. El mío en cambio parecía que hubiera caído en picado.

—¿Habéis hablado ya con Drácula? —pregunta Lila consciente de mi expresión.

—No, no estaba. Da igual, dice que hablará él y que no me preocupe —intento explicar sin que se note la tristeza en mi voz —Es mas, hemos llegado a la conclusión de que es mejor que no seamos amigos.

Decido contárselo ya a los dos porque no estaba dispuesta a repetirlo muchas mas veces. Las ganas de llorar empiezan a pesarme de manera considerable. Quería y necesitaba estar sola.

—¿Y eso? —pregunta Javi demasiado inocente para mi gusto

—No tenía mucho sentido esa amistad —confieso.

—Pues no, la verdad —añade él.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.