Mi version de ti

Mateo Colloricchio

Si había algo que le irritaba profundamente era que la gente no cumpliera su palabra. Era algo impensable en su época, en donde un apretón de manos tenía el mismo valor que un pacto de sangre. Ahora en cambio la palabra no valía nada. Excepto la suya claro.

—Estas mas callado de lo normal —murmura Valeria mientras acaricia su espalda.

Mateo se incorpora y se sienta en la cama. No le gustaban las caricias. Mira por la habitación en busca de su ropa. Ya había pasado demasiado tiempo allí para lo que estaba buscando y todo el finde semana fuera le había agotado.

Si hubiera sido por él habrían quedado en la misma habitación de hotel de todos los sábados, pero Valeria Montgomery era una mujer testaruda y en ese momento le convenía mas tenerla de su lado. Él sabia que la intención oculta de ella era follárselo en su cama para sentir que eran algo mas que amantes.

Pobre ilusa.

—Tenemos que hablar de la vista, hay que ver como hacerlo para que parezca creíble —se mete de lleno en la cuestión.

La mujer de ojos verdes le mira algo decepcionada. No es que no supiera de que iba aquella relación, es solo que como todas, siempre estaba esperando mas.

—¿Estas seguro de que es necesario todo eso? ¿Por qué no hablas con el chico y ya? Si él mas que nadie no parece que tenga intención de heredar toda esa fortuna.

Mateo encuentra su ropa y empieza a vestirse, no iba a discutir con ella cosas de su familia. No eran de su incumbencia.

—Ya he tenido bastante con tu hijo. Si tu también vas a incumplir tus promesas házmelo saber —espeta nervioso.

—Mateo sabes que haré lo que me pidas, no es eso, solo que Enzo es tu hijo y no entiendo porqué quieres joderle.

Le dicen eso a cualquier otro padre y muy probablemente un atisbo de culpa golpea su alma pero la de Mateo Colloricchio hacía tiempo que se había marchado de su ser.

—No es asunto tuyo. Tienes que redactar el papel que te he pedido y cuando llegue haz que sea lo primero que firme.

—¿Cómo quieres que haga eso?

—Me importa una mierda Valeria, hazlo y punto —ordena y ella se hace pequeñita a su lado.

—¿Y Javier? ¿Has hablado con él? —pregunta Valeria como una verdadera madre preocupada.

—No, pero lo haré. Le pedí algo muy concreto y al parecer se ha despistado.

—Le gusta la chica Mateo.

Sopla exasperado. ¿Por qué los jóvenes cometían tantas estupideces? ¿Cuándo iban a darse cuenta de que la vida era mas que un par de tetas?

—No entiendo que cojones le ven a esa niña —se queja.

Termina de vestirse y antes de salir por la puerta mira a la mujer que sigue desnuda en la cama.

—Espero que no me decepciones —le amenaza.

Sus planes ya habían cambiado demasiado como para aceptar mas sorpresas. Sale con disimulo por la puerta y antes de meterse en el coche ve que un joven rubio se le acerca por detrás.

—¿Qué haces aquí? —le pregunta Javier Montgomery algo extrañado.

—Te estaba buscando —miente.

Si como él quería hubieran quedado en un puto hotel no tendría que ir por ahí escondiéndose como un adolescente travieso.

—Mateo ya te he dicho que no formo parte mas de esto. Los tratos que tengas con mis padres ya son cosas vuestras. Déjame en paz.

Mateo le sonríe con cierto aire de superioridad. ¿Quién se creía que era esa pulguita para hablarle así? No se ponía tan chulo cuando venía corriendo a pedirle dinero para pagar sus proyectos fallidos.

—No me vuelvas a hablar en ese tono si no quieres que estampe tu cara en el capó del coche.

Javier se encoge asustado, era consciente de que Mateo Colloricchio no amenazaba en vano.

—Tienes una cosa mas que hacer para mi, después de eso podrás vivir feliz con quien te salga de la punta de la polla.

Javier analiza sus palabras, un ultimo encargo por su libertad no era un precio muy alto a pagar.

—Enzo se ha vuelto a su piso, ya no vive aquí —le informa el joven.

—No es eso. Lo que tengo que pedirte tiene que ver con la señorita Young.

—Ya no tienen ninguna relación y parece que tampoco se hablan.

—¿Quieres cerrar el pico? —le corta exasperado —Por alguna extraña razón parece que mi hijo se ha encoñado por primera vez en su vida y ahora mismo veo que es la manera mas rápida de que pierda los nervios y acaba montando el pollo que necesito.

Javier piensa en su petición y se siente tentado a preguntarle como era posible que ese hombre se enterara de todo tan rápido. La idea de joder a su amigo no le encantaba pero la deuda que tenía con Mateo era demasiado elevada como para no obedecer.

—Enzo es mi amigo —avisa Javier aún sabiendo que no tenía derecho a llamarlo así después de todo.

—No voy a dejarlo viviendo debajo de un puente. ¿Qué imagen crees que tendría la gente de mi? —le explica Mateo — Solo quiero que se vaya de nuevo a Europa y renuncie a su herencia. Él se va lejos, yo recupero mi empresa, tu te quedas la chica y yo le doy una compensación económica mensual mas que suficiente. Todos felices.

Y realmente le parecía el mejor de los finales. En el fondo le hacía un favor a su hijo quitándole esa responsabilidad de encima.

—Si lo que quieres es que desee huir lejos sé como hacerlo.

Mateo sonríe complacido. Ya era hora de que las cosas empezaran a funcionar.




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