Mi version de ti

Enzo

Me dolía la cabeza sobremanera. Y los portazos que daban a la puerta de su apartamento solo hacía que empeorar la situación.

Bajo sin ninguna prisa las escaleras y llego a duras penas hasta la puerta. La abro sin ni siquiera mirar.

Lila Montgomery entra como una bala en su piso, sin pedir permiso ni esperar a que él se lo diera.

Era como un grano en el culo.

—Me puedes explicar que narices es esto —se queja y le lanza una revista a sus pies.

Echo un vistazo rápido a la portada. El titular me pilla desprevenido.

"Enzo celebra su cumpleaños a lo alto" Y la imagen de él totalmente alcoholizado mientras le echaban de un bar ocupa toda la pagina.

No habría sido para tanto si el reportaje no estuviera firmado por la misma reportera a la que Kate lanzó el café cuando entro en el colegio, había dedicado dos paginas a inventar todo tipo de mentiras sobre él, mentiras que nadie estaría dispuesto a rebatir teniendo esa foto en la portada.

Me toco la cara dolorido y empiezo a recordar lo que había pasado. Primero su cumpleaños, la estúpida y maldita fiesta que su padre se había empeñado en celebrar.

Luego Kate.

El quemazón que siento ante ese recuerdo me duele mucho mas que el moratón de mi ojo. Mil millones de veces mas.

No era el hecho que se hubiera acostado con alguien, era la mentira, el engaño, el hacerme querer por un segundo sentir algo.

Tras aquel descubrimiento lo único que había sido capaz de hacer era beber, beber y coger el coche. Irme a la primera discoteca que encontre y meterme en el primer lio que pude. Necesitaba partirle la cara a alguien y no podía ser Javier.

Menudo capullo se había vuelto el que un día fue como un hermano. Todo el mundo a su alrededor le había decepcionado sobremanera. Y la que mas Katherine Young.

—¿Estas bien? —me pregunta Lila.

La miro y agradezco su preocupación. En poco tiempo esa chica de ojos verdes se había convertido en la única que parecía no abandonarle.

—¿Para que cojones llamas a tu hermano?

Lila se encoge de hombros, se sentía culpable en cierta forma. Al final ella era la razón que había hecho que todo explotara.

—Yo no lo llame, al menos no lo recuerdo, tuvo que ser mi padre o otra persona.

Realmente me daba absolutamente igual. Me daba igual esa revista, me daba igual que faltaran tan poco para la vista y me daba igual todo excepto esos malditos ojos azules.

—Se han acostado Lila, lo ha escogido a él, es así de fácil.

Lila suspira frustrada. Puede que estuviera harta de vivir aquel culebrón tan largo, él al menos lo estaba.

—¿Y eso te importa? Hace poco te hubiera dado absolutamente igual.

Se calla y se va al sofá, no estaba dispuesto a responder a una pregunta tan difícil. Lila se acerca y se sienta a mi lado.

—Es mi hermano Enzo, lo conozco. La hará feliz y aunque tu sientas algo por ella no podrías darle tanto compromiso. Ella siente cosas por él también, déjalos ser felices y sigue tu vida follándote a todo dios.

—¿Sabes lo que pasó el día de su cumpleaños? ¿O que hace una semana me miro a los ojos y me dijo que me quería?

Lila se calla y analiza mis palabras. No, no sabía nada de eso y por su expresión no le gusta un pelo.

—Que puta manía de liar las cosas de verdad —dice mas para ella que para mi.

—Yo no lio nada, he sido muy claro.

—¿La quieres? —lo mira totalmente en serio.

Su pregunta me pilla completamente desprevenido. Tardo unos segundos en reaccionar.

—Que mas da eso.

—Contéstame Enzo.

—Yo no he querido a nadie en mi vida.

—Eso no es una respuesta.

—¡No lo sé! —grito y me levanta nervioso del sofá.

La cabeza empieza a darle vueltas y las punzadas de dolor se vuelven martillazos. Quiere darse una ducha y dejar que el agua purgue todos sus pecados.

Suena su móvil y veo el nombre de Mateo Colloricchio en la pantalla. Cuelgo, para eso si que no tendría paciencia.

—Me caías mejor cuando pensabas solo con la polla —le confiesa la rubia y si no fuera por lo jodido que estaba le hubiera hecho reír.

En Lila Montgomery había encontrado una amiga que no sabía que necesitaba. Era cierto que le tocaba los cojones cada dos por tres y se metía en su vida como una mosca cojonera pero era de las pocas personas que no tenían ningún tipo de interés en él, ni sexual ni económico.

—A mi también —le contesta y sabe que es a la única a la que se lo puede decir. — Que hacemos ¿Follamos?

Le lanzo una almohada a la cara y por fin logra sacarme media sonrisa.

No podría acostarse con Lila ni aunque quisiera de verdad. Hacía mucho que la parte favorita de su cuerpo había decidido ponerse en huelga.

Maldita Katherine.

—No empieces anda que hemos avanzado mucho puliendo esa pedazo de coraza de gilipollas que tenías.

—Eres la única razón para no partirle la cara a tu hermano —me recuerda —Y no sé si seguirá siendo suficiente.

Miro a Lila y sé que eso le disgusta.

La amistad de Javi y Enzo había sido muy sincera e importante, al menos para él.

—Dúchate, tapate ese ojo morado y vístete —me ordena.

Se da cuenta de que solo lleva unos calzoncillos puestos. Cualquier otra mujer se hubiera derretido ante esa imagen, para Lila era como ver una paloma en un parque. Por eso eran amigos.

Me levanto de mala gana.

—¿Seguro que no podemos follar? Hago un esfuerzo si quieres —propongo mientras subo las escaleras.

—Si Enzo, ahora subo y te hago un apaño, metete en la maldita ducha ya —le responde y se acomoda en su caro sofá.

Enzo intenta reír pero la imagen de Kate en ese mismo sofá decide venir a torturarle.

Al igual que la imagen de Kate gimiendo por su tacto.O el sabor de sus labios contra los suyos.

O la manera en la que le miraba, le reía y le hacía sentir el chico mas feliz del mundo.

Tardo aproximadamente media hora en ducharse, vestirse y conseguir reunir las suficientes ganas como para bajar de nuevo al salón. Sabía lo que iba a intentar hacer Lila, lo que hacía siempre que acababa jodido, lo que últimamente se había vuelto casi una costumbre.




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