Mi version de ti

Lila Montgomery

Tardaría demasiado tiempo en acostumbrarme a aquella maldita cafetera. Intento meter la capsula de café y la maquina del infierno emite un pitido que se hace insoportable al cabo de unos segundos indicándome que algo no va bien.

¡Nada va bien! grito a la maquina aun sabiendo que no me puede oír.

Las lagrimas amenazan mis mejillas. Últimamente eran su lugar preferido. Me seco lo ojos y vuelvo a intentar ponerla en marcha.

Agradecía enormemente que Enzo me permitiera vivir en su casa pero echaba de menos mi hogar. Mi padre, mi madre y sobre todo mi hermano. Era mi todo y se había marchado sin ni siquiera decirme adiós.

Noto una mano en mi hombro y pego un mini salto sobresaltada. Enzo Colloricchio me mira con la misma pena que el que se encuentra un perro atropellado en medio de la carretera.

—Ya te lo pongo yo —se ofrece y se lo permito.

Quien me diría a mi que aquel idiota prepotente se convertiría en alguien tan sobreprotector y bueno. Y por fin estaba con una de sus personas favoritas del mundo. Su tierna Kate, a quien ella siempre había querido proteger y que había acabado en las garras de nada mas y nada menos que su hermano.

—No me digas que te has cansado de follar, me decepcionas —le pico intentando no sacar el tema de mis estúpidas lagrimas.

Se ríe y eso me alivia. No estaba para charlas.

—No me cansaría de follarmela ni en cien años.

Le doy un manotazo. No es la grosería, es el hecho de que era como mi hermana. No necesitaba tantos detalles.

—¿Dónde esta mi amiga? Desde que os fuisteis ayer no me contesta el móvil, me la has robado Enzo Colloricchio.

Mis palabras le llenan de alegría. No me cabía duda, Enzo estaba enamorado hasta las trancas.

—Sigue durmiendo. Esta agotada.

La cafetera decide ceder ante su dueño y empieza a chorrear el hilito de café que tanto necesitaba.

—Tu piso me odia —sentencio.

—Si te miraras el manual de alguno de los aparatos que te empeñas en usar.

—Es una cafetera cielo, ¿Me saco un master para usarla?

—Tranquila, intentaré venir a verte todas las mañanas para que puedas beber algo de café durante el día —se burla.

—En cuanto encuentre algo libero tu casa, te lo prometo...—le digo lo mas convencida que puedo.

Enzo me mira cariñoso, como hacía desde todo lo de Javier. La verdad es que no estaba buscando piso ni tenía ganas de hacerlo. Aquel sitio por increíble que pareciera se había convertido en lo mas parecido al hogar que perdí.

—De repente me he quedado sola Enzo, no lo entiendo, lo he perdido todo —las lagrimas que habían asomado antes terminan por derramarse.

No era así.

Lila Montgomery no era así.

No lloraba como una victima por los rincones ni daba pena a nadie. ¿Cómo volver a ser yo misma cuando todo a mi alrededor era destrucción?

Mis padre luchaba sin éxito por mantener algo de su dinero, ya no tenía casa ni quería nada que viniera de la corrupta y adultera de mi madre y mi hermano ya no existía. No me quedaba nada.

—Liliana Montgomery me tienes a mi. Esta es tu casa y no pienso permitir que te falte nada —me promete Enzo mientras se acerca a mi y me da un abrazo reconfortante.

—Creo que me he perdido algo —oigo la voz de Kate bajando las escaleras del ático.

Llevaba puesto el mismo vestido que en la graduación y caigo en la cuenta de que el solo lleva unos calzoncillos. Visto así la escena era algo extraña pero estaba tan acostumbrada a verlo así que ni siquiera me inmutaba.

Me aterra pensar en que Kate crea algo que no es pero su mirada relajada y la forma en la que le sonríe a Enzo me hacen saber que no duda de mi.

El moreno se aparta y va directo a su chica, le planta un beso largo que estoy segura que busca darle seguridad. Los miro y siento una envidia sana ¿Algún día tendría algo siquiera parecido?

—Tengo que irme pitando —nos avisa Kate —Mi madre me ha llamado como loca por pasar la noche fuera.

Katherine me mira y sé que nota que he estado llorando. A ella no podía esconderle nada. Se acerca y me da un abrazo que arregla parte de mi dolor, aunque no todo.

—Te quiero y estas demasiado buena como para estar llorando —me anima y logra hacerme sonreír.

Asiento con la cabeza y cojo la taza de mi café. Ella se acerca a u chico y los dos vuelven a pegarse un beso de película. Oigo como se susurran un te quiero mutuo y casi grito de euforia. Era mi novela turca favorita y por fin tenían su final feliz.

Kate se va y noto una punzada de tristeza, me apetecía de verdad pasar todo el día con ella, riendo y olvidando con algo de alcohol el tsunami de alrededor.

—Voy a ducharme, nos vestimos y nos vamos a hacer lo que sea que pueda distraerte —me ordena Enzo

—No tengo humor para ir a hacerte ningún apaño hoy —bromeo como de costumbre.

—Ufff —pone cara de disgusto y me mira —Verás, eso tiene que acabarse, es que estoy pilladisimo sabes..

Por fin me río a carcajadas y veo como eso le hace sentir mejor.

—¿Desde cuando te has vuelto tan ñoño? —me meto con él y me enseña el dedo como respuesta dirigiéndose a la escalera.

—¿Te aclararas a encender la tele o te lo dejo todo puesto como a mi hermana?

Le lanzo lo primero que veo a mi alrededor y resulta que es la tapa de una botella de plástico.

Era gilipollas sí, pero ese gilipollas era ahora mi familia.

*****

Pasamos una tarde mas que sanadora. Aurora era siempre un bálsamo de felicidad. Me encantaba lo inteligente, rápida y extrovertida que era esa niña. Eso teniendo en cuenta que se había criado en una casa encerrada y solo con la compañía de su madre y la televisión.

Estaba en la mansión Colloricchio y a pesar de que allí las cosas también habían cambiado, ahora parecía un hogar de verdad. El tsunami nos había golpeado a ambos pero en su caso, para mejor.

Cenamos con la señora Colloricchio y las risa y el buen amiente me relajan, haciéndome olvidar durante varias horas todo lo que pasaba en el exterior.




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