Vale, después de lo sucedido con mi padre, le dije a mi mamá lo que había pasado con él, ya que ella notaba que no dejaba que ningún chico se me acercara, otra vez tenía miedo y ella reaccionó más inteligente está vez, lloro demasiado, tanto como la primera vez que abusaron de mí, no podía creer que el hombre que me dio la vida también me la arruinó.
Una vez más confiamos en la justicia, pusimos la demanda, volví a ir al ginecólogo, y esta vez si nos hicieron caso, le estaban dando seguimiento al caso, comencé a ir a terapias, mi psicóloga era muy buena, parecía mi amiga, ella estuvo en todo momento con nosotras. Mamá gastaba lo poco que tenía de dinero en los camiones para ir a mis terapias, luego a la fiscalía y todo el tiempo estaba de arriba para abajo, porque poner una demanda no es nada fácil, es cuestión de procedimiento y espera. Mamá ya no tenía fuerzas para continuar, estaba devastada, eran muchas cosas las que nos habían pasado a lo largo de los años, batallar con lo mismo otra vez era muy pesado pero sin embargo ella seguía aquí, apoyándome y luchando junto a mi para hacer justicia. Pero era muy difícil para mí imaginar a mi padre tras una reja, me dolía mucho el pensarlo, y es que yo siempre he tenido eso de no guardarle rencor a nadie por más daño que me hagan, así que me rendí y decidí no continuar con la demanda porque enserio me dolía mucho, ya no aguantaba más. Mamá me apoyó, ella entendía por lo que yo estaba pasando. Han pasado dos años de esa demanda y nunca me he atrevido a platicar con mi padre sobre lo que me hizo porque aún no me siento capaz de hacerlo.