Mi vida en control de tus manos

2

11 años después.

Me encontraba sentada en la fuente del pueblo con un libro entre mis manos.

Que los chicos te digan "en cinco estamos ahí", te da chance de irte a bañar de nuevo, hacer la comida para la cena y sin embargo tienes tiempo de sobra.

Suspiré pesadamente, siempre es lo mismo con estos pesados.

Subí mi cabeza mirando hacia el cielo, no puedo negar que la vista es hermosa a pesar de que ya este viviendo aquí por 11 años. El sonido de los pajaritos y la brisa moviendo las hojas de los árboles era simplemente mágico.

La brisa era muy fría tanto que me estaba congelando los dedos, y es que ya se estaban acercando las fechas de navidad.

Unas risitas llamaron mi atención a lo lejos. Esas vocecitas eran de aquellos personajes que conocía a la perfección. Deje mi libro a un lado a un nivel de que el agua no le salpicará y se mojara.

Todos salían de la casa de Alan con tremendas sonrisas de oreja a oreja, Egan fue el primero en toparse con mi mirada.

Me miro con una sonrisita divertida.

Me levanté echa una furia caminando para cortar la distancia que nos separaban.

— ¿Cómo es posible que sean tan impuntuales si solo son chicos? —me detuve en medio de todos con las manos en mi cintura, negando con la cabeza.

— Primero que nada. Hola Keylei, ¿cómo te encuentras el día de hoy?— Alan se acercó a mi con una sonrisa, dándome uno de sus abrazos de oso.

— Es que así como ustedes las chicas se tardan tanto en arreglarse, nosotros también tenemos el derecho de ponernos guapos para usted pequeña damita— la voz de Roy se hizo presente acercándose a mi para darme otro abrazo—. Oh, es cierto, tu no haces nada de eso y por ello, eres rara.

Lo fulmine con la mirada.

— Eres un idiota Roy.

La risita de Alan se escucho en mi oído, se alejo de mi dando paso a que Alan me diera un abrazo rápido.

— Venga, porque tardaron tanto?— Pregunté.

Todos por instinto miraron a Harris quien después de un momento de haber notado que todos lo miraban incluso yo, tosió un poco dedicándome una sonrisa nerviosa.

—Buenos días Coldwell, Espero te encuentres bien el día de hoy.

—¿Por qué todos te vieron a ti?— me acerque a el con los ojos entrecerrados—. Acaso hay algo de lo que yo no esté enterada?.

—Estás en nuestro círculo amistoso y no sabes que Harris tiene novia Key? — dijo Jen, dándome palmaditas en el hombro, negando con la cabeza.

—¿Qué?— volví a mirar a Harris con los ojos abiertos como platos.

—Que decepción me acabas de dar Key.— mire a Egan, y como típico dramático que era, había apoyado su mano en su pecho como si estuviese dolido por lo que dije.

—Oh vamos, dejáis de ser tan idiota en tu vida Egan.— puse los ojos en blanco. Mire a Harris de nuevo susurrando—. Me traicionaste Harris.

—No te traicione Coldwell—Harris se acomodo los lentes para luego acomodarse el cabello con los dedos—. Solo que no te lo quise decir hasta estar seguro de que será algo serio.

Me quedé callada por unos segundos, todos se miraban entre si para después sonreír como unos angelitos.

—Eso dolió Harris.

—Va a doler más cuando sepas que es más linda que tú key. —Mire a Egan fulminando lo con la mirada mientras que los demás hacían lo posible para no reírse también.

—Lastima que Harris la conquistó primero que tú.—Sonreí victoriosa.

Egan dejo de reír al instante sacándome el dedo de corazón.

—¿Qué planes teníamos para hoy?— preguntó Alan.

Todos nos giramos a verlo.

—Pues, quedamos en ayudar a la abuela Luisa en la cabaña del lago— dijo Jen mirando su celular—. Y sin embargo estamos llegando tarde.

Asentí caminando para estar al lado de Jen.

—¿Se les olvidó eso?.

Era más que obvio que se les había pasado por alto, Egan y Roy decían cosas como "Es cierto, hoy íbamos a ayudar a la abuela", "No, como crees que nos olvidaremos de algo tan importante". Y cosas así por el estilo.

Al final después de escuchar tantas excusas, caminamos en dirección al puente para llegar a la cabaña del lago.

—Abuela, estamos aquí— Alan tocó la puerta.

No hubo respuesta alguna, lo que hizo que Alan volviera a tocar.

—Adelante.— una voz se escuchó al otro lado de la puerta, esa fue la señal para entrar.

Encontramos a la abuela sentada en la silla que estaba cerca de la enorme ventana. Ella nos miro a todos recibiendo nos con una enorme sonrisa y junto con sus abrazos.

—Queridos, pensé que no iban a venir.

—Abuela, no nos íbamos a olvidar de ayudarla en desalojar las cajas y ayudarla con lo que necesite— Alan se agachó para agarrarle la mano y plantarle un beso.

Me causó tanta ternura que había hecho pucheros inconscientemente.

Luego de eso la abuela me miró. Sentí un poquito de nervios, hizo señas de que me acercara hacía ella y eso fue exactamente lo que hice.

—Estas más hermosa y grande de lo que recuerdo keylei— abrace a la abuela Luisa. No os voy a negar que me encantaban sus abrazos, eran reconfortantes tanto que querías que el tiempo se detuviera un poco más para seguir en sus brazos.

Solo sonreí.

—¿Cómo se han portado los chicos contigo hija?— Luisa me preguntó colocando sus manos suaves en mis mejillas y mirnsdome con cariño.

—Me han tratado bien abuela, no tienes que preocuparte por mi— agarre una de sus manos para brindarle calorcito.

—Te diré un secreto— ella susurro—. Eres mi preferida Keylei.

—Eso no puede ser, te aprovechas porque eres la única chica en el grupo y por eso te prefiere a ti— Jen apareció con dos cajas en sus manos y mirandonos a ambas. Yo solo sonreí apenada mientras que la abuela solo se reía.

—Eso es mentira, todos sabemos que el preferido soy yo— Egan salió de la cocina acercándose con una sonrisa espléndida. Menudo creído es este chico—. ¿Verdad que si abuela?.

Me levanté dandole espacio. La abuela Luisa reía al igual que el, Egan le agarro la mano dándole un beso en la mejilla y hablar con ella.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.