Mi vida en control de tus manos

5

—¡Ya quiero que el día terminé!— dije fastidiada.

Deslicé las palmas de mis manos en mi cara de arriba abajo calmando el estrés que tenía.

—Hoy no es uno de los mejores días en este terrible lugar de cuatro paredes- bufó Jen sentándose al lado de mí de mala gana, tirando su bolso en la mesa.

—¿Por qué tanta agresividad?— Preguntó Roy dandole un mordisco a la hamburguesa que tenía en sus manos.

—El trabajo de física que nos exigió el profesor nos dijo que está mal hecho y nos puso mala nota—bufé.

—Lo peor es que no lo dijo para escucharlo solo los tres— aclaro Jen haciendo una pequeña pausa—. Se tomó la molestia de humillarnos a ambos frente a todo el salón.

Alan escupió el refresco exageradamente, subiendo su mano en la boca tapándose.

Nos observó a ambos como si no fuera cierto lo que escucho.

—No es para tanto-lo miré con desagrado.

—Como me hubiera gustado estar presente en ese momento para admirar aquella escena humillante— esbozó una sonrisa.

—Dime algo Alan— Jen se enderezó en su asiento cruzando sus manos con una actitud a la defensiva.

Alan lo miró confundido.

—¿Qué quieres que te diga?.

—¿Tienes algún comentario productivo que darnos?.

—Eh... ¿No?— admitió sonriendo como idiota.

—Si no tienes nada productivo que decir, ¿Por qué no te callas?— exigió irritado—. Te recuerdo que nadie pidió tu estúpida opinión.

Me quedé atónita.

Roy dejo de masticar el pedazo de hamburguesa que se había metido a la boca, girando su cuerpo en cámara lenta como si fuese un robot viendo a la persona que tenía a su lado.

Alan estaba con una cara de los mil demonios mirando fijamente a Jen que tampoco se quedaba atrás.

Parecía un juego de miradas, un juego en el que sí las miradas matarán, ya estos dos estuvieran despedazándose mutuamente.

Se creo un silencio incómodo entre todos.

—¿Qué pasó Alan?— su tono de voz fue hostil—¿Acaso te disgustó lo que escuchaste?

—Oigan chicos, ¿No creen que la hamburguesa que están dando en la cafetería está muy buena hoy?— Roy habló en un intento de minimizar la tensión que se estaba creando entre estos dos.

—Si, tienes razón— dije interviniendo también.

—Escuché que van a dar torta con extra chocolate.

Pareció funcionar, ambos dejaron de verse para vernos a los dos sin decir una palabra.

—Si, si, vamos a aprovechar. Ven Jen, vamos a pedir nuestra torta— no espere respuesta alguna y lo jale del brazo arrastrándolo por toda la cafetería.

—No es necesario que me tengas que jalar de la mano como si fuera un niño pequeño.

—Lo se, pero aún así quiero prevenir que no te me escapes.

Puso los ojos en blanco soltándose de mi agarre.

—Tengo pies, puedo caminar solo.

—Puedo caminar solo- lo arremede.

Pedimos los dos pedazos de torta que estaban en el mostrador, sin mencionar que habían suficientes todavía.

—¿Por qué esa cara Contreras?

Jen giró su cabeza hacía su derecha viendo a la persona que estaba a su lado. Asomé mi cabeza ya que el cuerpo de Jen me tapaba la persona que tenía a su lado.

El y Egan se saludaron chocando las manos y con una palmadita en la espalda.

—¿Egan?— lo miré de arriba abajo extrañada.

—¿Por qué tanto asombro?— dijo arqueando una ceja.

—Es que pensé que no ibas a estar aquí otra vez— aclaré.

—Ayer te dije que vendría, ya que había resuelto esos pequeños problemas que no me permitían estudiar.— explicó.

Me quedé unos segundos tratando de recordar cuando fue que me lo dijo. Sentí una extraña sensación cuando me acordé de ciertas cosas.

Respiré profundo tratando de no perder la cordura.

—Gracias por la torta Key.

—¿Qué?— lo miré confundida.

Egan agarro la pequeña cucharilla, metiéndose un poco de pastel a la boca con todo el descaro del mundo.

—Está buena— afirmó.

—Eres un abusador— bufé.

—Ayer también lo fui— dijo pícaro.

—Cállate.

—Cállame.

—Te odio.

—Si así demuestras tu amor, entonces ódiame todo lo que quieras—Dijo divertido, caminando a dónde estaban los demás.

Le saqué el dedo del medio.

—Espera,¿y Jen?— pregunté mirando a mi alrededor.

—Jen se fue hace unos minutos y ni cuenta te habías dado— Egan soltó pequeñas risitas sacudiendo la cabeza.

—¿De verdad?

Asintió.

—¿Y dónde está?— Pregunté.

—Ahí—Señaló con su dedo en dirección dónde estaban los demás.

Jen estaba concentrado mirando su pedazo de torta, Alan estaba peleando con Roy por el celular de el y Harris estaba haciendo el intento de calmarlos.

—Como en los viejos tiempos— negué con la cabeza. Egan me miraba con curiosidad y en silencio.

***

Eran las 3 de la tarde y nosotros aún no habíamos salido de la universidad, estábamos en la biblioteca esperando a que Harris y Roy le dieran el permiso de llevarse los libros para la casa.

—Me iré adelantando— Jen se acercó a mi para susurrar me—, ¿Quieres venir para no esperar aquí?.

—Estoy bien tranquilo, gracias por preguntar Jen— sonreí amablemente. El asintió con la cabeza abriéndose paso desapareciendo por la puerta.

Al lado de mi estaba Alan y Egan, ambos tenían sus brazos cruzados y con cara de aburrimiento, más Egan porque tenía que hacer silencio.Pasaron 30 minutos y por fin nos pudimos ir.

Roy y Alan habían entrado al coche, solo quedábamos Harris, Egan y yo.

—¿Y bien?— Harris me miró— te vas sola o te vienes con nosotros?— preguntó.

—Pues, me iré sola.

—¡¿Qué?!

Harris y yo nos giramos viendo a Egan con confusión.

—¿Cómo qué te vas sola?— se dirigió a mí esperando una respuesta.

—Egan, Coldwell tiene que verse con una compañera para hacer una tarea— explicó Harris.

—¿Y por eso se tiene que ir sola?— preguntó de nuevo en desacuerdo.

—Fue el acuerdo que quedamos Harris y yo— aclaré.

Egan se me quedó viendo en negoción.




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