—Tenemos que mudarnos.
La noticia me cayó como balde de agua fría. Deje mi tenedor a un lado del plato que tenía al frente de mí, apartando lo un poco. Sentí mi garganta seca como si no hubiera tomado agua por mucho tiempo.
Parpadee varias veces ladeando mi cabeza con lentitud.
—Podrías— trague saliva haciendo una pausa.— repetirlo de nuevo?— Hablé, sosteniendo mi mirada en la de mi padre.
—Cariño.
la voz dulce de mi madre se hizo presente llamando la atención de mi padre y de mi persona.
—No, mamá. Necesito que lo repita— repetí girando mi cabeza otra vez mirando al hombre que tenía al frente de mí.
Mi padre se aclaro la garganta dejando el tenedor y el cuchillo a un lado. Tomó aire unos segundos y enderezándose en su puesto.
—Qué tenemos que irnos de este...
—¿Irnos a dónde?— pregunté. Interrumpiendo le.
—Nos vamos a casa de tu abuela Keylei — dijo mi padre con voz autoritaria.
Miré mi mamá en busca de una respuesta pero ella no hizo nada, solo mirar a mí papá.
Volví a verlo.
—Me dijiste que ya no íbamos a mudarnos más, qué este lugar sería el último y que lo tomáramos como un hogar.— murmuré.
—Cariño... ocurrieron unos asuntos en casa de tu abuela. Así que necesitamos ir.— dijo mi mamá con ese tono dulce de siempre.
—¿Y por eso es necesario tomar una decisión tan drástica y solo decir: "Nos mudamos"..?— dije indignada.
—Es por un bien necesario.
—Un bien necesario para ustedes no para mí— contesté de mala gana.
Mi papá cerro los ojos como respuesta. Conociendo lo a la perfección, puedo confirmar que ya estaba perdiendo la paciencia.
—Key, cariño.
—Siempre es la misma historia—Dije molesta ignorando a mi mamá— Cuándo por Fin pienso que no nos vamos vienen con la misma frase: "Nos vamos porque es necesario". Y en realidad no es así.
—Key por favor sien...
—¡Siempre con una mentira asquerosa de por medio!.—No pude evitar hablar con fuerza.
—¡SE ACABO!— ordenó mi papá con voz fuerte, golpeando la mesa y dejando un silencio en el comedor.
Lo miré sorprendida por unos segundos, fruncí el ceño de nuevo sin apartar mi mirada de la suya.
El separó los labios para hablar.
—Ahora mismo, irás a empacar tus cosas y solo dejaras la ropa que usaras estas últimas tres semanas aquí. ¿Quedó claro Coldwell?.
—No lo haré.— hablé con firmeza.
Las miradas de mis padres fueron de sorpresa.
Incluso a mí me cayó de sorpresa hablar así, me arrepentí de haber respondido de tal manera pero ya había metido la pata.
—No te estoy preguntando, es una orden. Así que ve y hazlo.— ordenó otra vez.
—¿Por qué prometes cosas que sabes que no vas a cumplir?.
Oh, Keylei. Te estás metiendo en problemas, cállate ahora o te vas a arrepentir.
—¿Por qué la necesidad de ilusionar a una niña de 7 años con promesas falsas?.— Pregunté molesta.
Dios mío, ¿¡Por qué sigues hablandooo?!.
Su cara de sorpresa con una mezcla de culpa dejaron notar que no se acordaba de aquello que un día me prometió.
—Hija yo, no pensé que te acordarías de eso.— fue lo único que salió de su boca.
Okey.. eso fue un golpe bajo.
Cerré los ojos con fuerza bajando la cabeza negando decepcionada.
Sonreí sin gracia alguna, volviendo lo a ver.
—Y por pensar que no me acordaba, ¿Vas a hacer que esa promesa se desaparezca como senizas?— dije en tono agrio. Tragó saliva manteniendo su mirada firme—. Es decepcionante saber que no puedo confiar en tí porque no tienes palabra que lo valga.
Con eso me levante de golpe del comedor agarrando el suéter que tenía atrás de mí silla y mi teléfono eh irme dando pasos acelerados pero firmes hacia la salida.
Escuché la voz fuerte de mi papá llamándome por la cocina, sus pasos no tardaron mucho en escucharse atras de mí.
—Keylei Regresa ahora mismo!— ordenó.
—Ahora no papá.— dije sin importar cerrando la puerta atrás de mí y caminando lejos de aquella casa.
No quería llorar pero la rabia y lo injusto que era esto no me ayudaban.
Las lágrimas empezaron a brotar sin control alguno.
—Vamos Key, deja de llorar— susurré para mí misma limpiando me las lágrimas con los dedos.
Necesitaba llamar a uno de los chicos y contarle lo que pasó, siempre contaba con ellos cuando me sentía mal y este es uno de los momentos importantes en los cuales los necesito.
Saque mi celular del bolsillo y le marque a Harris. Caía al buzón de voz, lo llame cuatro veces pero en ninguna contestaba así que me rendí decidiendo llamar a alguien más.
Vi el contacto de Egan por un momento pero, pensé que todavía estaría de mal humor por lo de aquel día. Así que prefiero no molestarle con sus asuntos.
—Pero, ocultar le este tipo de cosas empeoraría su humor— hable para mí misma— espero no arrepentir me de esto más tarde.
Ví el contacto de Jen y me detuve dudosa.
¿Será que podría hablar con el de este tema sin que actúe de mala gana?..
Sacudí la cabeza y tome una decisión colocando mi celular en mi oído.
—¿Key?— la voz de Jen se escuchó al otro lado del celular. Me sorprendí al instante, pues no pensé que me iba a responder a la primera.
—Jen... ¿Tienes tiempo para hablar?— pregunté. Esperando una buena respuesta.
Hubo un silencio corto al otro lado.
—Esta bien, ¿Dónde te encuentras ahora mismo?— Preguntó sin tanto rodeo.
No me había dando cuenta que ya estaba afuera del pueblo, estaba en la carretera.
—Estoy.. en la carretera— dije sin más, abrazadandome a mi misma por el frío que estaba haciendo.
—Estoy en 20. No te muevas de ahí.
Con eso Jen colgó. Respiré profundo guardando mi celular en el bolsillo y buscando un lugar para sentarme.
Más o menos cerca ví una roca grande, decidí acercarme para sentarme a esperar a Jen.
Estaba metida en mis pensamientos, de verdad no podía creer lo que acaba de pasar.