—Key.
Escucho una voz muy lejana, como si fuera un eco. Observo mi campo de visión pero no había señales de otra persona que no fuera yo.
—Key.
Aquella voz provenía...¿De alguien masculino?.
No respondí pero aún así miraba a todas las direcciones.
Entonces mi vista se detiene a un punto en específico, me parecía familiar pero no podía saber donde me encontraba exactamente, lo único que estaba segura es que dónde estaba era un bosque.
Intenté dar un paso pero un movimiento me hizo detenerme en seco, bajo la mirada conteniendo la respiración. El suelo bajo mis pies tembló con tanta ferocidad que mi corazón casi se me salía por la boca; un olor a humo se empezó a identificar por todo el lugar lo que me puso en estado de alerta hasta que ví una enorme nube de humo que provenía del bosque que estaba al frente de mí.
—Key despierta hay visita.
"Key, Keylei despierta".
La voz se escuchaba cada vez más y más cerca de mí hasta que abrí los ojos de golpe encontrándome al frente de mí a Cail.
—Key, despertaste —sonrie— buenos días.
—Buenos días Cail —dije adormilada. —¿Qué sucede?.
—Has dormido mucho.
—¿Qué?. —Un aroma a pasticho se adhiere a mis fosas nasales al despertar por completo.— ¿Por qué huele tan rico? —pregunto.
La barriga me empezó a rugir como si no hubiera comido por años.
—Key, ya son las 2 de la tarde y aún tu no despertabas.
—¡Qué! —exclamo. Me levanto de golpe de la cama y reviso mi celular. Efectivamente eran las 2 de la tarde.— Oh, dios mío, dios mío...
—Tranquila. —dice Cail bajandose de la cama.
—¿Por qué no me despertaron? —digo avergonzada.
—Estabas durmiendo y despertar te para no hacer nada, iba a ser algo muy innecesario —dice acercándose a la puerta— Ven a almorzar... o a desayunar —sonrie.
—Espera.
En un abrir y cerrar los ojos Cail ya había desaparecido por la puerta dejándome a mí centada en la orilla de la cama.
Me puse algo en los pies junto con un suéter y baje apresurada sin ver el como estaba. Al bajar la última escalera escucho ruido en la cocina y voy acercándome.
El primero en notar mi presencia fue Jen que me saludo y luego la abuela.
—¡Querida, hasta que por fin despiertas! —sonrie
Me acerco a ella saludando a los demás con la mano.
—Disculpa —susurro. Ella parece no entender y me pregunta: "Por qué". Dice susurrando—. Me desperté muy tarde.
—Tranquila, después de la salida de ayer nos imaginábamos que estarías muy cansada.
Es verdad. Ayer la salida estuvo un poco agotadora, tanto que tuve que pedir que descansaremos 5 veces.
—Preparate.
—¿Eh? —digo desconcertada.
Ella sonríe lo que hace que me dé una mala espina todo esto.
—Agarra asiento. —señala Luisa el asiento que estaba a su lado.
—Key.
Me giro a ver quien me llama y me consigo con los ojos de Jen.
—¿Si?.
—¿Me puedes acompañar un segundo al jardín? —pregunta, levantándose de su puesto.
Asiento no tan convencida.
Jen me hace señas de que lo siga y le hago caso sin rechistar. Al abrir la puerta del jardín, la brisa fuerte golpea mi rostro haciendo que me estremezca por completo y trate de buscar calor en el sueter que tenía puesto.
—¿Que sucede?.
—Creo que ya...
Mi celular suena interrumpiendo lo. Pido disculpas al momento agarrando el celular y hechando le una ojeada para ver de quien se trataba.
Contengo la respiración al ver el nombre que me aparece en la pantalla. Alzo la vista aterrorizada y se la muestra ya en que está al frente de mí con una mirada de confusión. Al ver de quién se trataba suelta un jadea divertido.
—Vamos, contesta —dice haciendo señal al celular.
—Pero...
No termine la frase porque él mismo contesto mi celular pegándome la la oreja.
—Vaya, vaya —una voz ronca se escucha al otro lado del celular. Trago saliva nerviosa.
—¿Cómo... es..estás Egan?
—A la perfección ahora que se dónde estás.
Siento un pinchazo en el estómago al escuchar lo que dijo, ¿De verdad sabía dónde estaba?, ¿Pero, quien se lo dijo?.
—¿Qué? —miro a Jen desconcertada.
Me doy cuenta de que Jen estaba mirando sobre encima de mi cabeza con una sonrisa divertida y negando con la cabeza levemente.
No le hice tanto caso y volví a concentrarme en la llamada.
—Que bonito que juguemos a las escondidas sin yo saber nada —su tono sarcástico se hizo notar.
—No te shhh...escu sshhh —fingi hacer sonidos con la boca para colgar le.
—¡Keylei! —exclama.
—Lo sien ssshhhh —aparte el celular de mi oído y cuelgo mirando a Jen con los ojos abiertos como platos. — ¡Cómo mo que ya sabe que estoy aquí! ,¿Le dijiste algo Jen? —frunzo el ceño.
El me ignora como respuesta.
—¡Jen! —digo, alterada.
—deberías de preocuparte por la persona que se está acercando hacia aquí —comenta—. Y se ve furioso —se pone las manos en el bolsillo, manteniéndose en silencio.
—¿Qué? —me giro sobre mis pies con una velocidad indescriptible, mi corazón latía con toda ferocidad tanto que pensé que se me iba a salir por la boca.
OH DIOS MIO, ERA EGAN, ¡EGAN ESTABA AQUÍ!.
Trague saliva con dificultad, estaba enojado, muy, muy enojado; la mandíbula la tenía tensa, sus manos en ambos bolsillos del suéter negro que tenía encima, sus pasos eran firmes pero lentos y ni hablar de que a la única persona que estaba viendo era a mí.
—Acepta las consecuencias de tus actos —murmura Jen al lado de mí.
Egan se acerca a Jen para saludarlo y luego me penetra con la mirada. No tenía la valentía de mirarlo, pero aún así tenía que confrontarlo o al menos buscarle un tipo de conversación para que calmara sus ánimos.
—Ho...la Egan —digo saludándolo con la mano— ¿Cómo est...
Pone una mano en mi boca, mirándome con seriedad.
—Las preguntas las haré yo apartir de ahora y espero me respondas con firmeza —dice con un pequeño tonito de molestia.