Mi vida en control de tus manos

10.2

Egan Reilch

Roy dame la ubicación exacta de donde está —digo mientras manejaba a toda velocidad.

—Dame un momento, la estoy localizando.

Escucho la voz de Roy desde el auricular de radio.

—Desde arriba debería de ser más fácil que estando aquí abajo Roy. —digo irritado.

—Listo. La encontré —hace una corta pausa para volver a hablar—, está a 15 kilómetros y se dirigen a la ciudad.

—Necesito que revises los alrededores Roy...

—No tienes que pedirlo, se que hacer.

No respondí pero asentí con la cabeza.

Mientras tanto, me concentre en alcanzar aquel auto donde se encontraba aquella chica tan importante para mí.

Necesitaba detenerla, si esto se trataba de algún plan del imbécil de Zack para alejarla y no poder hacer nada para poder salvarla...no me lo perdonaría.

A lo lejos pude diferenciar el auto del padre de Keylei haciendo que mi corazón latiera con tanta ferocidad. Causando aquella punzada de angustia, en pocas palabras, el terror de perder a alguien de nuevo...de perderla a ella.

No iba a permitirme perder a alguien que amo con todas mis fuerzas.

Pude alcanzar el auto pero este no se detenía, así que tuve que avanzar más adelante y ponerme en todo el medio para que se pudieran detener.

Sin pensarlo dos veces...eso fue exactamente lo que hice.

Me baje de la moto apresurado, acto seguido quitándome el casco de la cabeza, dejando que el aire frío golpeara mi rostro.

—Key —suelto al aire mientras me dirigía a el auto con pasos firmes y seguros—. Key baja la ventana del auto por favor—pido casi en súplicas y dando toques suaves pero rápidos en la puerta.

No obtuve respuesta alguna de parte de ella. Me sentía como si estubiera hablando solo, como si fuera un niño cuando súplica para que le compren un juguete de último modelo y le dicen que no.

Vuelvo a insistir.

—Keylei necesito hablar contigo, abre la puerta por favor. Se que estás ahí. —insisto, sin apartar la mirada de la ventana oscura. Estaba completamente seguro de ella estaba ahí adentro mirándome y sin saber que hacer.— Key por favor necesitamos hablar.

La puerta delantera se abre, dejando ver a el señor Miguel con cara de pocos amigos.

Retrocedo dos pasos con la mirada seria.

—Señor...

—¿Qué haces aquí muchacho?. ¿Por qué pones tú moto al frente de mi auto evitando mi paso?. —dice señalando mi moto, esperando una explicación de mi parte.—¿ Tienes algún problema?.

Iba a responder el por qué lo hice pero mí vista viajo a la puerta que se abrió junto con la otra puerta del copiloto dejando ver a la señora Karla y a Key.

Es sorprente el parecido que tienen ambas cuando están juntas.

—Papá detente.

Pide Key poniéndose al frente de ambos.

—Dime muchacho —insiste Miguel sin apartar su mirada de mí— ¿Qué es lo que se te ofrece?.

—Señor, necesito hablar con su hija no con usted. Espero respete mi decisión —contesto.

—¿No te enseñaron a respetar a los mayores? —se acerca a mí con ambas manos en los bolsillos, arqueando una ceja.

—No hay otra manera de pedírselo.—admito, perdiendo un poco la paciencia, sin moverme de mi lugar.

—Lo que le quieras decir a ella me lo dices a mi primero Egan —asegura.

Oh, Vamos.

por qué me lo ponen tan difícil. No entiendo la necesidad.

Tenso la mandíbula, expulsando discretamente aire por la nariz.

—Papá por favor— habla Key en un tono irritado.

—Miguel —habla Karla acercándose a su esposo.

—Si no es nada malo ¿Por qué no lo puedo escuchar?, ¿Estoy haciendo algo malo por saber de lo que van a...?

—Señor se lo estoy pidiendo amablemente. Si no entiende se lo tendré que explicar de otra manera. —confieso con seriedad—No necesito terceros entrometiéndose en esto, solamente quiero hablar con su hija.

El tener cuidado de las palabras que saldrían de mi boca se fueron a la mierda.

Pude ver cómo Miguel perdía los tapones, apunto de explotar.

De no haber sido por Karla y por Keylei ya hubiera caído al suelo y sintiendo un fuerte dolor en mi cara. Estuve a punto de recibir un puñetazo por el hombre que tenía al frente de mí.

Todo paso en un abrir y cerrar de ojos.

El sonido de una fuerte bofetada se hizo presente, dejándome estúpidamente bobo.

Trague saliva cuando capte de dónde provino el sonido.

Me fijé en el rojo intenso que apareció en la mejilla de Miguel. No pude leer la cara que puso, pero, la diferencia de estatura era muy notable, Karla le llegaba a los hombros a su esposo mientras que él tenía que bajar la cabeza para verla a la cara.

El padre de Keylei tenía el ceño fruncido, los puño cerrados y con la vista clavada en su mujer. Mientras que ella se veía firme, segura y con el ceño fruncido.

De reojo pude ver cómo el pequeño cuerpo de la chica que tenía a mi lado estaba tieso, como si fuese una estatua. No sé movía en lo absoluto, solo con la vista fija en sus padres.

Iba a captar su atención pero la voz de Karla capta toda mi atención cuando dice:

—¡Necesito que te calmes y escuches a Egan! —exclama con seriedad, dirigiéndose a su esposo—. Estoy cansada de tus actitudes groseras, del como te estás comportando con él cuando lo que te está pidiendo es privacidad con tu hija con respeto —toma aire y continúa— ¿Hay que arrodillarse ante tí para que puedas aceptar una petición?.

Miguel no dice absolutamente nada lo cual hace que siga hablando.

—Dime, ¿Hay que hacerlo? —le pregunta a su esposo y este solo traga saliva—. No todo gira a tú alrededor Miguel; no todo eres tú, no todos se van a aguantar tus faltas de respeto. Se consiente y piensa un poco más allá que solamente en tí y en tú ego. Egan a venido hasta acá solamente por ver a tu hija —dice señalando me—. Ahora lo único que te voy a pedir es que los dejes hablar sin problemas.

Miguel suspira pesadamente y asiente con la cabeza.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.