—¿Qué te encontraste a quien?.
Su voz se notaba tensa.
—Si no mal me equivoco creo que Harris lo llamo Zack —respondo, sumergida en lo sucedido de hace varias horas.
—Entiendo... —Egan tensa la mandíbula— ¿Me contarás como sucedió?— pregunta, acomodándose a un lado del sofá en el que yo estaba sentada.
—Estaba en el receso y de repente ese tal Zack apareció...— veo como sube su brazo en la cabecera del sofá mientras mantenía toda la concentración en mí o en lo que iba a decir.
—No te detengas. Te estoy escuchando —informa él.
—Bueno.—aparto la mirada para ver mis dedos mientras ponía en orden lo que iba a decir— Me estaba molestando pero yo trataba de evitarlo pero el seguía, hasta que Harris intervino y ahí fue como me dejó tranquila.
—¿Entonces no pasó nada grave del que me pueda preocupar? —dice arqueando una ceja.
—Supongo que no.
—¿Supones?.
—No paso nada malo, no estoy mal o algo así, así que podría decir que todo está bien.
—Mmm.. tienes razón.
Suelto un suspiro cuando dejo mi cuerpo descansar en la comodidad del sofá.
Cerré los ojos por unos segundos cuando siento lo peor de lo peor, algo muy desagradable allá abajo. Abrí los ojos de golpe, levantándome con rapidez del sofá para echarle un vistazo por si no manche donde estaba sentada.
—¿Qué pasa? —pregunta Egan parándose del sofá tenso.
Lo que hago es mirarlo en silencio. No le iba a decir que me llegó el Andrés...¿O es normal decirle eso a un chico?.
—No, nada. No paso nada solo que se me olvidó el cuaderno con Sofía y tengo que hacer una tarea —miento.
Egan me mira confundido —¿Y por eso te levantaste así de rápido?— arquea una ceja.
Asiento repetidas veces.
—Y necesito investigar eso ya que es para mañana —suelto una sonrisa nerviosa.
—Bueno, podemos hacer algo —veo como saca el celular de su bolsillo trasero—. Vamos a llamarla para que te regrese tu cuaderno —dice marcando su número.
—¡NO! —Lo detengo con brusquedad tirando su teléfono en la alfombra como reacción de impulso.
Egan suelta un quejido de asombro que sonó muy gracioso, veo sus manos que aún mantenían el agarre de un teléfono transparente.
Ambos miramos el celular en el suelo con la boca abierta y sin movernos.
—¡¿POR QUÉ ME LO ARREBATAS ASÍ?!.
—Fue impulso, lo siento. —me tapo la boca mientras mis ojos se mantenían viendo el celular que estaba boca abajo.
—¿Y por qué ese impulso de repente Keylei? —me mira aún manteniendo la expresión de asombro.— solo iba a llamar a Sofía.
—Ya pues, ya. No le pasó nada.
Egan se agacha para agarrar el teléfono de nuevo y nos damos cuenta de que el sonido de llamada se escucha.
—Cuelga, cuelga.
—No quiero ver mi celular roto—dice en un tono dramático, cerrando sus ojos— velo tú primero—estira su teléfono poniéndolo en toda mi cara.
—¿Hola?.
Ambos compartimos miradas de nerviosismo por un corto momento. Egan acerca su teléfono a su oreja y responde más tranquilo al ver que la pantalla no estaba rota.
—Hola Sofía.
—Cuelga, cuelga Egan— hago señas con la mano acercándola un poco a mi cuello moviendo lo de derecha a izquierda y susurrando.
—Tienes el cuader...— lo interrumpo de golpe, arrebatandole el teléfono y colgando.
Claro, no crean que solo colgué y ya. Pedí disculpas y luego lo hice.
—¿Qué bicho te a picado? —su semblante se torno serio.
—Okey te voy a decir.
—Espero que sea algo que explique en como te estás comportando Coldwell. Esto no da nada de gracia —frunce el seño quitándome el celular de las manos.
—Okey —suspiro avergonzada. No sabía cómo lo iba a decir, es más...no lo había dicho y ya me estaba dando muchísima vergüenza tanto que estaba segura de que me estaba poniendo como tomate—. Sabes... ¿Quién es Andrés?.
Me mira confundido.
—No se quien es Andrés, ¿debería saber quién es ese idiota?.
—¿Qué?— me muerdo el labio, ocultando una sonrisa.
—No conozco a un tal Andrés Key ve al grano que la paciencia se me está agotando.
—Andrés se le llama para no decirlo tan crudo...
Egan me interrumpe.
—¿Qué mierda me estás...—me mira desconcertado. Después de un largo rato de silencio y de que me analizara de arriba a abajo, decide hablar—, ¿Estás sangrando ahí abajo?.
Me tapo la cara con ambas manos muriéndome de pena.
—¡PERO TEN PUDOR EGAN, NO LO DIGAS ASÍ! —exclamo muerta de vergüenza mientras que él solo se reía de mí.
—¿Qué tiene de malo decir que estás sangran...— lo interrumpo de nuevo poniéndole la mano en la boca.
—Hay diferentes formas de decirlooo idiota.
Aparta mi mano de su boca para hablar.
—¿Cómo se dice entonces? —pregunta burlón.
—Solo hay diferentes maneras.
—¿Y cuáles son Key?.
—Solo olvídalo ¿okey?. Necesito un favor muy importante y de urgencia extrema— admito.
—¿Y cuál es?.—pregunta burlón.
Me muerdo el labio nerviosa.
—Necesito ir por toallas sanitarias y no tengo dinero ahora. —murmuro, bajando la cabeza por la pena.
Caigo en cuenta que la risa de Egan no se escucha y como acto seguido, siento como la calidez de su mano toca mi mejilla con suavidad haciendo que nuestros ojos se conecten causando una sensación en mi cuerpo.
—Lo siento por burlarme —dice con suavidad, mientras acariciaba mi mejilla con su dedo—. Se que te debes sentir incómoda por decir estás cosas y yo como un imbécil lo que hago es reírme sin saber cómo te sientes con esto— hace una corta pausa para continuar—. Quiero que sepas que agradezco que te hayas tomado esa confianza en decirme que necesitas mi ayuda para tus cositas personales...
—Ya para —lo interrumpo.
Siento como mis mejillas me arden y como aquella sensación que me causo cuando sentí su tacto, viaja a mi estómago convirtiéndose en un sentimiento tan sensible. Lo que me llevo por instinto a llevarme ambas manos a mi rostro.