Mi vida en control de tus manos

18

EGAN REILCH

La sala estaba iluminada por la cálida luz de la lámpara sobre la mesa central de la casa. El abuelo de Key, con sus gafas ligeramente caídas sobre la nariz, repartía las cartas de un juego clásico mientras la abuela Luisa servía té para todos junto con Keylei.

Jen se inclinó sobre la mesa, estudiando sus opciones estratégicas, mientras Roy y Alan discutían sobre quién tenía la mejor mano.

El ambiente estaba tranquilo, tan tranquilo que me ponía angustiado de que algo o alguien hiciera algo, el cual arruinara este momento. Intenté reconciliar la paz y decirme a mí mismo de que todo estará bien.

Observé a Key de reojo, disfrutando el ambiente relajado. Eso me reconfortó lo suficiente como para dejar escapar un suspiro.

Las fichas de dominó resonaban sobre la madera. Harris soltó una carcajada al ver la jugada del abuelo de Key, quien, con una sonrisa pícara, había dejado a todos sin opciones.

—¡Así es como se juega, muchachos! —dijo triunfante.

El abuelo se acomodó en su silla, con una sonrisa melancólica en los labios.

—Ha sido una noche divertida. Pense que sería igual a las que jugaba antes con los de mi época, pero fue todo lo contrario —comentó, levantando su taza—. Pero, Key... hace tiempo que no sabemos nada de tus padres. ¿Has tenido noticias de ellos?

La sonrisa que tenía en mis labios se esfumó de golpe.

El aire se volvió más denso, como si de repente el juego se volviera secundario. Key frunció levemente el ceño, evitando mirarme directamente. Sin embargo, dejé mis cartas sobre la mesa, observándola con expresión curiosa y con cautela.

—No... —respondió ella, su voz más baja—. No han llamado— dice, sin apartar la mirada de mí — pero...—hace una pausa— Ellos se fueron hace tiempo a tu casa ¿No es así Egan?

Me mantuve en silencio, ignorando su mirada mientras movía las fichas con naturaleza.

"Señor..."

Ahora no.

Dije entre mis pensamientos.

Señor.. está con...

Ahora no joder, espera que solucione esto.

Un silencio departe de mi sombra se planto.

Los chicos guardaron silencio, de reojo ví a Jen, su postura reflejaba la misma incomodidad por aquella pregunta tan repentina.

No quiero hacerme la víctima en circunstancias inciertas, pero. El señor Edward no había lanzado aquella pregunta al aire sin intención. Sabía que la pregunta no era inocente... ¿O solo estaba especulando cosas?

La voz de Edward me saco de mis pensamientos.

—¿Acaso tu amigo Egan sabe algo del que no te ha contado aún, Key?

Aquel tono, mierda aquel tono. me confirmó al instante de que algo no estaba bien, de que ya no eran especulaciones y de que este hombre...por más que sea el abuelo de esta chica, no vino con planes de llevarse bien con nosotros.

—¿Le eh dado motivos para que sospeche de mí, señor Edward? —arqueo una ceja como respuesta y aparente calma, intentando no sonar a la defensiva y negándome rotundamente a caer en su trampa.

El viejo dejó escapar una sonrisa— una sonrisa que no mostraba nada bueno— para luego inclinarse ligeramente hacia Key, mientras la observaba.

—La gente sabe cuándo han dado motivos para que sospechen de ellas —murmuró con ese tono tan ingreido, como si estuviera seguro dónde meter el cuchillo para joderme— ¿No es así, Key?

La mirada de todos, se posaron al mismo tiempo hacia la respuesta de Key o algún gesto de su parte.

Veo como traga saliva con suavidad, intentando que las palabras de su "abuelo" les afectaran. Al ver que no recibió respuesta alguna, dijo lo siguiente:

—Es solo cuestión de tiempo para que todo salga a la luz —sonrie levantándose del sofá.

—¿Qué? —el rostro de Key se mostró confundida, con una chispa de miedo que empezó a surgir en un brillo intenso en sus ojos. —¿De qué...?

No terminó la frase ya que, Jen interrumpió.

—¿Qué intenta hacer? —su voz fue firme, pero incrédula a la vez— ¿Por qué tan a la defensiva de repente señor Edward?

Edward lo observo por un instante.

—¿Yo? —suelta una carcajada — absolutamente nada grave—admite—. Solo le pregunté a mi nieta, si sabía algo de sus padres.

—¿Desde cuándo el ambiente se volvió tan tenso? —pregunta Alan, que no obtuvo respuesta alguna.

Es verdad, ¿En qué momento el ambiente se volvió tan denso?

Sabía que Key, desde donde estaba sentada, no lograba entender de que estaba hablando su abuelo. Sabía que algo no le cuadraba entre tantas preguntas sin respuestas aún.

—Key querida.

Veo desde donde me encontraba, como la abuela se la llevaba a su habitación, mientras le ofrecía algo que no logré escuchar.

Edward la observaba con una paciencia inquietante, como si esperara que encajara la última pieza del rompecabezas por sí misma. Y entonces, con un deje de cruel satisfacción, dejó caer la bomba:

—A veces, la gente oculta la verdad porque creen que así protegen a los demás. ¿No es cierto, Egan?

¡Mi señor!, este no es el abuelo de su señora. ¡Es Zack!

Un valde de agua fría cayó sobre mí, sintiendo como el frío de un glacial recorrió toda mi columna con brusquedad. Y de repente, todo adquirió sentido en tan solo una fracción de segundo.

¿Cómo no lo había visto antes?, Acaso...¿Eso fue lo que quisiste advertirme?

El único que sabía lo que sucedió fuimos nosotros tres y el causante de esa tragedia. Él imbécil de Zack...

Este hombre que se hacía pasar por el abuelo de Key, no era más que un impostor, un maldito impostor que supo hacer bien su jugada.

Mi cuerpo no respondía pero estaba seguro de que Key escuchó absolutamente todo.

—¿De qué estás hablando? —la voz casi audible de Key se hizo presente.

Abrí la boca, pero no pude emitir ningún sonido. ¿Cómo le diría que este hombre no era su verdadero abuelo y que solo era alguien que fingió serlo todo este tiempo?, ¿Cómo lograría que me creyera tal barbaridad?




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