Me llamo Alma, ¿que nombre más feo verdad?, pues mi madre decidió llamarme así porque durante su embarazo pasó cosas muy feas y se dijo a sí misma que yo era su razón para seguir adelante, o sea, yo era su alma. Tengo 27 años y soy la presidenta de la compañía: Batchellor Corporation, reconocida en el mundo de los negocios por ser una farmacéutica muy confiable. ¿Cómo llegué tan alto? Nepotismo. Mi padre fue su fundador y dueño hasta su muerte.
La muerte... un tema tan real y tan silencioso.
Quedamos muy mal cuando papá se fue, mi madre había sido de estas mujeres que amó hasta el cansancio, hasta la muerte y de pronto ese amor que aún quedaba no tuvo a quien entregárselo. La empresa quedó a su cargo, pero ella no pudo con tanto, delegó su responsabilidad en la mano derecha de mi padre, que al parecer no era mejor que mi madre si de gestión se trataba.
A mi me mandó a estudiar negocios a la mejor universidad del país, nunca me preguntaron si era lo que me gustaba pero era lo que se necesitaba. Alguien debía dar el frente al negocio familiar. Desde hace 2 años estoy al frente de la compañía. Lo único que he hecho desde que asumí la presidencia es tratar de no perderla, pues estamos sumergidos en muchas deudas. Tengo un hijo maravilloso de 5 años. Digamos que pasó lo típico, me enamoré de un muchacho, tuvimos sexo sin protección y ahí está mi tesoro. Lleva mis apellidos, la familia del dueño del espermatozoide es muy poderosa y trataron de convencerme que lo mejor era interrumpir el embarazo, como no estuve de acuerdo, ellos dijeron que iban a negar cualquier relación entre Jimmy y yo. Para no cansar con el tema, Adam es mio, de más nadie, bueno, de mamá también. A ella le volvió la sonrisa al rostro desde que ese travieso llegó a nuestras vidas.
- Señorita Batchellor, su propuesta está magnífica. Creo que no queda en duda su capacidad como presidenta. La visión que tiene de los objetivos primordiales de nuestro ámbito, es magnífica.
-¿Pero?
Claro que había un pero, me había acostumbrado a que cada vez que alguien te elogia y te alaba tanto es buscando la forma de no herirte con lo que seguía. Sabía que era buena en lo que hacía, pero ser mujer y joven era un punto menos a mi favor. Todavía hay quien cree que el poder está en los hombres y que nosotras somos solo un cuerpo y un rostro.
- Pero no podemos arriesgarnos a invertir con usted. Nuestro gerente de finanzas ha hecho un estudio exhaustivo de las condiciones económicas de su empresa y los resultados no fueron los mejores.
- Señor Hatwetch, entiendo perfectamente su preocupación pero aquí está explicado todo el plan de negocios para devolver con beneficios su préstamo... si se fija en el porcentaje...
- Almita, por favor- fui interrumpida por el señor canoso que se sentaba justo frente a mi- No puedo hacerlo, es demasiado riesgoso, puedo perder mi capital. No puedo dejar desamparada a mi familia.
- Ya no soy Almita, señor Hatwetch. Para usted soy la señorita Batchellor- me levanto de mi asiento y recogo todos los documentos que llevaba noches preparando. Los guardo en mi carpeta y después de alisar mi falda extiendo la mano al hombre con el que me entrevistaba.
- Que tenga buen día.
El hombre me dejó con la mano extendida.
- Alma... Perdón, señorita Batchellor, no se marche así.
- Creo que todo está hablado. Entiendo que el bienestar de la familia es lo primero. Lo sufro en carne propia. Tenga buenos días.
Salgo de allí con la cabeza en alto, aunque era una derrota para mí, no tenía que estar avergonzada. Había intentado de todo para buscar un inversor pero nadie había querido. Estaba desesperada por salir de allí, al verme otra vez fuera del edificio sentí que podía volver a respirar.
Los zapatos me molestaban, eran negros de tacón fino y altos. Todo lo sucedido me había dado deseos de caminar, me desabroché el botón superior de mi camisa y me puse en marcha a mi hotel.
No quedaba nada por hacer, o eso era lo que decía mi asesor jurídico. No podía rendirme, no iba a dejar el legado de mi familia tirado en el piso pero ya no sabía que hacer. Solo le pedía a Dios que iluminara mi camino, me quedaba sin opciones.
- Señorita, buenas tardes- me saludó el portero del hotel en que me hospedaba muy cariñoso.
- Buenas tardes
- ¿Todo fue bien?
- Pudo haber ido mejor- respondí escuetamente para evitar más preguntas. No tenía deseos de seguir hablando del tema.
Dejé caer mi cuerpo en la suave cama que tenía mi habitación, mis ojos estaban cerrados, no podía negar que estaba cansada.
El teléfono sonó y con el sonido se borró toda la tristeza.
- ¡Mami- una vocecita alegre se escuchaba al otro lado.
- Hola mi amor, ¿cómo estás?
- Estoy bien mamá, ¿ya vienes?
- Ya casi estoy contigo.
- Te extraño- el corazón se me apretaba cada vez que escuchaba esas palabras salir de los labios de mi hijo. Soy consciente de que me pierdo algunas cosas importantes de su vida por estar trabajando, y duele, duele mucho, sé que en parte todo esto también es por él, pero nunca voy a perdonarme estar lejos. Respiro hondo para ponerle freno a la lágrima que quiere salir.
- Yo más- respondo tratando que mi voz suene lo más normal posible -¿ya te cepillaste los dientes?
- Si, estoy listo para ir a la cama. ¿Puedes hacerme un cuento ?
- ¿Cuál te gustaría escuchar?
- Robin Hood.
Ok, soy culpable, digamos que a veces se me olvidan ciertas cosas que pasan en los cuentos y tiendo a realizar pequeños cambios a mis historias, por lo que hice una pequeña adaptación infantil de Robin Hood para mi hijo.
Mamá me ha contado que cuando le hago los cuentos se queda con el teléfono pegado al oido hasta que se duerme, por lo que a veces no sé cuanto escucha porque hasta que no escucho sus ronquidos no sé si está despierto.
- Alma, mi niña,¿cómo te fue hoy?- ya era mamá la que estaba al teléfono.
- Mal madre, no sé que voy a hacer- había dejado salir aquello que me costaba tanto decir en voz alta.
-Tranquila hija, todo irá bien. Cuando vengas mañana nos sentaremos y veremos que hacer. Te quiero mucho mi amor.
-Yo también te quiero ma.
Después de colgar me quedé pensando en mi familia. Rendirse no estaba en los planes, mañana cuando llegara y después de haber dormido las cosas iban a mejorar.
El resto del día me dediqué a tratar de descansar, tratar porque le tensión de la situación no me dejaba pegar ojo. En el servicio a la habitación subieron un vaso de leche.
- Gracias, dije al muchacho que llegó con mi encargo.
Me fijé que en el carrito llevaba el periódico y se lo pedí.
-¿Podría dejarme el diario?, me gusta estar informada.
-Claro, aqui tiene.
Veamos... Uf la bolsa como siempre, con sus altibajos. En que castillo....
Aún no da la cara Nathan Creux, no entiendo porque se esconde, en el juicio quedó claro que fue un accidente. Pero si insiste en estar desaparecido algo seguro esconde.Aquí las personas preocupadas por él y de seguro que está en Dubai, despilfarrando todo su dinero o tirándose cuanto mejer quiera sin tener que preocuparse por el bienestar de su familia.
- Si que está muy guapo en esta foto... Hay Alma concéntrate!!!! Deja esas ideas fuera de tu cabeza. Será mejor que te duermas.
***
- ¿Qué pasa, nunca habías visto unos ojos azules?
- Pues claro que si, ni que fueran los únicos, solo que ... Si no quieres que te los miren quitalos de tu rostro.
***
Me despierto sobresaltada por ese sueño. Ni allí puedo ser amable. Recogo mi maleta y voy para el aeropuerto.