¿Qué tanto serías capaz de dar por la persona que amas?
Cuando una relación comienza todo es tan bello, incluso el caminar se hace un acto divino, la música late con tu corazón y la sonrisa en tu rostro nunca se borra. Todo es maravilloso y perfecto, cuando estas en esa etapa eres capaz de bajar las estrellas, el enamoramiento es tan poderoso que entregas hasta lo que no tienes.
Me enamoré de un chico que conocí en una cafeteria, me enamoro su sonrisa, el sentir como me rodea con sus brazos y me susurra los poemas más bellos al oído logrando hacer que me sonroje. Pero si hay algo que debía resaltar, era su mirada, esos ojos azul-verdosos, son tan bellos y brillantes, pocas veces encontré miradas como esa, que te hacía temblar al verlos más de un minuto, era perfecto y yo lo encontré.
Cuando te proyectas metas con esta persona sabes que estás perdida, porque no puede ser otra persona, en especial cuando somos los únicos en el mundo, ambos fuimos huérfanos y crecimos luchando contra la muerte, tenemos tantas historias de nuestros constantes martirios vividos en nuestra infancia, el como hicimos cosas de las que no nos arrepentimos porque nos hicieron las personas que somos ahora.
En una tarde de lluvia me contó como a la edad de 10 años escapo de unos traficantes, escondiéndose en un bote de basura oxidado, logro escapar esa tarde, pero quien no lo logro fue su hermano, ya que fue asesinado de un solo balazo frente a sus ojos, yo siento que ese hecho provocó que su mirada siempre lleve ese brillo que al no ser correctamente apreciado simularía una lagrima.
Al percibir tanta sinceridad yo quise hacer lo mismo contándole que cuando era pequeño la comida siempre escaseaba, vivía en una casa abandonada junto a otros niños, recuerdo que compartíamos hasta las migajas de pan que las casas votaban a la basura, esas migajas que quedan en el fondo de la bolsa que simplemente no miras ni extrañas, pero esos eran días buenos, porque los peores eran los inviernos, en esos días muchos de nuestro grupo morían y al no tener como sobrevivir no tuvimos elección que comérnoslos, el canibalismo es algo tan despreciable cuando tienes la comida en la mesa, pero cuando eres tu contra el mundo hasta las ratas son alimento. La verdad no me arrepiento de comerme a mi mejor amigo, porque sé que siempre vivirá en mi interior.
Cosas como esas dañan a las personas o eso me contaron, la verdad yo me siento normal, crecí fuerte y con suerte, trabajo en una tienda de cerámica, creando tazas, platos o cualquier cosa que pueda crear con arcilla, el barro me entiende cuando le cuento mi vida, esa pila de mugre conoce todos mis secretos, será por eso que ensucia mucho. Al terminar un hermoso jarrón coloco mi firma, la verdad solo escribí cualquier nombre que me llego a la cabeza, porque para ser sincero yo nunca tuve uno, así que me hacía llamar Vante.
Hoy por fin se cumple un año, talvez con todo este tiempo de relación logre hacer que la mirada de mi amado nunca pierda su color, no quiero que se vuelva fría, deseo tanto que cada vez que me miren mantenga esa misma chispa, no es mucho pedir, de hecho, es lo único que pido.
Caminamos a mi pequeño cuarto tomados de la mano, hoy sería una noche muy larga.
Esa misma noche justo cuando terminamos de comer, no me imagine que me pediría matrimonio, realmente me alaga mucho y no tarde en aceptar, en lo que llevamos juntos nunca espere quedar atrapado en una sonrisa, pero no es su sonrisa en sí, sino como lograba que sus ojos se cerraran levemente, era tan perfecto, tanto que me emociona, esto era lo que tanto había buscado. Después de un abrazo y muchos besos, decidí ir a la cocina, saque un bol y lo llene de agua y bastantes hielos, regrese a su lado abrazándolo por la espalda y no espere mucho para verlo caer al suelo, acomodando mejor mi casaca regrese a la cocina y tome mi pequeño botiquín y el bol, con mis herramientas en mano comencé mi trabajo, su rostro no me interesaba, yo quería sus ojos, tan bellos y solo míos.
Con sumo cuidado los saque de su cráneo y los dejé caer en el agua, sí, estaba tan enamorado, nunca me senti tocar las nubes con las manos, ni sentir esta emoción en mi estómago, como me paso cuando lo conocí
Casi volando llegue a mi pequeño cuarto, mi masa de arcilla lista por mí, tantas horas amasando, contándole todo lo que hice y planeaba hacer, esta era mi obra, esta es mi pasión, mis manos siempre crearon cosas, pero siempre me falto algo tan bello como estos ojos. Esta vez no lo arruinaré, esta vez todo saldrá bien, esta vez terminaré mi obra, esta vez cumpliré mi meta, mi razón de vida y mi única razón de existir.
Fin
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Un cuento corto... muchas gracias por leer <3