Desde el año pasado, en grado décimo, empecé a tener clases por la tarde en el colegio. Normalmente estudiaba en un colegio público por la mañana, pero un proyecto de educación se lanzó en esos colegios para que los estudiantes de grado décimo y once aprendieran y conocieran un poco acerca de las materias que se ven en una universidad. En ese tiempo se llamó Media Fortalecida. Ahora no sé si tendría el gusto de aprender o aburrirme durante las horas de la tarde. En fin, al menos vería a estudiantes que nunca había visto en mi vida, estudiantes del mismo colegio que por las diferencias de horario nos separaban.
Algunas de las chicas de mi salón decían que lo bueno era ver a los chicos de la tarde, se rumoreaba que eran lindos, aunque a mí no me importaba mucho, en ese entonces pensaba aprender lo que había escogido de modalidad: Electrónica y Electricidad, con ayuda de mis padres. Como es natural, uno alcanza a conocer a nuevas amistades dentro del nuevo curso, y afortunadamente, ya conocía a una chica que a veces hablábamos.
Daniela y yo nos conocimos gracias a su padre que ayudó a arreglar mi casa construyendo el segundo piso. En ese entonces, ella iba allá para acompañar a su padre, y además, sabía que ahí vivía una niña y quería jugar con ella. Seguramente mi papá y mi mamá le dijeron que entrara y hablara conmigo. A la final, resultamos hablando toda la tarde, le mostré los instrumentos que sabía tocar en ese entonces, siendo la lira y el xilófono, y las notas musicales de varias canciones que le dejé tocar. Todo el tiempo estuvimos riendo.
Sin embargo, no volvimos a vernos. Su padre ya había arreglado mi casa y ella no volvió más. Ni siquiera en ese tiempo tenía la libertad de hablar por Facebook sin que mi mamá espiara lo que hiciera. Hasta que la vida nos volvió a juntar en el grado décimo y volvimos a hablar. Desde esa vez, nada volvería a separar nuestra amistad, y poco a poco, los lazos de la hermandad surgirían con el tiempo.
Así que, de esta manera, fue por Daniela que conocí a sus otras amigas Adriana, Jireh y Yomary. También, aunque en la otra modalidad: Diseño Multimedial, a Diany y Liceth. Con esta última logré tener una mejor cercanía, aunque al principio me trataba de desconocida. En fin, no la pasaba tan mal como en años anteriores que no tenía amigos, y los que más o menos tenía, perdían el año.
Como siempre, poco hablaba y más bien me ponía a escuchar sus historias locas y divertidas. En mi curso todos se llevaban bien, aunque era obvio que comenzaba a sentir ese aire de envidia de los demás hacia mí por las buenas notas que siempre sacaba. Intentaba ayudarlos, a veces me agradecían, pero no veía que me acompañaran o quisieran estar conmigo además de la ayuda en tareas. Sólo andaba con esas chicas y quienes las llamaba amigas, aunque no lo fueran tanto, únicamente era Daniela a quien sí la consideraba como mejor amiga, ya que ambas sentíamos ese lazo de amistad confidencial.