Mi vida intentando ser social

CAPÍTULO VII Feria de proyectos

Llegó el viernes, supuestamente el último día de exposiciones. Todos empezaron a llegar desde la 1:00 pm para arreglar todo en cuanto era necesario en sus proyectos. La profesora Eleida me había pedido que recortara el video máximo a siete minutos, sin embargo, se conformó cuando le dije que de los treinta minutos había logrado a un mínimo de diez minutos. Ya casi todo estaba preparado cuando Josué me dijo que se había dañado el circuito y que le avisara a la profesora de lo acontecido. Avergonzada y penosa le dije, ella dijo que no podía ser, que lo arreglara. Entonces Josué le pidió ayuda a Andrés Camilo si entre los dos lo podían arreglar, pues yo no podía porque no entendía el asunto de los circuitos electrónicos.

En algunas ocasiones traía la profesora Eleida niños de su familia a las clases. Esta vez trajo una chica alrededor de los quince años y de mis características, bajita, blanca, de ojos verdes y rubia. Ella se acercó a mí de buena actitud a hablarme de su vida, me contó que ella era aplicada en las materias, pero muy regular en convivencia, pues a ella le hacían la guerra muy a menudo y se defendía en cada caso recibiendo muchos llamados de atención. También me contó de que casi todos los chicos la conquistaban y deseaban estar con ella incluido su primer ex novio que le hizo romper el corazón, que por él desde ahí era muy fría con todos y no volvió a amar a nadie. Me entretuve y permanecí con ella durante toda la tarde sorprendida de que me hubiera hablado especialmente a mí, según ella, porque parecíamos con Josué los más juiciosos. Le expliqué un poco de mi vida y sobre mis descorazonadas desde sexto grado, igualmente sobre mis buenas notas y lo aplicada que era en el colegio.

Luego, llegó el momento de exponer y tenía que estar atenta para recibir a los grupos de estudiantes de décimo y once que pasarían a ver los proyectos. Sin embargo, antes vinieron unas personas de una universidad a explicar los programas que ofrecía y seguramente, también sus precios; no les presté mucha atención por dos razones: la primera es que ya habían ido al colegio a explicarlo en mi jornada y la segunda era que hablaba con Ashlee. Esta vez me di cuenta por la universidad de que recibiríamos antes a los de grado once en nuestra exhibición de proyectos.

Dos chicas del curso 1104 jornada tarde llegaron y se quedaron cerca de mi amigo Josué y lo molestaron a escondidas. Él ya me había indicado que eran sus amigas y una de ellas le había gustado, pero luego se arrepintió al ver que ambas eran muy fastidiosas. Una era de cabello corto y negro, la otra tenía cabello largo medio teñido de rubio y ambas eran de baja estatura como yo. Ellas empezaron a hablar de él y Josué permaneció allí sin inmutarse, como si ellas no estuvieran allí. Aproveché y le dije a Ashlee sobre el cuento de Josué con estas chicas y me preguntó que cuál era la que le gustaba, le dije que no sabía cuál era; aunque pronto sabría que era la de cabello corto.

Ambas nos habíamos sentado a charlar desde un rincón del auditorio un poco lejos al frente de Josué, y aprovechando el escenario, ella le empezó a tirar bolitas de papel pasadas por saliva; muy astuta y sin dejarse pillar. Aunque el auditorio estuviera casi oscuro (excepto por la luz del video de la universidad que se transmitía en la pantalla de la tarima), Josué por un momento nos volteó a mirar sospechando, debido a la dirección desde donde había sentido que era el origen de la bolita, y nosotras, hicimos de cuenta que mirábamos el video sin saber nada de bolitas de papel; un instante después estábamos partidas de risa. Posteriormente me invitó a que también le tirara bolitas de papel y accedí, pero esta vez él no se volteó a mirar, así que había dos posibles razones: no era buena con la puntería o se hizo el loco. La segunda opción era más cierta ya que Ashlee le siguió tirando bolitas y él no siguió prestando atención, se quedó inmóvil poniéndole mucho cuidado al video de la universidad.

Después de que terminó el video, para mi gran sorpresa salieron todos los estudiantes de once de la tarde creyendo que inmediatamente expondríamos frente a ellos. Más tarde entendería por qué y era que no todos los cursos tenían que estar adentro para no causar desorden, pues habría mucha gente amontonada en un solo lugar (160 contaban aproximadamente el número de estudiantes de once de la tarde) además de los profesores, Ashlee y los estudiantes de la mañana que presentarían sus respectivos proyectos.

A quienes si nos tocó exponer de primeras fue a los de grado décimo y en grupitos de a cinco o seis estudiantes iban a mirar cada uno de los proyectos, pasaron al principio 1003 y 1004, y seguidamente 1001 y 1002. En estos primeros me di cuenta de que no todos los estudiantes miraban los proyectos en totalidad y temía que un chico de décimo no pasara a mirar mi proyecto, hace mucho lo había visto y me llamaba la atención por tener características del tipo de chico que me gustan; además, desde hacía unas semanas tenía la duda de qué curso de décimo podría ser y luego de este día tuve la oportunidad de enterarme que él era de 1001.



#11703 en Joven Adulto

En el texto hay: jovenes, colegio, sociabilidad

Editado: 14.04.2019

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