Mi vida intentando ser social

CAPÍTULO XLIV Entrega de banderas y ensayo de ceremonia de graduación

—«Mañana el día estará largo, ¿no?»

—Sí, a decir verdad, jejeje. ¿Mañana te toca la entrega de banderas?

—«Sí, “;' v” de 1 a 3».

—Uy, ¿entonces todos estarán?

—«Jajaja pues sí “:'v”, aunque el ensayo de ceremonia acaba a la 1. Entonces ahí la gente de la mañana (en su mayoría) se irá.

—Ajá, sí jejeje.

Más tarde seguimos hablando de otras cosas no tan bonitas que le estaban pasando. En esos momentos, Elian quería una compañía y un abrazo, me hubiera gustado estar allí, pero mis padres no me dejaban salir sola y menos a la casa de alguien que poco conocía. Él no quería que su familia se enterara de eso, así que estuvo solo en esos momentos, excepto yo, estaba virtualmente presente para él. Aun así, no había olvidado su promesa de vernos por la mañana y presentarlo a mis padres.

—«¡Mañana nos vemos a las 8! Que descanses».

—Vale, espero y también descansa tú.

Sin embargo, él no asistió. Me quedé esperando en la puerta de la entrada dejando a mis padres solos sentados en las gradas. En fin, el evento transcurrió y tuve la idea de quedarme un rato más para poder aprovechar y tomarme una foto con Favio, ese chico de décimo que tenía hechizada desde el baile de la promoción. Dejé que mis padres se fueran y los convencí para quedarme un rato más. Fue entonces que en una ocasión lo vi al pie de las astas de las banderas en la rotonda en compañía de un amigo. Noté de reojo que me miró y le dijo algo a su amigo no sé qué cosas.

Más tarde, había calculado el momento para tomarme la foto con él. Una vez que se devolviera de la sala de los profesores. La hermana mayor de Favio lo acompañaba ese día y fue una chica muy agradable, porque cuando hablé con él y le pedí que pudiera tener la oportunidad de tomarme una foto con él, ella nos hizo el favor amablemente de hacerlo con el celular de ella, a cambio del mío que ya estaba casi obsoleto y no tomaba buenas fotos con personas; excepto los textos, era mejor que los celulares de moda.

Luego, lo busqué en Facebook y le pedí que me pasara la foto, pero nunca lo hizo. Me sentí totalmente ignorada y bajaron muy pronto mis expectativas de él, así como Elian por no haber venido. No obstante, él sí me habló y no me sentí tan mal después de todo.

—«Lo siento... Creo que es mejor que nos veamos a las 11... No me siento en capacidad de ir. Lo lamento» —insertó una carita triste llorando.

—Gracias por avisarme, pero no me conecté esta mañana. Así que me quedé esperando —coloqué una carita triste.

—«Pero ahorita nos vemos “:v”».

—Jajaja vale.  Ahorita hablamos y verás mis sorpresas xD.

—«Jajaja dale».

—¡Jajaja bueno!

Llegué a las 11 a.m. en punto para estar temprano en el ensayo de ceremonia de graduación. Aún no había llegado Elian, así que me quedé con Karoll y Michell de 1101 en la rotonda. Pronto llegaría y me sorprendí al tocarme con el palo de la bandera por atrás. Nos saludamos de beso en la mejilla y al acordarle del abrazo que él necesitaba, nos abrazamos fraternalmente por unos largos segundos. Más tarde nos quedaríamos hablando del problema que había tenido con su pareja, y a pesar que no sabía cómo consolarlo, intenté darle ánimos de que pronto las cosas se mejorarán y serán más claras a medida que transcurra el tiempo. De vez en cuando notaría que una que otra amiga de él, desde la lejanía nos miraba.

—Oye... Pero no vayas a escribir lo que te conté, por fa.

—¿Acaso tú crees que no guardo un secreto? Jejeje obvio que no.

Y así se cumplió. Él me confió un secreto que a pocas personas les dijo, fue un honor para mí ser una esas personas. Lo guardaré como un tesoro tan confidencial que en este libro jamás será revelado.

Pronto empezaríamos todos a colaborar en el ensayo, y Elian se sentiría mejor, pues molestaba a sus amigas y amigos. En una ocasión Karoll me dijo que él parecía un buen chico y le respondí, asintiendo la cabeza muy sonriente mirándolo también.

Mientras nos sentábamos en las aproximadamente 160 sillas en el patio iluminado de un sol ardiente, yo rogaba que a Elian le tocara estar sentado cerca de mí. Y así fue, a él le tocó una silla atrás a mi izquierda —seguramente no estaré sola ese día —pensaba dentro de mí muy feliz. A cada rato, como era de esperarse, me siguió molestando con su palo de la bandera, pero en ningún momento me ofendí, pues tenía un primito más acosador que él. A la vez, me sentía muy feliz de que él se sintiera bien en esos momentos, no sé, pero me gustaba su felicidad.

Pronto terminaría en ensayo y todos los de la mañana se irían a sus casas o donde tuvieran que ir. Me quedé un rato más a petición de Elian, aunque la pasé sola unos largos minutos mientras él iba y almorzaba hasta su casa. Pronto llegaría y me presentaría a su novia que también le tocaba hacer su ensayo, pero de grado noveno. Ella estaba un poco deprimida, pero aun así ella y él se demostraban cariño. Me sentí un poco incómoda, pero sabiendo que era hora de irme, me despedí amablemente de ellos y me fui feliz a mi casa. Estaba satisfecha por haber hecho algo útil: apoyar a un amigo en tiempos difíciles.



#11095 en Joven Adulto

En el texto hay: jovenes, colegio, sociabilidad

Editado: 14.04.2019

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