Jasper
Mientras corríamos hacia las criaturas de sombras creí que pasaría como en las películas y pasaríamos a través de ellas, pero Yojan me quito esa duda al lanzar una bola de fuego directo a uno de los monstruos que exploto en cenizas y supe que esto sería pan comido.
Trate de mantener a todos los chicos ubicados mientras peleábamos, Arístides, Philiph y Shauna estaban volando, por suerte estábamos en un espacio que tenía el techo bastante alto, Arístides sostenía un arco y un carcaj de flechas disparando con destreza, Philiph tenía una lanza que cada daba directo en el blanco y reaparecía de inmediato en sus manos, mi chica por su parte lanzaba múltiples rayos de sus manos, luego ubique a Katherine que con solo sus manos rompía cuellos y destrozaba a los monstruos, mientras Yojan y yo usábamos nuestro poderes como Rosy y Angus nos han enseñado.
Los monstruos comenzaron a menguar y el hechicero que trato de amenazarnos cada vez se veía más preocupado, convocaba más monstruos, pero cada vez aparecían menos, eso delato que se estaba quedando sin fuerza, el sería el último en ser destruido y disfrutare dejando a Catistimes sin uno de sus secuaces.
Me distraje por un segundo y sentí como me llenaba de ceniza de uno de los monstruos que al parecer iba a lanzarse sobre mí con su espada, pero Shauna se había encargado de él, me guiño un ojo y no pude evitar sonreírle.
El último de los monstruos sucumbió con una flecha del arco de Arístides, nuestro enemigo estaba de pie, mirándonos anonadado, con la boca desencajada y la mirada aterrorizada.
—¿Dónde está tu sonrisa ahora? — Philiph se burló —Pensé que nos destruirías rápidamente para que no sintiéramos mucho dolor, ¿Te sorprende que destruyéramos todo tu ejército y nosotros quedáramos sin un solo rasguño? —
— Se supone que ustedes eran débiles— soltó con miedo y sin esa seguridad que demostró al principio —Se supone que sus poderes no debían estar desarrollados todavía—
—¿Cuál es tu nombre hechicero? — pregunto Arístides con un tono de voz firme y diferente al que usaba usualmente.
—Norman Straud— dijo con repentina firmeza.
Arístides tomo su arco y este se convirtió en una espada que apunto directo al tal Norman que perdió el color del rostro —Sabes lo que ocurrirá contigo en este momento, mi labor como ángel neutro no es solo decidir entre las opciones dadas por mis contra partes blanca y oscura, también tengo el deber de decidir el destino de los malvados, es decir si van directo al infierno o si merecen la oportunidad de redimirse— pude ver algo en los ojos de Norman, terror a su destino.
— Lo sé bien, he vivido cientos de años gracias a la magia negra, sé que mi destino no será bueno, sé que esto no es algo que está diciendo el dueño de ese cuerpo, eres un espíritu que vive en cada ángel de la neutralidad que se despierta en el momento que debe decidir el destino de alguien como yo y que tu fin de existencia es no manchar el alma de tu huésped que sabe que estas, es consciente de que haces pero no se ve afectado por las decisiones que tomas, no siente cargo de conciencia por tus acciones, pues los ángeles tienen humanidad y respeto por la vida, no es que no puedan destruir porque pueden matar cuando están en peligro o ese alguien representa una amenaza, pero al momento de condenar un alma tu eres el único responsable, puedo decir que no me arrepiento de nada y aceptare mi destino cualquiera que sea—.
—A nadie le interesa lo que pienses ente del mal, antes de tomar mi decisión hay algo que debo hacer—
Arístides o el cuerpo de Arístides nos miró a todos y de esa forma confirme que había un ente dentro de su cuerpo pues sus ojos estaban completamente blancos y desprendían luz.
—Son muy fuertes, dignas reencarnaciones de sus vidas pasadas al igual que este cuerpo que ahora ocupo, predigo que les esperan grandes cosas, grandes aventuras, no teman al amor, en cualquier vertiente que surja— todos asentimos y sonreímos —Ahora debo tomar la decisión—
Apunto su espada al malvado hechicero y pronuncio unas palabras que nunca había escuchado en un lenguaje extraño, luego volvió a hablar de forma normal — Norman Straud, discípulo de Catistimes, general de uno de sus frentes, destructor de aldeas y ladrón de almas, destituido por fallar una misión en la última guerra mágica, practicante activo de la magia negra, ahora a tu lista de crímenes se suma el intento de asesinato de 6 miembros del consejo mágico y dirigentes de la legión de los 25 como decisión propia pensando que se te daría tu posición cuando el dirigente del mal volviera a alzarse y supiera de tu hazaña, yo Asturion, encargado de elegir el destino final de los villanos más malvados de la historia mágica, te condeno a pasar la eternidad en las profundidades del averno—
Sentí mis pelos de punta y fijé mis ojos en el tal Norman que tenía la vista desenfocada, la mandíbula desencajada y un temblor en las manos.
Asturion siguió hablando —Que se abran las puertas del infierno y la tierra cruja recibiendo una nueva alma malvada en las profundidades del inframundo— Clavo la espada en la tierra y una grieta comenzó a abrirse camino hasta el brujo cruzando entre sus piernas — Algo que quieras decir antes de ser llevado a las profundidades—
El asintió —Jóvenes Minister, a pesar de mi poder y años de experiencia, fui vencido fácilmente por ustedes y siendo honesto he ascendido no por poderoso si no por astuto, sé que ustedes seguirán ganando poder y serán adversarios de temer, aunque no me arrepiento de nada de lo que hice, admito que fui derrotado justamente, digo desde lo más profundo de mi oscuro corazón que fue un placer ser vencido por ustedes— nos hizo una reverencia y para mi sorpresa todos le correspondimos, incluso Asturion, luego la tierra se abrió y Norman fue arrastrado a las profundidades, cuando su cuerpo desapareció la tierra volvió a cerrarse en un crujido.