Jasper
Fui el último en atravesar el portal, al pisar sentí el aire bastante pesado y se me dificultaba respirar, al ver al frente vi a los chicos de rodillas mientras tosían, la única que estaba normal y con cara de pánico es Actatarii por no saber qué hacer
—Pe…que…ñaa— dije como pude
Ella se acercó corriendo —Jasper, ¡Dios mío! No debí pedirles que vinieran conmigo—
Tomé un respiro largo y forzado, sentía como mi garganta se quemaba, como las llamas estuvieran atravesando mi tráquea —Calma…te— tosí
Ella comenzó a respirar de espacio, la envidiaba tanto en este momento por la facilidad con que lo hacía, mis nervios aumentaron al ver como algunos de los chicos se desmayaban y cuando mi vista comenzó a nublarse la pequeña elfo abrió los ojos que brillaban con fuerza y una sonrisa se dibujó en su rostro.
—Yo, Actatarii Van Zezzilea, princesa del reino de Zelfica les otorgo a ustedes mis amigos del alma el honor de poder visitar mi reino en su total libertad—
Cuando termino de hablar una luz verde suave salió de sus manos y pude sentir como el aire lleno mis pulmones con fuerza, todos comenzamos a toser por el acceso al tan preciado oxígeno y a los pocos minutos ya estábamos como nuevos
—¿Cómo hiciste eso? — pregunte lo que todos queríamos saber
—Siendo honesta no lo sé, solo seguí mi instinto—
—Al parecer este lugar responde ante ti pequeña— dijo el faraón sonriendo
—Siempre supe que estabas echa para grandes cosas— Eloise le puso la mano en el hombro mientras sonreía y todos lo hicimos igual
—Gracias por su confianza en mí, creo que deberíamos comenzar a explorar—
Ahora que estaba en alerta y lo más importante que el aire circulaba por mis pulmones me tome el tiempo de ver alrededor, estábamos en una calle adoquinada con un diseño complejo y materiales poco convencionales para un callejón, pero todo estaba en silencio y el cielo teñido de un rojo oscuro con nubes purpura estáticas me pareció perturbador, comencé a acercarme a una de las ventanas y un grito de mi chica nos alertó a todos de que debíamos correr al final de la calle, cuando llegamos a su lado la imagen que quedo frente a mí me helo hasta los huesos.
—Esto es más horrible de lo que me pude imaginar—
Ese pequeño callejón nos llevó hasta lo que parece ser una avenida principal, que estaba llena de elfos de piedra, Shauna estaba frente a una madre que llevaba de la mano a su pequeña hija, ambas estaban sonriendo, como si lo que sea que pasara las hubiera congelado en un momento en que se rían de algo, pero lo más espeluznante es que de los ojos de ambas salia una línea marcada parecida a la que se hace con la erosión del paso de agua por muchos años en un mismo punto y muy a mi pesar todavía salían lágrimas de sus ojos que al vernos se enfocaron y comenzaron a moverse de manera frenética.
—¡Están vivas! — grito mi chica lo que ya todos habíamos imaginado
—Creo que todos lo están— dijo Teo con la cara completamente pálida
Actatarii toco a la madre que la miraba con desesperación y sus ojos volvieron a brillar, la chica cayo de rodillas gritando a todo pulmón —¡El dolor es insoportable! —
Amunckra la abrazo con fuerza —Azerreckte—
La chica se calmó casi de inmediato y lo miro directo a los ojos con una sonrisa leve —Muchas gracias—
—No hay nada que agradecer, sabía que ese hechizo me ayudaría a menguar tu dolor—
—Lo que mi pueblo ha vivido es demasiado horrible—
—Cuéntanos que viste— le animo Marco
—Pude ver sus recuerdos de ese día, están un poco borrosos, pero todos llevaban su día como de costumbre, ella y su pequeña iban camino a comprar los ingredientes para hacerle una torta a su abuelo que cumplía un siglo de vida, todos en la casa estaban muy felices y sin saber por qué ya no podía moverse, todo alrededor se quedó en puro silencio y solo podía ver lo que estaba frente a ella, todo el mundo se había quedado estático y desde entonces nada ha cambiado para ellas, no día ni noche, no hambre ni envejecimiento, no saben cuánto tiempo ha pasado y cuando nos vio después de siglos sintió esperanza, aunque nuestras ropas la dejaron abrumada—
—No quiero ni imaginarme lo que todos ellos han vivido, ahora más que nunca debemos llegar al fondo de esto—
Todos asintieron —Tranquilas, estamos aquí para ayudarles— dijo la Elfa sonriendo y ambas movieron los ojos de forma positiva
—Creo que ese es el castillo al que debemos ir—
—¿Cómo lo sabes Teo? —
—Porque una línea de luz extraña está saliendo de la torre mayor y es el único lugar lo suficientemente ostentoso para que sea de la realeza—
—Tienes un punto valido— le sonrió la nueva princesa —Vamos—
Comenzamos a correr en dirección al castillo, mientras más cerca estábamos más personas paralizadas veíamos, podía sentir sus miradas en nuestras espaldas y eso me agrega una carga extra sobre mis hombros; luego de unos cuantos minutos que parecieron eternos llegamos a las enormes puertas principales del palacio que se encontraban abiertas, los guardias se encontraban igual que todos los demás.