Toque el cristal de mi ventana con mi dedo índice eh inicie un rítmico tap, el sol estaba alto y refulgía intensamente, hoy la contaminación era mínima y se podía apreciar el azul de cielo y ver las blancas nubes, aun no puedo creer que atravesara medio mundo desde Barcelona hasta Seúl, pero está claro que haría cualquier cosa por mi familia y en el instante en que mi abuelo insinuó que necesitaba un poliglota lo tome como una petición no dicha, además ya no tenía nada más que hacer en casa, Mili ya no estaba mi hermano y mi papá trabajaban todo el tiempo, y mi mama se hundía días en sus libros, no es que me sintiera ignoraran al contaron me daban demasiada atención, pero sentía que todos tenían un lugar en donde eran necesitados, donde pertenecían, menos yo, era como mirar desde un segundo plano como la vida los demás pasaba y yo me quedaba allí parada marchitándome, tal vez seguir la tradición familiar sea bueno para mí.
Mi familia desde mis ancestros se han dedicado a la música, la familia Song fueron unos de los primeros en especializarse en el Jeongak, música que se consideraba apropiada por su tipo clásico, así llegaron a convertirse en los músicos reales de la corte, la familia toco y creo hermosas melodías para los diferentes gobernantes a través de los siglos, toda esa dedicación y pasión logro consolidarse y llegar a forjar una de las discográficas más importantes y estables de Seúl CSMusic, la cual ahora es manejada por mi abuelo y representa todo aquello por lo que trabajo la familia Song.
Pero como todo en la vida nada puede ser constante y perfecto, después de muchos años hubo alguien que no estaba completamente interesado en la música, Min Dae Song mi padre y el único heredero Song hasta ese momento, el primero de la familia en elegir otra carrera que no sea musical, al principio mi abuelo no lo aceptaba e intento obligar a mi padre a que siguiera la tradición, pero después de la muerte de mi abuela algo cambio en él y fue él mismo quien lo incito a que siguiera su gusto por la ciencia y al final mi padre opto por una carrera en medicina la cual lo llevo hasta España donde conoció a mi madre, una intrépida y nada tímida española de grandes ojos verdes, un hermoso cabello negro y una muy chispeante personalidad, Amelia Torres una inteligente estudiante de literatura llego a demoler todas las tradiciones de la familia, mi abuelo estuvo a un paso de desconocer a mi padre, pero mi madre trabajo muy duro en demostrar que no era solo digna de mi padre sino que también él no iba a encontrar mejor mujer que ella, y aunque mi abuelo jamás lo admitirá el espíritu luchador y algo desafiaste era lo que admiraba profundamente en mi madre porque quiera o no aceptarlo el compartía esas mismas actitudes. Hoy en día mi madre habla más con mi abuelo que su propio hijo.
Me mire en el espejo frente a mí y vi el rostro de mi madre reflejado, mismo ojos verdes musgo con forma de almendra, cabello largo negro azabache, rostro en forma de corazón, mejillas y labios rosas, a simple vista era una europea nata ya que de mi padre solo había obtenido su bonito cutis que junto con mi piel clara hacia que fuera mi rasgo favorito, también poseía sus orejas pequeñas y su marca de nacimiento con forma de cisne en el interior de mi muslo. Sabía que para mi abuelo yo era su última esperanza como heredera de la empresa, ya que mi hermano mayor Min Ho había decidido seguir los mismos pasos en la medicina que mi padre, y realmente es algo que he ido considerando a lo largo de los años porque a si mismo como mis ancestros. Amo la música.
El ruido exterior me saco de mis pensamientos y me apresure a terminar de vestirme, me coloque una falda lápiz negra y una blusa de seda rosa palo mientras cerraba los puños de la blusa y con un pequeño sentimiento de miedo mire hacia el reloj que se encontraba en la pared, maldición era muy tarde.
-Cel, cariño vamos es tarde ya- escuche decir a mi abuelo al otro lado de la puerta, rayos por andar de tonta pensando en el motivo que me trajo aquí hasta llegar a mis antepasados, perdí la noción del tiempo, busque mis tacones negros stiletto me enfunde en ellos y recogí mi bolsa, con mi manos desenrede las ondas de mi cabello que se formaban en las puntas y lo deje caer sobre mi lado derecho, las puntas llegaron casi al inicio de mi cintura y volvieron a ondularse, esto no tenía remedio; sin perder más tiempo me dirigí hacia la puerta de mi nueva habitación y la abrí, allí se encontraba mi abuelo tan alto con su 1.78 metros se lo permitiera, vestido de traje negro con su cabello azabache y vetado con algunas canas plata bien peinado.
-estoy lista Harabuji- mi abuelo me regalo una de sus sonrisas alegres que muy poca gente tenía el placer de ver, él era considerado un hombre un poco frío y muy pero muy serio.
-bueno querida vamos- seguí a mi abuelo por el largo pasillo de su gran casa hasta las escaleras que daban a la planta baja, tomamos un desayuno ligero al estilo Americano y cuando terminamos ambos nos dirigimos hacia la puerta principal, cuando salimos el señor Kim el chofer de mi abuelo nos esperaba a lado de la puerta de pasajeros, el santa fe negro tenía los vidrios tintados y eran aprueba de balas; hace años mientras él se dirigía a su casa en Cheongdam unos autos empezaron a seguirlo, él señor Kim manejo como todo un hombre entrenado para estas situaciones pero antes de que pudiera perderlos por completo una bala atravesó el vidrio trasero rompiéndose en mil pedazos, por suerte ese día mi abuelo iba de copiloto; desde ese momento todos sus vidrios son blindados, cambio la seguridad de la casa y siempre tras nosotros va un auto diferente siguiéndonos, la compañía de seguridad afirmaba que así los guardaespaldas pasarían desapercibidos.