Durante todo el trayecto Sun Hee se dedicó a mirar por la ventana del taxi, no hablo no me miro. Dios inclusive parecía no respirar y ya me estaba poniendo nerviosa; cuando finalmente decidí a hablarle ella se adelantó para indicarle al taxi que para frente al complejo de apartamentos de la esquina. Al bajar comprobé que nos encontrábamos en Jongno-gu uno de los barrios más populares de Seúl por su infraestructura moderno antiguo.
Desde donde estaba parada podía ver el techo de uno de los palacios a lo lejos. Realmente este lugar fusionaba a la perfección la belleza del antiguo corea con los elegantes edificios de negocios que se esparcían a los alrededores.
Sun Hee toco mi brazo para llamar mi atención, ella empezó a caminar hacia las puertas de cristal de un edifico de unos 6 pisos de alto completamente blanco. El interior de la recepción se parecía un poco al de mi complejo, no tan elegante ni presuntuoso como en The Hill pero la distribución era exactamente la misma.
Ambas saludamos al señor uniformado de guardia cuando hicimos nuestro camino hacia los ascensores, Sun Hee presiono el botón del último piso para después recostarse contra la pared, empezó a mover su pie y movía frenéticamente sus dedos de las manos.
Podía sentir la tensión y el nerviosismo de mi amiga, podría decirse que estaba a punto de sufrir un derrame con los frenéticos que estaban sus ligeros movimientos, cuando se abrieron las puertas del ascensor salió disparada sin siquiera cerciorarse si yo la seguía o no.
Se detuvo frente a una puerta negra, empezó a buscar nerviosamente en su bolso hasta sacar una tarjeta, trato de meter la tarjeta en la ranura tres veces y todas las fallo, irritada por su comportamiento tome su muñeca y le arranche la tarjeta de sus temblorosos dedos para después mirarla furiosa, - ¿podrías calmarte un momento y tomarte la molestia de mirarme un segundo?- pregunte sarcásticamente, no quería que notara mi enojo, los ojos de Sun Hee empezaron a bailar nerviosamente tratando de contener las lágrimas que querían formarse, maldije en mis adentros.
-shhhh, tranquila- la abrace y sobe su espalda, mi hombro se fue humedeciendo poco a poco y el cuerpo de Sun Hee temblaba ligeramente- no tienes que decírmelo si no te sientes cómoda- dije aun abrazándola, ella se alejó de mí y me miro con sus rojos y húmedos ojos, negó fervientemente.
-no, necesito decírselo a alguien- Su Hee tomo mis manos y me miro suplicante – solo te pido que no me juzgues y que me permitas contarte mi lado de la historia- solté mi mano derecha de entre las suyas y acaricie su mejilla- como podría juzgarte, si yo misma tengo un pasado que me persigue y que cada vez que dejo que me alcance me pone igual o peor que tú en estos momentos- Sun Hee respiro profundo seco sus ojos y con una repentina calma abrió la puerta.
- estoy en casa- dijo quitándose los zapatos y dejándolos en el closet de la entrada, hice lo mismo y me puse unas pantuflas – oh querida pensé que volverías más tarde – una señora mayor nos recibió, tenía el cabello negro muy corto, pequeñas arrugas se formaban alrededor de sus rasgados ojos y su piel era muy blanca, la señora se centró en mí y me estudio por unos segundos antes de sonreírme amablemente.
-oh, haz traído a una amiga- Su Hee por primera vez en toda la noche sonrió, me guió hasta la sala la cual era muy grande y se encontraba decorada de una manera muy rustica pero elegante, con mesas de madera, alfombras blancas y adornos en color tierra.
-siéntate – dijo antes de desaparecer junto con la señora hacia lo que supuse era la cocina; la casa de Sun Hee era amplia pero acogedora se notaba que mi abuelo no le pagaba una miseria, y bueno como hacerlo si Sun Hee era una de las mujeres más inteligentes y trabajadoras que he conocido.
-debo irme niña, fue un gusto conocerte- dijo la señora caminado hacia mí con un pequeño bolso en la mano. Me puse de pie y me despedí de ella con una pequeña reverencia -el gusto fue mío- respondí, Sun Hee la acompaño hasta la puerta para luego volver y deslizarse en el sofá me senté junto a ella y espere a que hablara.
- quiero presentarte a alguien- dichas estas palabras ella se levantó del sofá y desapareció por el pasillo, segundos después escuche murmullos acercándose, era Sun Hee hablando con alguien más, cuando ambos llegaron hasta mi supe por qué Sun Hee se encontraba en ese estado de neurosis antes.
Frente a mi había un niño de unos 6 o 7 años o eso calculaba debido a su altura, su cabello era negro azabache y su piel clara, su nariz era pequeña y sus labios eran carnosos, era un niño muy guapo y como no serlo si su padre era un hombre muy atractivo.
-Eun Min, quiero presentarte a una amiga- dijo Sun Hee mirando al pequeño niño, Eun Min me miro curioso y desconfiado- hola Eun Min, soy Celina es un placer conocerte- extendí mi mano hacia el niño y este la observo por unos segundos antes de tomarla, cuando Eun Min me sonrió mire intermitentemente a Sun Hee.
-Hey cariño por que no vas a terminar el dibujo que estabas haciendo y luego vienes aquí y se lo muestras a Celina- el niño la miro alegre y asintió – está bien omoni - Respondió con una voz suave y melódica -enseguida vuelvo señorita Celina, permiso – Eun min desaprecio por el mismo pasillo por donde vino, cuando estuvimos solas mire a Sun Hee fijamente.
-¿tu hijo?- pregunte seria.
-si- me puse de pie y empecé a caminar en el mismo sitio -¿Eun Yeong sabe que tiene un hijo?- pregunte más tranquilamente, al igual que yo Sun Hee se puso de pie y se colocó frente a mí.