Una mordida, un roce húmedo, y caricias suaves, así empezaron nuestros besos hasta que Su Jin dejo la caballerosidad y metió su lengua en mi boca a lo que respondí con un gemido. Succione su labio sin delicadeza y sentí como sus dedos se enterraron en mis hombros. Tal vez lo que iba a hacer rompiera el momento mágico. Tal vez asustaría a Su Jin, pero la que ya no quería sentir miedo era yo. Estando totalmente consiente que aun llevaba vestido y con todo el valor que había en mí, me senté a ahorcadas encima de Su Jin sin dejar de besarlo.
Su Jin rompió el beso y deslizo sus manos de mis cienes a mis mejillas, nos miramos durante unos segundos antes de enredar mis dedos en su cabello y tirar su cabeza hacia atrás para besarlo. Baje por su masculina barbilla hasta llegar a su cuello y arañarlo con mis dientes suavemente – Dios Lina- gimió, las manos de Su Jin empezaron a acariciar mis desnudos muslos y lentamente siguieron el camino hasta llegar a mi trasero.
-dime que no Lina- susurro en mi oído
-y si no quiero decir no- me retire un poco y empecé a desabrochar los primero botones de la camisa marrón de Su Jin, él me miraba fijamente con las pupilas dilatadas -espera- dijo antes de rodear mi muñeca con sus largos dedos.
Su Jin me incito a levantarme y ponerme en pie, él hizo lo mismo y tomo mi mano para guiarme a mi habitación al fondo del pasillo. Mi pecho se estaba llenando de ansiedad con cada paso que daba. Cuando llegamos a mi habitación Su Jin cerró la puerta y se colocó a mi espalda, mi cuello se erizo cuando sentí como su dedo recorría mi cuello de arriba abajo.
-¿Estas segura?-su aliento caliente golpeo mi lóbulo izquierdo y sentí como mis piernas empezaban a temblar, asentí. Escuche como el cierre de mi vestido empezaba a descender por mi columna, ahora agradezco a mi cerebro el hecho de haberme aconsejado ponerme ropa interior linda.
El frío de la habitación golpeo mis omóplatos mientras las manos de Su Jin empezaron a bajar la tela de mis hombros y brazos, hasta que este cayó en un charco de tela dejándome en ropa interior.
-eres preciosa- susurro Su Jin besando mi hombro. Siendo un poco impaciente me gire y choque con su camisa semi abierta, con dedos temblorosos empecé a terminar el trabajo que había empezado en el sofá. Su Jin no tenía músculos de gimnasio pero era sexy su cuerpo delgado y definido gracias a las horas de práctica.
Tímidamente bese su pecho mientras quitaba su camisa, un suave gemido salió de sus labios, haciéndome sentir más atrevida. Dirigí mis labios hacia su pezón derecho y lo metí en mi boca haciéndolo soltar un pequeño gemido, sonreí.
Coloque mis palmas sobre su pecho y lo empuje hasta hacerlo caer sobre mi colchón, volví a ponerme a horcadas sobre él, lo bese como si no hubiera un mañana. Arañe su pecho y empecé a mover mis caderas lentamente. Su Jin Clavo sus dedos en mi cintura y mordió mi labio inferior – vas a matarme – gimió, sentí como algo iba creciendo lentamente entre mis piernas lo cual me excito aún más.
Sabía que mi timidez y miedos habían volado de la habitación desde hace mucho tiempo, pero lo que me sorprendía era el hecho de lo segura que me sentí cuando Su Jin empezó a meter sus dedos debajo de mi sujetador hasta abarcar todo mi pecho izquierdo en su mano. Mi piel ardía al igual que toda mi sangre se había convertido en lava, mi entrepierna dolía y palpitaba para solo sentir un poco de alivio cada vez que rozaba el pantalón de Su Jin, con manos temblorosas me dirigí hacia el botón de sus jeans y lo desabroche para después bajar el cierre.
Su Jin desabrocho mi sujetador haciéndome retirar mis manos de su pantalón para poder quitarlo por completo. Cuando su boca y su lengua tocaron mi pezón derecho mi mente salió de mi cuerpo navego por la vía láctea y regreso en un tornado negro que me dejo en las nubes.
Carajo ahora si ya no aguantaba. Si no encontraba algo que aliviara mi deseo iba a desmayarme, decidida a terminar con esta bien recibida tortura coloque mis manos en la cinturilla elástica de los bóxer negros del chico debajo de mí y tire. No pude llegar a ver nada ya que las manos de su Jin se cerraron en mis muñecas impidiéndome moverlas. Su Jin quito mis manos de su parte baja para reincorporarse y sentarse en el borde de la cama conmigo aun sobre él.
-¿Qué sucede?- pregunte insegura - ¿estas segura de esto?- asentí- ¿ creí que el hecho de que no te dijera que pararas se traducía en el sí estoy de acuerdo- sintiéndome un poco incomoda y menos segura, lleve mis antebrazos a mi pecho para cubrirme.
- no se trata de eso si no que…- Su Jin suspiro y se froto los ojos ligeramente con sus nudillos antes de mirarme nuevamente -¿eres virgen? – pregunto mirándome seriamente.
Tal vez el ser sincera con él no tendría que esperar hasta mañana. Tenía miedo de cómo iba a reaccionar o como iba a mirarme después de que supiera todo, aunque por muchos años mi padre me dijo que los chicos jóvenes de su país ya no eran tan conservadores como antes y que tenían mente más abierta a la sexualidad, aun así no sabía cuales eras los pensamientos de Su Jin respecto a eso, con un nudo en la garganta me baje de su regazo tome su camisa del suelo y me vestí con ella. Caminé unos cuantos pasos lejos de él.
-¿habría algún problema si no lo fuera?- las palabras salieron solo como un susurro interior, ni quiera sabía si él me había escuchado. Deje de mirar el anillo de mi meñique y fije mis ojos en él. Me miraba como la primera vez, como si pudiera atravesar cada parte y capa de mí, como si fuera transparente, como si fuera un libro al que pudiera leer fácilmente. Sus labios se fruncieron en una mueca coqueta y arrogante que tanto me desequilibraba.