Mi Voz O Tu Amor

26

-¿Leli? ¿Qué haces aquí?- el agujero empezaba a hacerse más grande y el miedo ya hacía temblar mi voz. La que había sido mi amiga y compañera de cuarto por casi dos años me sonrió sarcásticamente antes de devorarle la boca a mi novio. Lleve mis manos a mi boca para detener el gemido que quería escaparse.

-¿Qué significa esto?- les reproche con lágrimas en las esquinas de mis ojos que me negaba a dejar caer. Ambos me miraron divertidos.

-Platícale querido, sabéis que odio hablar con gente patética- Leila como una reina se dejó caer en una de las butacas de cuero y empezó a inspeccionarse su manicura ignorándome por completo. Mire incrédula a Dylan.

-¿Que sucede Dylan?- la risa que salió de su garganta fue tan cruel que estrujo un poco más mi corazón.

-Sucede que fue más fácil de lo que pensaba jugar con tus sentimientos.

-¿jugar?

-si tonta no te amo, es más no me gustas en lo más mínimo- primera puñalada.

-¿entonces porque?

-apuesta obviamente- segunda puñalada.

 - ¿Qué?- suspiró aburrido y  puso los ojos en blanco ante mi pregunta.

- siempre he estado con Leila, ella y yo estábamos hartos de que todos comentaran lo inalcanzable que eras, que solo un excelente hombre podría tenerte, además mi hermosa dama estaba harta de que todos besaran el suelo donde pisas.

-¿entonces decidiste apostar qué?

-cuando me entere que sería tu compañera de cuarto decidí tratar de ganarme tu amistad, obvio la impertinente de Milisent fue un obstáculo, pero tú fuiste lo suficientemente crédula para confiar en mí- las palabras de Leila se derramaban como veneno sobre mí.

-¿Porque hacer algo así?- susurre

-Porque quería que confiaras en mí, y así cuando Dylan se acercara a ti supiera exactamente que decir, que hacer para que tú cayeras redondita a sus pies- terminó la frase Leila apuntando su dedo a sus pies. Mi respiración se agitaba cada vez más y un insoportable dolor de cabeza ya empezaba formarse en mis sienes.

- Apostaste que Dylan- sisee ahora con rabia.

-Tu virginidad por su puesto, porque supongo que lo eres ¿verdad?- tercera puñalada; estaba muerta.

-Pero querido perdiste más de un año de tu vida y aun así no lograste nada- Leila se puso de pie y pasó junto a mí con dirección a la puerta. No sin antes empujarme con su hombro.

-O quizás, si logres algo después de todo- dijo siniestramente Leila detrás de mí, cuando escuche como abría y cerraba la puerta con clic del seguro la piel se me puso de gallina. Gire sobre mis pies y me lance a la perilla la cual no abrió. Maldita sea.

- A dónde vas preciosa- el aliento a alcohol de Dylan golpeo mi mejilla. Fui aplastada por su peso contra la puerta acorralándome. Intentó meter sus manos bajo mi vestido pero empecé a pelear hasta recordar un movimiento que mi hermano me había enseñado. Despeje mi brazo derecho de su agarre y lo moví con todas mis fuerzas. Dirigí mi codo hacia sus costillas.

Aproveche su asombro para salir de la pequeña prisión de sus brazos pero antes de que me alejara ni dos pasos agarro mi cabello atrayéndome hacia el nuevamente. Patee, grite, y arañe todo lo que pude hasta que sentí su palma derecha estrellarse duramente contra mi mejilla para después dejarme caer al piso.

-¿Porque lo hiciste?- pregunté nuevamente desde el piso. Deseaba que todo fuera una mala broma. Él llevo sus manos a su cabello negro y lo revolvió mientras me miraba fijamente con sus ojos color miel. Me sonrió maliciosamente.

-Ya te lo dije, ¿acaso eres sorda?- respondió fríamente. Caminó a mí alrededor mientras yo clavaba los ojos en el suelo.

-Quería tenerte niña, quería poder presumir que yo fui el que le quitó la inocencia a la inalcanzable Celina Song- dijo mi nombre con asco.

-La pequeña y mimada hija del acomodado doctor y la reconocida editora Song- mi corazón se hacía pedazos. Quería arrancarme la piel a tiras solo para deshacerme de cada uno de los lugares que él tocó.

-Eres un desgraciado ¿lo sabías?- escupí amargamente. Dylan se agacho a mi altura desde el suelo y tomó nuevamente mi cabello entre sus dedos, lo suficientemente fuerte como para obligarme a ponerme de pie y mantenerme inmóvil.

-Escúchame bien tonta- gruño a centímetros de mi cara.

-Nunca te quise, siempre ame a Leila lo único que quería de ti es esto- dijo apretando mi pecho derecho con su mano. Mis lágrimas contenidas se derramaron por la punzada de dolor. Respiré hondo y reuní cada gota de valor que tenía en mi cuerpo para acercarme aún más a él. Concentré toda mi fuerza en mi pierna izquierda y lancé un rodillazo a su entre pierna.

Dylan me lanzó contra el piso antes de doblarse de dolor. Mi cabeza chocó contra algo duro y frío haciendo que mi vista se nublara. Hice un esfuerzo sobre humano para arrastrarme y llegar a la salida pero mi cuero cabelludo dolió cuando nuevamente sentí como era impulsada hacia arriba

-Estúpida- gritó Dylan contra mi rostro para después darme otra bofetada haciéndome caer de nuevo al piso. Mi boca supo a sangre. El terror se colaba en mí.



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En el texto hay: romance, coreano, grupo

Editado: 15.04.2020

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