-¿Qué haces aquí abuelo?- pregunte con mi cabeza aun apoyada en su pecho, mi abuelo me alejo suavemente para poder mirarme.
-Cariño puede que yo no pregunte ni opine sobre muchas cosas, pero yo sé todo lo que sucede con cada uno de los miembros de mi familia- Felicidad verdadera inundo mi corazón.
A pesar de todo ese sentimiento de tranquilidad que me invadía, sentía como unos ojos taladraban mi espalda. Mi abuelo se percató de mi nerviosismo y soltó mis hombros.
- Ve mi niña, ese chico ha estado mirándote durante toda la noche y creo que al menos merece tu gratitud.
Llene mis pulmones con aire di media vuelta y camine hacia donde el chico alto me esperaba. Mi corazón empezó a palpitar como un loco a medida que me acercaba y mis manos sudaban. Por un momento clave mis ojos en el suelo pero luego los fije en los de Su Jin. Sus ojos reflejaban esperanza a medida que nuestro espacio de separación se acortaba.
Pero del mismo modo en que esos ojos desprendían esperanza viva, vi como todas aquellas se destruyeron cuando mi cuerpo paso rozando el suyo sin siquiera dar tiempo a que pudiera detenerme. Me abalance a los brazos de Yul, deje que el amor de una amistad verdadera calmara el ritmo maratónico de mi corazón. Cuando deshicimos el abrazo ambos nos sonreímos cómodamente.
-No sabía que ibas a venir.
-Bueno de eso se tratan las sorpresas- respondió alegremente
-Gracias por estar aquí- Yul le restó importancia a mis palabras con un ademán de su mano - para que están los amigos si no es para apoyarse en los momentos difíciles.
-¿quieres ir por un café?
- si sabes qué hora es ¿verdad?- Yul miro su reloj de muñeca y abrió sus ojos sorprendidos.
- buenos entonces ¿quieres ir a comer ramen?, conozco un lugar que está abierto aún. Algo insegura mire hacia donde se encontraba mi abuelo hablando por celular, le hice señales de que me iba y el asintió mientras me regalaba otra sonrisa. Vaya tal vez mañana tenga calambres en el rostro. Yul y yo caminamos hacia la salida trasera y en ningún momento mire hacia atrás.
Estaba decidida a no permitir que me volvieran a lastimar.
Fin