Mi yo del futuro en el amor

Capítulo 4: Sombra del pasado

Aydee llegó a casa esa noche con un nudo en el estómago. El café pagado, las cartas misteriosas… y Dioel, tan arrogante como enigmático. Todo la hacía pensar en una sola cosa: ¿Y si es cierto? ¿Y si lo estoy arruinando antes de que empiece?

Se sirvió una copa de vino y se sentó frente al ventanal. Las luces de la ciudad parpadeaban como si quisieran recordarle algo.

Tomó su diario —ese que no abría desde hacía meses— y pasó las páginas hasta llegar al día que su vida amorosa cambió para siempre.

Luis.
El nombre le quemaba aún.
Él fue su gran amor, su compañero de sueños… y su gran decepción.

Recordó cómo le prometió que estarían juntos en todo. Cómo ella confió, cómo apostó por él. Y cómo, una noche, descubrió los mensajes con otra.
"Era solo una distracción", dijo él.
"Yo solo fui tu trampolín", respondió Aydee, mientras cerraba la puerta para siempre.

Desde entonces, levantó murallas. Se enfocó en su carrera. Aprendió a no esperar nada de nadie.

¿Y ahora el destino, o lo que fuera esto, le pedía que confiara de nuevo?
¿Justo en un hombre que parece tan emocionalmente inaccesible como Dioel?

Suspiró.
Quizá no estaba lista.
Quizá nunca lo estaría.

Pero mientras cerraba el diario, la tercera carta cayó sobre su mesa. No tenía idea de cómo había llegado ahí.

> “Aydee, sé que aún tienes miedo. Pero el pasado no puede definir el futuro. Si no sueltas esa sombra, te perderás del sol. Dioel no es Luis. Y tú ya no eres la misma. El amor puede doler, sí. Pero también puede salvarte.”

Aydee lloró en silencio. No por Dioel.
Por ella. Por todo lo que aún no había sanado.

Y por primera vez… pensó que tal vez, solo tal vez, valía la pena intentarlo.

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Capítulo 5: Un gesto inesperado

El día comenzó como cualquier otro. Aydee se preparó rápidamente, intentando despejar su mente de las cartas y de Dioel. A veces, era más fácil ignorarlo que enfrentarse a la incertidumbre que él le provocaba. Llegó al trabajo con una mezcla de ansiedad y determinación. Necesitaba concentrarse en el proyecto.

El equipo estaba reunido, discutiendo los detalles del diseño estructural del nuevo centro comercial. Aydee se mantenía al margen, como siempre, observando y tomando notas. Dioel, por su parte, parecía completamente absorbido en sus planos, analizando cada detalle con una precisión que impresionaba.

En un momento, cua…
[21:44, 5/2/2025] Aydee Zambrano C: Aquí tienes el desarrollo del Capítulo 6: Cita accidental de "Mi yo del futuro en el amor":

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Capítulo 6: Cita accidental

La tarde transcurrió con normalidad, pero Aydee no podía dejar de pensar en el gesto de Dioel. Esa sonrisa fugaz, tan rara en él, había dejado una marca en su mente. A pesar de su esfuerzo por concentrarse en el trabajo, algo dentro de ella se agitaba cada vez que pensaba en él.

Esa noche, después de un largo día, Aydee decidió salir a despejarse un poco. No tenía planes, solo necesitaba un cambio de aire. Se dirigió al pequeño café al final de la calle, el que solía visitar cuando quería estar sola y pensar sin ser interrumpida.

Al entrar, el aroma a café recién hecho la envolvió, y la calidez del lugar la hizo sentirse un poco m…
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Capítulo 7: Confesiones al viento

La semana pasó lenta, arrastrándose entre reuniones, proyectos y correos interminables. Aydee no podía dejar de pensar en Dioel, pero aún no sabía qué hacer con esas sensaciones que lo rodeaban. Él parecía tan distante y tan cercano al mismo tiempo. Cada vez que coincidían, algo dentro de ella se activaba, como si algo invisible los conectara, pero nunca lograba entenderlo completamente.

Una tarde, al final de la jornada laboral, Aydee decidió salir a caminar para despejarse. El clima era fresco, y el aire limpio le hacía bien. No había plan, solo quería caminar sin rumbo, pensando en todo lo que había sucedido. Las calles estaban tranquilas, y el sonido de sus pasos resonaba en el pavimento. Fue entonces cuando escuchó una voz familiar.

—¿Aydee?

Giró rápidamente y, para su sorpresa, allí estaba Dioel, de pie frente a ella, con una expresión que no lograba descifrar. Estaba despeinado, como si acabara de salir de una reunión de trabajo. A su lado, un café en mano.

—Te vi desde la esquina —dijo Dioel, sin poder evitar una pequeña sonrisa—. ¿Puedo acompañarte?

Aydee no sabía si era una buena idea, pero asintió, incapaz de decirle que no. Ambos comenzaron a caminar juntos, en un silencio cómodo. A medida que avanzaban, el peso de la conversación que ella había estado evitando parecía más palpable. Dioel no estaba actuando como el hombre arrogante que conoció al principio. Algo en su comportamiento era diferente, más cercano, más humano.

—¿Estás bien? —preguntó él después de un rato, rompiendo el silencio.
Aydee se sorprendió por la suavidad de su voz. No era el tipo de pregunta que uno esperaría de un ingeniero civil, alguien tan centrado en los detalles.

—Sí, solo… necesitaba pensar. —Aydee lo miró de reojo, buscando algo en su expresión que le diera pistas sobre qué tan sincero estaba siendo en ese momento.

Dioel se detuvo y la miró fijamente.
—A veces, el trabajo y la rutina nos hacen olvidar lo que realmente importa. —Pausó, como si mediera cuidadosamente sus palabras—. He estado pensando en lo que te dije la otra vez, en el café. En el hecho de que tal vez estamos más conectados de lo que pensamos.

Aydee se sintió nerviosa, sin saber si había escuchado bien. ¿Estaba Dioel admitiendo que se sentía igual que ella?




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