Mi yo del futuro en el amor

Capítulo 16: La tormenta antes del sol

A medida que se acercaba la fecha de presentación del proyecto, la presión comenzó a apretar desde todos los frentes. Entrevistas, revisiones, reuniones con ejecutivos… y decisiones de último momento. Aydee sentía que el sueño por el que tanto había luchado estaba a punto de hacerse realidad. Pero con él también llegaron las tensiones.

Una noche, en plena revisión final, Dioel propuso un cambio en la presentación visual. Un detalle técnico que, según él, podría hacer la diferencia ante los inversores.

—Si lo mostramos con esta nueva estructura, resaltará el enfoque de integración urbana —explicó, mientras mostraba el diseño.

Aydee lo miró, incómoda.

—Eso rompe con el concepto original. Cambia la esencia.

—Pero puede gustar más. Es una mejora.

—¿Una mejora o una concesión?

La conversación subió de tono sin que se dieran cuenta. No era solo el plano lo que discutían. Era el control, la confianza, el miedo al fracaso.

—Aydee, no es solo tu proyecto —dijo Dioel, molesto.

—¡Lo sé! Pero fui yo quien creyó en esta idea cuando nadie más lo hizo. Ni tú.

Silencio.

La herida que ella aún no sanaba se asomó sin aviso.

Dioel respiró profundo.
—No estoy contra ti. Estoy contigo. Pero si esto nos va a separar… tal vez debamos replantear qué estamos priorizando.

Aydee no respondió. Cerró la laptop y salió del salón. Necesitaba aire. Necesitaba pensar.

Esa noche, caminó sin rumbo por las calles que tantas veces había recorrido sola. Ahora lo hacía otra vez, pero dolía más. Porque por primera vez, no quería estar sola.

Al volver a casa, encontró una carta inesperada. No estaba bajo la almohada ni en la puerta. Estaba en su bandeja de entrada, enviada desde una dirección desconocida. Pero la letra digital… era la suya.

> “No huyas. No repitas el patrón. Él no quiso herirte. Solo quiso ayudarte. A veces el amor también se equivoca. Pero si vale la pena… vuelve a intentarlo. La tormenta pasará.”

Aydee cerró los ojos. No era solo un mensaje. Era una oportunidad de elegir de nuevo.

Al día siguiente, se presentó en la oficina con una nueva versión del diseño: una que combinaba lo mejor de ambas ideas. Donde el plano original se integraba con la propuesta de Dioel sin perder su esencia.

Él la vio entrar, sorprendido. Y cuando ella se acercó y le dijo simplemente: “Construyamos esto juntos”, supo que el sol comenzaba a salir.




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