Mía

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Mía está en su cama, acostada mientras su madre le explica cómo ponerse una toalla femenina.

—Bueno, mira —ordena la madre —, te tenés que poner esta toalla y abrirla es muy fácil. Tenés que abrir el envoltorio así —dice mientras abre el envoltorio —, luego tenes que despegarlo del envoltorio —La mujer despega la toalla del envoltorio —y ahora, tenes que abrir las alitas de la toalla y pegarlo en tu ropa interior... —Toda esa acción lo hace la madre de Mía —Ahora, tenés que pegar las alitas en la parte de atrás de tu ropa interior.

La niña está un poco confundida por la explicación que le acaban de dar.

—Mamá, ¿hasta cuándo tengo que llevar esta cosa? —pregunta.

—Cada tres horas te tenés que cambiar de toallita —dice —. Cuando ya veas que la toalla esté llena de sangre, la agarras —La señora despega la toalla femenina de la ropa interior de su hija y la dobla como si fuese un pañal —, luego pones la toalla en un papel; no importa si es un periódico, una hoja de cuaderno y lo tiras al tacho de basura.

—Supongo que estaré bien —Mía no se siente muy segura con su menstruación —¿Alguna otra recomendación?

—Ya veremos por cuántos días te va a durar y también, si te duele mucho el cuerpo, te daré una pastilla que hará que te deje de doler.

—¿Pastillas? —pregunta. Qué difícil es ser mujer.

—Estás... —Mirana deja de hablar para pensar muy bien lo que va a decir —en una etapa en donde podes tener bebés.

—¡¿Bebés?! —exclama, sorprendida —¡Pero, tengo doce años!

—Claro, que te venga la menstruación no significa que sí o sí vayas a tener un bebé. Sos una niña aún, tu cuerpo no está muy desarrollado todavía.

Esas palabras son un alivio para la niña.

—Mejor descansa, te debe doler todo el cuerpo y eso es normal. Por lo tanto, mañana por la mañana, iré a la farmacia a comprarte una pastilla para que se te pase el dolor.

Mía asiente a la orden de su madre y se acuesta en su cama, no sin antes de que su madre le ponga una bolsa caliente en su estómago.

—Es para que disminuya un poco el dolor de tu estómago —dice y le da un beso en la frente de su hija.

Me convertí en una mujer —piensa al recordar las palabras de su madre.

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06 de agosto del 2015.

Mía se siente terrible, su mañana es horrible. ¿Cómo no va a ser horrible? Si sus piernas le duelen y peor aún, tiene ganas de vomitar.

Trata de recordar si habría comido algo la noche anterior, pero descarta cualquier idea.

Unas imágenes pasaron como la luz; su madre enseñándole a usar una toalla femenina, su madre pegando una toalla femenina en una ropa interior para acción seguida Mía se la pone.

Me olvidé que me convertí en una mujer.

La niña se levanta de su cama para dirigirse a la cocina de su casa, cuando ya está cerca se acuerda que tiene que irse a la escuela.

Se va corriendo otra vez a su habitación y saca su uniforme de su ropero para luego, ponerla en su cama.

Se tira al piso para meter su mano debajo de su cama y sacar sus zapatillas.

Se asusta al escuchar que alguien toca su puerta y la abren. Visualiza el cuerpo de su madre que la mira con el ceño fruncido.

—Hija, ¿qué haces? —pregunta Mirna, cruzándose de brazos.

—Estoy llegando tarde a la escuela.

—Mía, no vas a ir a la escuela. Llamé a tu directora y le dije que estás enferma, que tenés una gripe y no quería que contagies a tus compañeros.

—¿Le mentiste? —Mía no sabe que más preguntarle a su madre, se le hace raro que su madre le mienta a la directora.

—Estás indispuesta, que vayas con la menstruación a la escuela y que vos no sepas como enfrentarla no te conviene.

—¿El tema de la menstruación es muy grande?

Cuando Mía hace la pregunta, ya está su abuela en la habitación.

—Mía, hijita, te la haré corta... Tu madre no quiere que tengas una accidente en la escuela y te manches la ropa.

La niña entendiendo lo que su abuela dice, le regala una sonrisa por ser directa.

—Mirna, hija, tendrías que ser más abierta con tu hija sobre este tema —la señora regaña a su hija.

—¡Mamá! ¡He sido de mente abierta desde que se le bajó la menstruación y aún lo sigo intentando! —exclama con exageración —¡Además...! —Vuelve a hablar —¡vos nunca fuiste de mente abierta cuando yo era pequeña! Tuve que aprender yo sola en esto, ¡según vos porque la menstruación era un pecado!

Mía se siente incomoda por la situación que está ocurriendo con su madre y su abuela. Escuchar las experiencias vividas de su madre y de su abuela lgunas veces es divertido, pero ahora no lo es.

—Eran otros tiempo, Mirna —murmura la señora, haciendo un ademán con su mano.

—No importa —Toma las manos de su hija para luego sonreír —. Mi cielo hermoso.

La mujer axaricia la mejilla izquierda de su pequeña, sorprendiendo a la chica por la forma de actuar de ella. Se pregunta cómo es posible que su madre en un momento esté gritando y a los pocos segundos esté hablando normal y con una voz muy dulce.

—Tu papá va a venir hoy.

Eso sí es una sorpresa para Mía, convivir con su progenitor es muy difícil, ya que, casi no sabe de su vida y la trata como si no fuese su hija.

—¡¿En serio?! —grita con entusiasmo fingido —Si no me fallan mis cálculos, papá no viene desde hace ocho meses.

Hace mucho que no cuenta los días desde la última visita de su padre en su casa. Mía entiende que si él no la quiere por lo que es, no le puede obligar.

—Bueno, ese hijo de puta algún día tenía que dar la cara, pero qué bueno que yo no esté en ese momento porque se la voy a romper.

—¡Mamá! Deja de hablar mal del padre de tu nieta.

—¿Dónde vas a estar, abuela?

—En mi cuarto, no pienso ver a ese perro.

—Mamá —susurra Mirna.

Le quería explicar a su madre que no quiere ver a su padre. Que no lo ve como su padre, sino, más bien lo ve como un conocido medio desconocido. Ya que, el hombre sabe su nombre, su apellido, pero no sabe su edad, ni su cumpleaños, su color favorito, si ella le hace un examen a su padre sobre ella misma, él se sacaría un dos porque solo respondería bien dos cosas; su nombre y apellido. ¿Nunca se habrá preguntado qué necesita su hija o si come? Siempre se lo pregunta todas las noches, pero trata de no pensarlo mucho porque ya no quiere que otro problema le siga haciendo daño.



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En el texto hay: bulimia, mia, tca

Editado: 25.03.2024

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