Mia | Híbridos Rebeldes 1

21. El sueño

Solté de la cuerda del arco al mismo tiempo que ella, me moví con rapidez hacia atrás y, para mi mala suerte, me resbalé cayendo de culo en el suelo.

Mi trasero me dolió como nunca y mi codo derecho me ardió ante el fuerte impacto apenas me retuve en él, alcé el rostro disimulando mi dolor y vi a Hannah moviéndose con una asombrosa agilidad, esquivando las fechas que los hermanos Collins le tiraban.

—¡Ve por la maldita bandera! —le gritó Hannah a su compañero, este le hizo caso y empezó a correr hacia el árbol que estaba a solo unos metros de distancia de nosotros. Como pude, me puse de pie y acomodé una flecha en el arco, el chico seguía corriendo, fijé mi vista en su siguiente movimiento y solté de la cuerda del arco…

Y en el blanco. 

Vi como el chico tiraba su arco en el suelo con gestos de molestia al quedar fuera de juego. 

—¡Ve por la bandera! —me dijo Selene, girando a verme, su hermano seguía tratando de vencer a Hannah, pero esta chica de verdad se sabía mover.

Le hice caso a Selene y, acomodando el arco contra mi pecho, corrí.

—¡No se queden ahí y hagan algo! Están por ganar, elimínenla —escuché el grito de enfado por parte de Hannah. Observé por encima de mi hombro por precaución durante un instante, vi a Abby junto a April y unos chicos más, incluyendo a los otros hermanos Collins intactos y usando sus chalecos azules, me alteré.

Aceleré mis pasos. Escuché como mis compañeros eliminados me gritaban para que me moviera más de prisa, estaba segura que todos estaban apuntando hacia mí, me moví de un lado a otro, estaba llegando y yo hacía de todo para que las flechas no me impactaran. ¿Cómo demonios iba a escalar estando en la mira de tantos?

Me encontraba a tan solo cuatro metros de distancia de mi objetivo cuando inesperadamente me tropecé, cayendo de rodillas al suelo y mis palmas apoyadas en el mismo. Y menos mal tuve ese pequeño incidente porque una flecha voló sobre mi cabeza apenas me agaché.

Giré el rostro y vi a Selene eliminada y a los demás del equipo azul también, nuevamente Hannah estaba sola, sola y quieta apuntando hacia Neisan que se había quedado sin flechas. Miré el carcaj y encontré dos flechas ahí, desde donde yo estaba podía eliminarla. Acomodé la flecha en el cuerpo del arco con las manos temblorosas, las palmas de mis manos estaban rojas y me ardían por el impacto de hace poco, me puse de pie comenzando a apuntar.

Tiré de la cuerda y me fijé en ella, parecía que estaba hablando, todavía estaba de espaldas a mí. El equipo azul y rojo, que ya estaban eliminados, se encontraba en completo silencio, estaba prohibido alertar cuando ya estabas fuera de juego. Todo era silencio menos el viento y el sonido de la naturaleza, Hannah giró y, soltando un suspiro, dejé libre a la fecha.

Un sonido de asombro salió del interior de su garganta, seguido de quejidos y maldiciones luego de que mi flecha impactara contra una zona de su cabeza, un color verde se quedó en su frente como prueba de que ya estaba fuera del juego.

¡Juego terminado y yo gané!                                               

Tiré mi arco y el carcaj en el suelo para salir trotando, con cuidado, hacia el gran árbol, estaba a tan solo un metro de distancia cuando sentí algo helado y pegajoso impactarse contra la parte izquierda de mi cuello.

—¡Y así es como se gana, amigos! —pronunció en un tono alegre una voz masculina, saliendo por detrás de unos arbustos muy cerca del árbol y con el arco de flecha en mano, Jeremy. Levantó su brazo derecho hacia arriba mostrando el arco, recibiendo gritos eufóricos por parte de su equipo mientras se dirigía hacia el árbol, soltó lo que tenía en mano y saltó sosteniéndose de una rama, flexionó un brazo impulsándose mientras alargaba una mano y tomaba la famosa bandera por la que todos peleábamos.

Jeremy la tomó y se soltó, dejándose caer de pie en el suelo.

Me quedé perpleja viéndolo, no me lo podía creer, no podía creerlo ni cuando me toqué el cuello con el dedo índice y vi aquel color amarillento y pegajoso que me marcaba como eliminada. 

—¡Vamos, hermanito!—exclamó, Alexia tirándose contra Jeremy, el cual en ese momento ya tenía la bandera entre sus manos y lo balanceaba hacia todos lados, festejando así el triunfo de su equipo.

—Por lo menos yo estoy fuera de manchas —escuché la voz de Neisan por detrás de mí.

(...)

Las siguientes actividades fueron menos complicadas que la primera, seguíamos teniendo a las mismas personas en el equipo. El tercer juego que jugamos fue mi favorito porque ganamos, se llamaba congela a la reina. Cuando se congelaba a la reina todo el equipo perdía. Se elegía a una chica para que fuera reina, me eligieron a mí, y a esta se le protegía.

Pero no solo se podía congelar a la reina, esa vez se utilizó espadas, no eran filosas porque no se podía herir a nadie y era mejor evitar accidentes, las espadas eran para defenderse y congelar, cuando tocabas alguna parte del cuerpo de la persona, esa se quedaba inmóvil porque ¡sorpresa! había magia en nuestros objetos de defensa, impidiéndole cualquier movimiento hasta que la espada de su reina la tocaba, dándole vida de nuevo.

Fui tirada en el suelo un montón de veces, chicos y chicas me agarraban de la mano para jalarme hacia ellos, protegiéndome cada vez que el otro grupo trataba de congelarme, porque cuando congelaban a la reina; el juego terminaba.

Me encantó tocar con mi espalda el pecho de Hannah, y cuando hice eso ganamos porque ella era la reina del equipo azul, y en ese momento agradecí haber ido en clases de esgrima.

—Estoy que me muero, ¡y mira estos raspones! Pero todo valió la pena, este día fue grandioso —exclamó Abby, mirándonos a las chicas y a mí a través del gran espejo en el interior del baño.

—Fue como tener una batalla de verdad, en serio, fue increíble, sentí esa adrenalina en cada juego, cada actividad era mejor que la anterior —comentó Brenda, peinándose.




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