Michelle Cooper y la marca de la luna.

(capitulo 32) No sabía lo que hacía.


Capitulos finales.

 

 

—Nada, nada —Michelle se excusó—. Sucede que Alex está hablando con Jack y no quise interrumpir.

—¿Segura? —le preguntó Alexa no muy convencida.

—Muy segura.

La gemela vio hacia la cafetería y en efecto Alex estaba conversando con Jack, no creyó que fuera algo importante y jaló a Michelle consigo emprendiendo pasos hacia su mesa.

—oye, deja de hacer eso —se quejó Michelle tratando de mantener la compostura.

Jack y Alex estaban tan sumidos en su conversación que no sintieron llegar a las chicas.

—¿Qué tal todo por acá? —Alexa tomó asiento junto con Michelle.

—Hey, por fin llegan —Alex volteo a verlas—. Comencé a creer que tuvieron problemas con la prueba.

—Eso nunca —le contesto su hermana—. Algunos problemitas leves, pero insignificantes.

—A ti Michelle, ¿Cómo te fue?.

—Bien, creo —contesto algo tímida.

—Debo irme Alex —intervino Jack—. Tengo cosas pendientes en casa, hablamos lueg…

—… ¿Debes irte tan pronto?, quédate un rato más —Alexa lo interrumpió.

Michelle abrió la boca al tope y enseguida la cerro, debajo de la mesa le dio una pequeña patada a la gemela para que se detuviera, Alexa la observó y Michelle con la mirada le dijo como que: qué demonios estás haciendo.

Todos se percataron del incidente y la mesa ahora tomó un ambiente tenso e incómodo.

—Me gustaría quedarme charlando con ustedes pero esta vez no se puede, ya Owen debe de estar esperándome. Adiós.

Se marchó.

—¿Que fue todo eso Alexa? —le preguntó Michelle desconcertada.

—No lo sé, un acto de caridad tal vez.

—Ahórrate tus acticos de caridad —escupió cruzándose de piernas—. ¿y tú Alex, que hablabas con Jack?.

—Nada importante, solo cosas de la vida —le respondió el gemelo calmado—. Hablemos de lo que en verdad importa, la premonición que viste.

—woow, ya eso no es tan importante como creemos —intervino Alexa—. La señorita ahora es víctima de la S.E.F.C

Alex abrió los ojos de par en par sin creer lo que estaba escuchando. Y algo molesto dijo:

—¿Qué rayos hiciste?.

—No sabía lo que hacía, y si no me sometía a la cinta Axel no iba a soltar ni una palabra.

—¿Por lo menos lograste sacarle información?

—Absolutamente todo —Michelle se acercó un poco más a los gemelos sobre la mesa— me dijo que la elementa se llama Morgan, poderosa como el rey elemental, asesina de setecientos brujos, amenazó con destruir el reino mágico de las brujas y hechicero y la última vez que la vieron fue con mi madre.

—Esa puede ser una pista —dijo Alex—-. La tal Morgan debe de saber dónde está tu mamá, el problema es que nadie sabe dónde está ella.

—Eso no es todo, Axel me dijo que el profesor Eduard fue lacayo de Morgan, según que estaba bajo el hechizo Esclavius.

—Eso es imposible —sentencio Alexa—. Un elemental no puede hacer conjuros, mucho menos de ese tipo.

—Alexa tiene razón, ni siquiera existen pócimas capaces de hacer ese tipo de magia. Tampoco creo que él mismo se allá hechizado.

—Aquí hay gato encerrado —dijo Michelle con seriedad.

—Se me ocurrió una idea—dijo Axel con altivez—. Pero es algo complicado. Estaba pensando de venir mañana, aprovechando que es domingo y revisar la oficina del profesor Eduard.

—Excelente idea —le respondió Michelle.

—Creo que se están olvidando que mañana no abra nadie y las puertas de lordfawer estarán cerradas, y sabemos que sus puertas y ventanas son resistente a todo conjuro existente —rebatió la gemela más que obvia.

—Tienes razón Alexa, necesitamos a alguien que se pueda trasportar, a los únicos que conozco son a mis padre y no creo que se atrevan a apoyarnos en esta descabellada idea.

—Yo conozco a alguien —Michelle elevó la voz con la respuesta de su lado, y en seguida su ánimo volvió a bajar—. No creo que nos quiera ayudar.

—¿De quién se trata? —preguntaron ambos gemelos al unísono.

—Jack Spinter.

Los gemelos se vieron las caras confundidos y volvieron su vista a Michelle.

—¿Qué?.

—Sí, él se trasportó en mi casa, de mi cuarto a la habitación prohibida donde encontró los libros. Pensé que era normal trasportarse hasta que supe que Axel no lo podía hacer.

—Es algo normal, para los brujos de tercer año. No imaginé que Jack lo pudiera hacer —dijo Alex—. Entonces lo llamaras y le días que mañana a las ocho de la noche se van a ver en la entrada de la academia.

—¿Qué?... estás loco, yo a él no lo llamo.

—Te tocará hacerlo, o ¿tienes otra opción?

Michelle se quedó callada.

—Eso pensé —se colocó de pie— nos vemos mañana a las ocho de la noche en este lugar. Por cierto, luego hablaremos de la S.E.F.C. Ese tema me preocupo.

Esa misma tarde Michelle llego a su casa se dio una ducha y sin querer quedó profundamente dormida. Todos los problemas le cayeron encima uno sobre otro y aun no tenía rastro de su madre cosa la cual no le hacía bien recordar.

Abrió los ojos y el reloj marcaba las 3:00AM, siguió durmiendo de largo, en ningún momento de la noche su estómago le pidió que lo alimentara, por primera vez su cabeza hizo conexión con su cuerpo hasta que abrió los ojos por la mañana.

La barriga le rugía y no era para menos, había pasado toda la noche sin comer nada, se ducho rápidamente y se dirigió a la cocina buscó algo de comer y ya satisfecha volvió a su recamara.

Sentada sobre su cama se debatió pensando si llamar a Jack o no, sin duda lo necesitaba para entrar a lordfawer y buscar información que la llevara hacia Morgan, por otro lado ambos estaban molesto y las posibilidades de que él la ayudara eran mínimas,

—No pierdo nada en llamarlo o ¿sí?.

Tomo su celular y marco su número.

El celular repico una vez, dos veces y a la tercera se escuchó a alguien del otro lado de la línea:

—Bueno.

—Hola Jack, soy yo. Michelle

Se hizo notar un profundo silencio.



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En el texto hay: engano, secreto, amor romance mentira

Editado: 04.10.2020

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