Microcuentos de terror

31

El hombre se mesó el cabello, frustrado, asustado, confundido. El demonio frente a él sonreía con sorna.

—No es posible —dijo el hombre—. ¡Es imposible! —gritó.

—El trato era dinero y mujeres a cambio de tu alma. Vine a cobrar.

—¿Cómo es posible? ¡Sellamos el pacto hace tres días!

—Fue lo único que tu alma pútrida logró pagar.




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