Lo terrible no fue morir. Lo verdaderamente aterrador fue encontrarme de nuevo con mi familia. Todos reían con locura, todos lloraban, todos estaban cubiertos de llagas y gusanos. Todos ardían.
Y todos me decían, con una escalofriante sonrisa en sus rostros descarnados: bienvenido, hijo. ¡Bienvenido al infierno!
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fantasmas y presencias, demonios y dolor, muertes; leyendas; suspenso; terror.
Editado: 02.12.2023