El bebé tomó el dedo de mi esposa, jugó con él y se lo llevó a la boca. Mi mujer lloraba de felicidad.
—¡Oh, gracias! —dijo entre sollozos.
—¡Feliz día de las madres! —le respondí.
Y pensar que, de no haber asesinado a los antiguos padres del niño, el pequeño no estaría allí, llenado el vacío de madre que mi esposa sufría desde que los médicos la diagnosticaron estéril.
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fantasmas y presencias, demonios y dolor, muertes; leyendas; suspenso; terror.
Editado: 02.12.2023