Estaba agazapado tras la ventana tapiada con madera. La escopeta tenía puestos los dos cartuchos.
Afuera, por una rendija, veía al monstruo (de piel grisácea, cabello quebradizo, rostro macilento y mirada salvaje) embestir con furia la puerta. Los goznes chirriaban en señal de que no iban a resistir demasiado.
Apunté por el resquicio, decidido a disparar. Era el monstruo o yo.
Monstruo, porque esa cosa de allá afuera ya no era mi esposa.
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fantasmas y presencias, demonios y dolor, muertes; leyendas; suspenso; terror.
Editado: 02.12.2023